Escribe: Jorge Manco Zaconetti

La primera inversión fuera de la China Popular en América Latina fue realizada en el Perú con la compra de la empresa estatal Hierro Perú en 1992, en el marco de un cuestionado proceso privatizador durante la dictadura de Alberto Fujimori, proceso que hasta ahora tiene sus consecuencias económicas, sociales y políticas, no del todo positivas.

 

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No solamente se privatizó una empresa minera estatal con reservas de hierro aseguradas para más de 100 años, con maquinaria y equipo, donde el Estado tuvo que asumir los pasivos y deudas por más de 200 millones de soles, casi US $ 200 millones de dólares de la época, para poder venderla.

Las deudas que tenían la empresa estatal con la Sunat, Aduanas, Seguridad Social y diversos proveedores fueron asumidas por el Estado. Por ello, el precio base fue muy bajo menos de US $ 25 millones de dólares según la COPRI de ese entonces hoy Proinversión, que fueron los responsables de la privatización.

En otras palabras, para ser privatizada la empresa Hierro Perú, el Estado, con el gobierno de Fujimori asumió las deudas, limpió los pasivos. Todo ello se investigó en el Congreso de la República en el 2001 en la Comisión de Delitos Económicos, por la evidente subvaluación de los activos.

PRIVATIZACIÓN FALLIDA

A ello debe sumarse que no solamente se transfirió una empresa estatal peruana a otra empresa estatal, en este caso de un país comunista, sino que se privatizó el puerto de San Nicolás, para exclusividad de la empresa ganadora Shougang Hierro Perú, filial de un gigante de la economía estatal china. Un puerto considerado de mayor calado en esta parte del mundo hasta la costa oeste de los Estados Unidos.

Como alguna vez lo afirmara el exministro de Energía y Minas Jaime Quijandría en los primeros años de la década del 2002 en la Comisión de Energía y Minas del Congreso, la privatización de Hierro Perú fue una mala privatización, “pues también se privatizaron los servicios públicos como el suministro de agua y energía” para la población del distrito de Marcona en el departamento de Ica.

Si bien en ese entonces los ingresos obtenidos por la privatización fueron considerados un éxito económico, pues la empresa china pagó más de US $ 122 millones de dólares, casi cinco veces el precio base, y se comprometió a la inversión de US $ 150 millones en tres años (1993/1996), cuestión que se incumplió y fue motivo de comisiones investigadoras en el Congreso de la República.

Que los servicios de agua potable y electricidad de la población de Marcona, ciudad/campamento que está en medio de las reservas probadas y probables de hierro, constituye una fuente renovada de conflictos entre la población y la empresa minera.

A ello se debiera sumar la sobreexplotación de la fuerza de trabajo minera por medio de “services”, contratas de trabajadores que perciben salarios muy por debajo de los trabajadores estables, en una grave desproporción de diferencias salariales por el mismo trabajo en las mismas condiciones laborales. De allí los recurrentes conflictos, huelgas, paralizaciones, hostilidad entre los sindicatos de obreros y empleados con la patronal.

 

huelga Shougang

 

PARTIDO COMUNISTA

Lo curioso de esta situación que esta empresa estatal provoca es que Shougang Hierro Perú es una filial de la Shougang Corporation de la China Popular, que tiene como accionistas y directivos máximos a los miembros del Partido Comunista Chino. Pero el comportamiento laboral de la empresa con sus trabajadores es el mismo que una empresa capitalista: Maximizar la valorización del capital.

Es decir, Shougang Hierro Perú se comporta como una empresa de mercado, con todas las virtudes y defectos de toda empresa capitalista. Maximización de utilidades, sobrexplotación de la fuerza de trabajo, precarias condiciones de seguridad laboral, empobrecimiento ambiental, bajo nivel de tributación, internalización de costos con otras empresas filiales (Shougesa y otras) etc.

Si a ello se agrega que casi el 98 % de la producción de hierro, que se ha incrementado de manera significativa para sumar los 15 millones de toneladas “se exporta” a la China Popular. Es decir Shougang Marcona le vende a su matriz Shougang Corporation, tenemos la película completa.

El problema de fondo es la importancia creciente de los capitales públicos y privados de la China Popular, que tiene la imagen de Carlos Marx en los congresos del partido comunista pero que se comporta en la práctica como una transnacional capitalista, maximizando utilidades y sobre explotando la fuerza de trabajo.

Estas características se reproducen en el comportamiento de otras empresas chinas mineras y petroleras. Es el caso de la Mra. Chinalco con el proyecto Toromocho en el centro del país; o el proyecto Las Bambas en Apurímac en conflicto permanente con las comunidades campesinas; lo mismo acontece en Talara en los campos petroleros del Lote X donde opera la estatal china CNPC y en el lote VI/VII con la china Sapet.

Es tal el nivel de presencia de los capitales chinos que se han convertido en una vigorosa fuente de inversiones en el país, que ha llegado a su clímax con la compra de la empresa de distribución eléctrica Luz del Sur pagando un sobreprecio de US $ 3,490 millones de dólares, donde el Estado peruano debiera tener una participación fiscal por concepto de impuesto a la renta por la venta de activos ubicados en el país.

China Popular se ha convertido en el principal mercado de las exportaciones desde el Perú y un principal inversionista, donde el “gigante asiático” se asegura de materias primas como el cobre, hierro, harina de pescado, agroindustria. Es decir, nuestra dependencia económica con la economía china es creciente, y no siempre de beneficios mutuos.

Redactado el 30 de setiembre de 2020

Publicado en Diario UNO el sábado 03 de octubre del 2020

https://diariouno.pe/columna/las-polemicas-inversiones-chinas/