Lote 88 y consenso nacional
Por Humberto Campodónico
Poco a poco, el planteamiento del impuesto a las sobreganancias mineras se ha ido consolidando y ya se puede decir que es un consenso nacional. En efecto, el concepto está en los planes de gobierno de Gana Perú y de Perú Posible y, hace poco, Keiko Fujimori ha dicho “que está a favor”. Si bien al APRA no se le conoce un “nuevo” plan de gobierno, en diciembre el congresista Carrasco Távara presentó un proyecto para aumentar las regalías a las empresas mineras.
Lo mismo debería suceder con el gas del Lote 88 de Camisea, cuyas reservas se deben destinar exclusivamente al abastecimiento del mercado interno,
desechando la renegociación del contrato en el 2005-2006, que autorizó su exportación. La cuestión es así. Todo el país sabe que Shell encontró el gas de los Lotes 88 y 56, realizando inversiones por US$ 517 millones en las décadas del 80 y 90. Pero como no pudo concretar contratos de explotación tuvo que devolverle –gratis– al Estado el Lote 88, primero, y el Lote 56, después.
Artículo 2.°- Garantía de abastecimiento del mercado interno
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El gas del Lote 88 llegó a Lima en agosto del 2004 y era clarísimo que solo abastecería el mercado interno. Como ese gas provino de un “regalo de Dios”, su precio es regulado, proveyendo de combustible barato a la industria, los hogares y los autos. No solo eso. El precio del gas está absolutamente desconectado del precio del petróleo, lo que constituye una poderosa herramienta para el crecimiento y el desarrollo. Pero desde fines del 2004, la cosa comenzó a cambiar. ¿Por qué? Porque el consorcio Perú LNG quería exportar el gas del Lote 56, pero como las reservas de ese lote son pequeñas, no le alcanzaban para garantizar envíos por un periodo de 20 años (que es lo que se exigen en los contratos de exportación).
A Perú LNG no se le ocurrió “mejor cosa” que impulsar un cambio en el contrato del Lote 88 para que sus reservas también se puedan exportar. Es verdad, aunque usted no lo crea: el pasaporte peruano a la independencia energética y barata se lo querían llevar a México. Los lectores dirán: “pero, bueno, eso no puede haber sucedido porque somos un país que se estima”. Una pena, señores lectores, porque sí sucedió. A fines del 2005 el gobierno autorizó la renegociación del contrato del Lote 88, lo que estuvo listo en un 2x3, pues en enero del 2006 todo había concluido.
Resultado: el Perú ya no dispone de más gas del Lote 88 para su consumo interno. Así, a los industriales ya no se les asigna más gas; tampoco hay gas del Lote 88 para el gasoducto andino, a pesar de que existe un Decreto Supremo que le asigna un billón de pies cúbicos —un (1) tcf, en inglés—. Agreguemos que Alan García, en su discurso del 28 de julio del 2009, dijo que “se cambiaron las leyes con normas de menor jerarquía, lo que constituye un delito”. Ante la protesta general, sobre todo de los cusqueños, el gobierno promulgó el DS 053-2010-EM en agosto pasado. Allí se establece que se debe renegociar otra vez el gas del Lote 88 para que sus reservas sean 100% para el mercado interno. Pero el consorcio se niega a la renegociación y el gobierno hace mutis por el foro. Increíble. DS-053-2010-EM,19 de agosto 2010.
Renegociar ese contrato para lograr la independencia energética del país y dejar atrás el despojo del 2006 —que permite que se lleven el “regalo de Dios” aquellos que no invirtieron ni un centavo en su descubrimiento— debiera ser un consenso nacional, de la misma manera que el impuesto a las sobreganancias mineras.
Sin embargo, a pesar de que existe un DS-053, buena parte de los partidos políticos no han tenido una posición clara, salvo Gana Perú que sí lo afirma explícitamente. Es hora ya de lograr ese consenso nacional.
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