Por Alfredo Palacios Dongo
La energía se ha convertido en una gran preocupación geopolítica en el mundo debido a factores como el cambio climático, el elevado precio del petróleo, las bajas reservas de combustibles alternos, el incremento de demanda energética, los liderazgos, intereses, tensiones vecinales y diferencias históricas de los países, nacionalismos, estatismos, ausencia de instituciones regionales sólidas, malas gestiones energéticas, entre otros.
En el Perú el sistema energético, además de escaso (3 millones sin acceso en zonas rurales) es muy frágil debido a que casi el 50% de la electricidad depende del gas de Camisea, por lo que resulta imprescindible proyectar la construcción de nuevas centrales hidroeléctricas (superando problemas socio-ambientales), nuevas líneas de transmisión, y plantas de energía renovable para diversificar la matriz energética y asegurar su abastecimiento, entre ellas, la energía geotérmica es una importante fuente alternativa limpia.
La energía geotérmica se obtiene del calor interior de la tierra mediante perforación de pozos para conducir el vapor a alta presión de la corteza terrestre hacia una planta en la superficie para hace girar una turbina y producir energía eléctrica. Mientras la energía solar depende del sol, la eólica del viento, la hidroelectricidad del agua, éstos elementos no siempre están disponibles, en cambio, la geotérmica puede ser aprovechada desde el subsuelo con altos factores de utilización, de forma permanente y previsible.
Nuestra capacidad energética bordea 6,500 MW y la demanda es de unos 6,000 MW, pero si el crecimiento eléctrico se mantiene, esta se duplicaría en 10 años. Para la generación de energía geotérmica contamos con un gran potencial por nuestra ubicación en el Cinturón de Fuego del Pacífico. Según la Agencia Internacional de Cooperación del Japón son explotables 3,000 MW (el 50% de la demanda actual) en diversos campos geotérmicos de aguas termales y en el eje volcánico sur, principalmente en Arequipa, Moquegua, Cusco, Puno y Tacna.
Bajo este panorama, en el Perú contamos desde hace 15 años con la ley N.° 26848 (julio 1997) “Ley Orgánica de Recursos Geotérmicos” y su Reglamento aprobado el 2006 y reemplazado el 2010. Esta normatividad converge en el aprovechamiento de esta energía de la que el Estado promueve su desarrollo para asegurar el crecimiento, bienestar de la población y la diversificación energética, sin embargo, a pesar del gran potencial con que contamos y sus excelentes bondades para el medio ambiente, es muy poco lo que se ha avanzado en la fase de estudio y exploración, así como para promover en el país una base técnica-científica en dichos recursos geotérmicos.
Artículo de Alfredo Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 1 de diciembre de 2012