Humberto Campodónico
El proyecto de ley para modernizar la Refinería de Talara de Petroperú es una buena noticia. Esta es necesaria porque no se puede seguir utilizando combustibles con alto contenido de azufre que causan enfermedades respiratorias –su tratamiento cuesta US$ 110 millones anuales.
La modernización incluye el aumento de su capacidad en 50% y mejoras tecnológicas que aumentan su eficiencia y permitirán la refinación del petróleo pesado de la selva (que ya produce Perenco), disminuyendo la importación de 30,000 barriles diarios, lo que mejora la balanza comercial.
El proyecto comenzó en el 2008, cuando el directorio de Petroperú aprobó el diseño básico y el estudio de factibilidad de la consultora Arthur D. Little. En el 2009 se obtuvieron las licencias de los principales equipos de empresas de primera línea, como Exxon Mobil, Axens y UOP y en el 2010 Técnicas Reunidas de España ganó el concurso para la ingeniería. En el 2012, Société Générale de Francia ganó el concurso para estructurar el financiamiento. La ingeniería fue presentada en noviembre del año pasado y el monto de la inversión es US$ 2,730 millones —más US$ 770 millones de empresas privadas para electricidad y agua, entre otras obras—. Este monto ha sido validado por dos empresas, Arthur D. Little en el 2012 y la francesa Technip en el 2013.
Sus informes coinciden en que el diseño y el monto de la inversión se ajustan a los estándares internacionales. Eso es clave porque demuestra que los profesionales de Petroperú han logrado conformar un proyecto de calidad y talla mundial. Muy bien.
También hay que destacar que el proyecto es rentable y se va a financiar con endeudamiento externo, que será pagado con el flujo de caja de Petroperú. Sin embargo, en algunos años éste no será suficiente, por lo que el proyecto de ley (PL) contempla un aval del Estado para garantizar el servicio de la deuda.
Justamente por eso es necesario que Petroperú explote el Lote 64, que le fue cedido por Talisman el año pasado, con lo cual vuelve a tener un lote petrolero —los que tenía fueron privatizados en 1996—. Como se sabe, el negocio refinero tiene márgenes de ganancia muy pequeños, a diferencia de las grandes rentas que otorga la producción de petróleo. Esa integración vertical debe complementarse con el otorgamiento a Petroperú del 100% de los lotes de Talara, que revierten al Estado en estos años.
El PL causa una polémica innecesaria al elevar la venta de acciones de Petroperú hasta el 49% y lo mejor sería mantener el tope de 20% de la Ley 29817 de diciembre del 2011. Ciertamente, la inversión privada es bienvenida (sucede en Ecopetrol y Petrobras) por varias razones, entre ellas porque permite a la empresa pública competir de igual a igual con las empresas privadas. Por ejemplo: a Petroperú no se le devuelve el crédito fiscal del IGV por la venta de combustibles en la Amazonía: S/. 220 millones anuales. La presencia de inversionistas minoritarios en el Directorio no permitiría que esto suceda. ¿Contemplará el PL la eliminación de esta aberración que disminuye el flujo de caja de Petroperú?
Hay muchos otros temas que tratar como el Buen Gobierno Corporativo. Subrayemos, sin embargo, que Petroperú ya lo aplica, por lo que ha sido premiado por la Bolsa de Valores en el 2011, 2012 y 2013. También está pendiente una reingeniería de Petroperú, sobre todo en finanzas, gerenciamiento y tecnologías de la información. Ahora es cuando, pues ya está definida Talara y la explotación del Lote 64. El anuncio del viernes pasado nos acerca un poquito –no mucho– a la tendencia mundial dominante, donde el 85% de las reservas de petróleo pertenece a empresas estatales. En la Región, todos los países —todos— tienen petroleras estatales (los que privatizaron, Bolivia y Argentina, ya están de regreso). El anuncio también nos aleja —algo, aunque no mucho— de la subsidiariedad del Estado en la actividad empresarial que permanece como mueble obsoleto de la Constitución de 1993 pero que, sin embargo, marca la agenda de algunos ministros del actual gobierno.
El tema de fondo es potenciar a Petroperú para que cumpla con las políticas de Estado que se le encomiendan, liberándola de las amarras que le quieran imponer los gobiernos de turno. Eso aún no sucede, como lo demuestra el reciente cambio de la norma para la elección de los miembros del Directorio, pues podrán ser removidos cuando los ministros lo decidan. Lo que no está bien y debe enmendarse.
Dicho esto, el pueblo talareño merece un saludo especial por su tenacidad para el logro de este anhelo que beneficiará también a todo el país, impactando favorablemente sobre el crecimiento. En suma, con este PL —aún con sus altibajos— el gobierno cumple una promesa y hay mejores condiciones para potenciar a Petroperú. El Congreso debe estar a la altura de la circunstancia.
La República, 09.12.2013