Cuando empezó su gestión este gobierno nombró a un experto como el Ing. Humberto Campodónico, que acometió con coraje y conocimiento, luego de 20 años de abandono, la repotenciación de Petroperú. En diciembre de 2011 este Congreso aprobó la Ley de Fortalecimiento y Modernización de Petroperú, que permitía a la empresa estatal cotizar en bolsa y vender al sector privado hasta el 20% de sus acciones. El Ing. Campodónico impulsó asimismo la modernización de la refinería de Talara, terminando, antes de ser renunciado, todo el proyecto respectivo. Pero, con el curso del viraje neoliberal de Ollanta Humala y la salida de Campodónico empiezan los desvaríos.
A inicios de año, el actual gobierno mostró las intenciones de comprar el 51.3% de las acciones de Repsol (que incluía 200 grifos y la refinería La Pampilla) bajo el argumento de que el Estado debería proveer de gas natural y gas licuado a una mayor cantidad de ciudadanos. Es más, el Ministro de Energía y Minas, Jorge Merino, argumentó que el Estado tenía la obligación de brindar seguridad energética al país.
En abril, se aprobó el reglamento de Ley de Fortalecimiento y Modernización de Petro-Perú, en el cual se señalaba que nuestra estatal de hidrocarburos podía realizar todas las actividades del negocio petrolero: exploración, producción, refinación y distribución. Con ello se proponía también la explotación del lote 64 en Talara. Este reglamento quedó vigente a pesar de que el gobierno retrocedió en la compra de las acciones de Repsol.
Sin embargo, con la reciente aprobación de la Ley 3062 en el Congreso, se desvincula a Petroperú de toda actividad económica productiva, dejándola solo como refinería y además se aprueba la venta de hasta el 49% de sus acciones al capital privado.
¿Cómo es posible que se apruebe un reglamento de ley, se expresen deseos de comprar una refinería, se obtenga un nuevo lote para la exploración y explotación de petróleo y seis meses después se haga todo lo contrario? ¿Cuál es la brújula del gobierno en cuanto al tema energético en el Perú? ¿O es que ya la perdieron?
Según el Ministro de Economía, Miguel Castilla, la participación privada en Petroperú evita que esta empresa sea tratada como una caja chica, como se ha tratado a las empresas públicas históricamente. “Arriesgado sería meterse a exploración, arriesgado sería meterse a actividades de comercialización, que no corresponden con el costo de oportunidad que puede tener el Estado dedicándose a otras actividades. No soy bipolar, soy coherente en lo que hago, hemos analizado técnicamente el proyecto, hemos visto que hay estudios que lo respaldan y hemos visto las limitaciones de lo que puede y no puede hacerse”, puntualizó Castilla. Sin embargo, parece que se ha curado de la bipolaridad porque no se opuso abiertamente a la ley de diciembre de 2011 ni a los esfuerzos modernizadores de Campodónico. ¿O es que acaso estaba esperando el momento propicio para conseguir sus objetivos?
El gobierno actúa en temas de política energética como una veleta. Por un lado, estaba de acuerdo en comprar una institución como Repsol que demostró estar al borde de la quiebra para cumplir con el compromiso de modernizar La Pampilla. Ahora, sin tener razones de peso, se quiere deshacer del 49% de activos de PetroPerú de una manera poco clara y aparatosa. ¿Cómo podemos asumir esta situación? ¿Qué nos espera más adelante?
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