Dependencia y fragilidad energética
Por Jorge Manco Zaconetti
Desde el 2004 nuestro país se beneficia de los efectos positivos de Camisea, en el sentido que somos menos dependientes del petróleo importado lo cual en los últimos años ha significado un ahorro importante de divisas. También hay que decir que un poco más del 50 por ciento de la energía se genera a partir de la quema de gas natural proveniente de los campos del lote 88 y desde el 2014 del gas que se obtiene del lote 57.
Se debe tener presente que el gas natural del lote 56 se exporta a precio de “huevo roto”, con regalías lesivas al país, gracias a los contratos de la era PPK cuando era al mismo tiempo ministro de estado y ejecutivo privado durante el gobierno de Alejandro Toledo. A partir de los escándalos producto de la corrupción del caso Odebrecht, y su relación con el actual presidente, amerita que se reabra a nivel del Congreso de la República la investigación sobre los cambios contractuales que se hicieron para hacer posible la exportación de gas natural proveniente del lote 56.
Sin embargo, gracias a los precios regulados del gas natural del lote 88 se ha expandido una cultura del gas natural que por ahora beneficia por lo menos a 500 mil familias de Lima-Callao, Ancash, La Libertad, Lambayeque, y por sur a los usuarios de Ica, Arequipa y Moquegua. Faltando el departamento piurano por una controversia gasífera que perjudica a los más pobres, gracias a la incapacidad e inopia del ministerio de energía y minas.
Rentas regionales
Desde el punto de la distribución de la riqueza los beneficios son múltiples sea por el canon gasífero que percibe el Cuzco que se financia con el 50 por ciento de las regalías pagadas del lote 88 y 56 más el 50 por ciento del impuesto a la renta que paga el Consorcio Camisea al fisco, que sea dicho de paso, recursos que han sido una fuente de corrupción en los gobiernos locales en especial del distrito del Perú, Echarate, de la provincia cuzqueña de La Convención, y del gobierno regional. Por ello algunas autoridades están en problemas con la justicia.
También gracias a las regalías pagadas por la explotación de los líquidos de gas natural y gas natural provenientes de los lotes 88, 56 y supongo que también del lote 57 se financia el llamado Fondo de Desarrollo Económico y Social de Camisea (12% de las regalías) que deben distribuirse a los departamentos de Ayacucho, Huancavelica, Ica y Región Lima, incluso la región de Ucayali tiene su participación en las regalías.
Este panorama nos expresa la importancia estratégica que tiene la explotación de gas natural y líquidos de gas natural que provienen de los lotes que conforman el Gran Camisea, lote 88, 56 y 57, con la salvedad que el gas natural del lote 56 está destinado a la exportación.
Afectación gasífera
En este contexto cualquier ruptura de los ductos sea de gas natural o de los líquidos de gas natural como sucedió el 3 de febrero pasado tiene consecuencias negativas, perversas en la economía del país. Empezando por las poblaciones nativas y cercanas a la ruptura que se ven afectadas ambientalmente; también se perjudican las empresas eléctricas que dependen del abastecimiento de gas natural como insumo en la generación de la electricidad, pues la alternativa es el uso de combustibles más caros como los residuales o el diésel. En el mismo sentido, las empresas industriales que demandan gas natural, como el parque automotor que usa GNV y las familias que demandan este hidrocarburo.
Es evidente que al paralizarse la producción, sea por una semana o más días hay una afectación en los ingresos fiscales, pues se perciben menores regalías, pues éstas se determinan sobre la producción fiscalizada. Por tanto hay un perjuicio, un daño a los ingresos regionales, como el canon gasífero y el Focam, a los departamentos que dependen de estas rentas territoriales.
Sin embargo, nuestra dependencia no es solamente con el gas natural del lote 88 cuya producción alcanzó los 637 millones de pies cúbicos diarios en el año 2017, y en menor medida del gas proveniente del lote 57 con una producción de 150 millones de pies cúbicos diarios en el 2017, sino también con los líquidos de gas natural (LGN) que se obtienen simultáneamente con la extracción de gas natural.
Sí amable lector, Usted debiera saber que el gas licuado de petróleo (GLP), más conocido como gas familiar que se vende en balones de 10 kilos o al granel, en su mayor porcentaje proviene de la transformación de los líquidos de gas natural que se realiza en la Planta de Pisco, operada por la petrolera Pluspetrol Perú Corporation (PPC), donde se convierten los líquidos del lote 88, 56 y 57 en gas licuado de petróleo, diésel limpio y nafta que sobre todo se exporta, pues constituye un insumo petroquímico de la mayor importancia.
En resumen, una ruptura del ducto que traslada los líquidos de gas natural desde los yacimientos del lote 88 (Malvinas) hacia Pisco, tiene una importancia de la mayor trascendencia, pues afecta directamente la producción de GLP que se constituye en el tercer combustible con mayor demanda después del diésel 2, el gas natural, de allí nuestra preocupación por afianzar la seguridad energética.
Líquidos de gas natural: el lomo fino
Siempre hemos afirmado que para el Consorcio Camisea el atractivo en la explotación está en relación a los líquidos de gas natural que a diferencia de los precios regulados del gas natural del lote 88, los precios de los líquidos tienen una referencia internacional como el petróleo. Así, cuando los precios del crudo bordeaban los 100 dólares el barril, los líquidos estaban sobre los 85 dólares. Por tanto, el Consorcio Camisea ha gozado de un período de bonanza cuando los precios de los hidrocarburos estaban sobre los cien dólares el barril.
También hay que decir que los ingresos regionales, canon gasífero y Focam, y los ingresos que quedaban para el fisco dependientes de la explotación de los hidrocarburos de Camisea también se beneficiaron de las “vacas gordas” Esta bonanza ha terminado y con precios normales del petróleo crudo sobre los 60 dólares el barril, los líquidos de gas natural se mantienen por debajo de los 50 dólares el barril, con lo cual los ingresos, las utilidades y las rentas fiscales son menores en relación a los años de la llamada “bonanza gasífera”
Ello se puede observar en el cuadro “Perú: Pago Anual de Regalías de Líquidos de Gas Natural por Lotes 2009-2017”, donde se observa la evolución de las regalías, es decir los ingresos que perciben el estado, por la explotación de los líquidos de gas natural, donde la preminencia la tiene el lote 88 cuya producción está bajo responsabilidad de Pluspetrol Perú Corporation. Le sigue el lote 56 bajo la misma empresa operadora, y desde el 2014 ocupa un tercer lugar en la producción de líquidos el lote 57 bajo responsabilidad de Repsol.
Así, en el 2009 el lote 88 con una producción de 36,590 barriles de líquidos diarios abonó al fisco por concepto de regalías la suma de US $ 206.7 millones de dólares. Mientras que el lote 56, para el mismo año, con una producción de 34,435 barriles de líquidos diarios pagó al estado la suma de US $ 203 millones de dólares.
En su conjunto, con la producción marginal de otros productores en el 2009 tales como Z-2B Savia Perú y Aguaytía en el 31-C, el estado percibió la suma de US $ 440 millones de dólares.
En el mejor año, el 2013 el lote 88 con una producción diaria de 62,846 barriles de líquidos abonó al fisco por concepto de regalías la suma de US $ 525 millones de dólares. Mientras que el lote 56, para el mismo año, con una producción de 38,168 barriles de líquidos pagó al estado la suma de US $ 342 millones de dólares.
En su conjunto, con la producción marginal de otros productores en el 2013 tales como Z-2B bajo responsabilidad de Savia Perú y de Aguaytía en el 31-C, el estado percibió la suma de US $ 931 millones de dólares, el monto más alto percibido por concepto de regalías gracias a la explotación de los líquidos de gas natural.
Lamentablemente al derrumbarse el precio internacional del petróleo crudo, también se tiran al piso los precios de los líquidos de gas natural, y por tanto se afectan las regalías pagadas como también los ingresos regionales.
Como se podrá observar en el cuadro respectivo en el 2014 el total de regalías provenientes de la explotación de los líquidos de gas natural, disminuyó alcanzando los US $ 829 millones de dólares. En el 2015 siguieron cayendo para llegar a los US $ 319 millones y en el 2016 fueron mucho menores pues apenas alcanzaron los 294 millones de dólares.
En el 2017 se vislumbra una ligera recuperación pues las regalías percibidas por la explotación de los líquidos de gas natural alcanzaron los US $ 407 millones de dólares, por debajo de la mitad de lo que pagó en el 2013 y 2014, como resulta evidente, con una grave afectación a los ingresos regionales.
Se cae la producción de LGN
Se debe tener presente que el 50 por ciento de los líquidos de gas natural producidos se convierten por un proceso de fraccionamiento al igual que una refinería, los líquidos son sometidos a elevadas temperaturas y se transforman en GLP, diésel y nafta.
El problema es que la producción de líquidos está en bajada desde el pico más alto alcanzado en el 2013 cuando arribó a los 104,622 barriles diarios, siendo responsable el lote 88 con una producción de 62,846 barriles diarios, seguido por el lote 56 que sumó los 38,168 barriles por día. Los otros productores como Savia y Aguaytía son marginales.
Lo que debiera preocupar es esta tendencia decreciente en la producción de líquidos que desde el 2013 con un pico de 104,622 barriles por día al 2017 ha disminuido a los 90,778 barriles diarios. Ello significa que cada día se extraen más millones de pies cúbicos de gas natural para extraer menores volúmenes de líquidos de gas natural, lo cual lentamente nos está volviendo dependientes del GLP importado, pues la producción interna de este derivado no está satisfaciendo el mercado interno.
Ello debiera ser evidente pues con una producción de líquidos en el 2017 de 90,778 barriles por día calendario, el 50 por ciento resulta aproximadamente 45,389 barriles diarios de GLP que sumadas a la producción de las refinerías de GLP un promedio de 6 mil barriles, totalizan una producción diaria cercana a los 52 mil barriles de este esencial combustible, con lo cual tenemos que comprar en el exterior más de 8 mil barriles diarios de GLP para poder abastecer el mercado interno, lo cual no deja de ser una cruel paradoja.
Al margen que la producción de GLP obtenida a partir del proceso refinero tiene mayores costos en relación a las plantas de fraccionamiento como la Planta de Pisco, debiera preocupar esta decreciente producción de los líquidos de gas natural, que por razones ligadas al factor agotamiento natural, luego de casi 14 años de explotación nos está expresando la naturaleza de un recurso finito en el tiempo, de allí la necesidad de promover las inversiones en otros lotes que tienen potencial hidrocarburífero.
Está demostrado que las regalías por los líquidos de gas natural de los lotes 88 y 56 han contribuido de manera positiva al fisco peruano a pesar de las fluctuaciones del precio internacional. De allí el imperativo económico del mejor uso de estos recursos fiscales que debieran ser ejecutados con transparencia por los gobiernos locales, regionales y gobierno central, pues en algún momento estos se agotarán.
Por último, esta dependencia en relación a los líquidos supone e impone apostar lo más rápidamente por la masificación del gas natural a nivel país; el gas es un combustible amigable con el medio ambiente, barato en relación a combustibles alternativos como el GLP cuyo precio es abusivamente alto, y sobre todo es un recurso que tenemos en abundancia, de allí la necesidad de renegociar el contrato de exportación hacia México, pues aunque parezca increíble el mercado interno paga más.