Con una inversión aproximada de US$ 4 millones, la empresa de transmisión eléctrica Conelsur, concluyó los trabajos de reconstrucción de la subestación Callahuanca, ubicada en la provincia de Huarochirí, la cual fue destruida casi en su totalidad por el Fenómeno El Niño Costero en marzo de 2017. Tras un año y 10 meses de labores, se restableció la operación de las instalaciones de 60 kV en noviembre de 2018 y en febrero de 2019 las instalaciones de 220 kV, contribuyendo a fortalecer el sistema de transmisión en el país.
Jorge Vargas, Gerente General de Conelsur, describió la situación inicial en la que encontraron la subestación: “las lluvias produjeron grandes huaicos y deslizamientos, los cuales, junto con el incremento del nivel del río Santa Eulalia, que creció en un 100% respecto a su caudal normal, ocasionaron la destrucción de casi la totalidad de la infraestructura civil y eléctrica de la subestación. Como resultado, se desconectaron todas las instalaciones al ser cubiertas hasta tres metros de altura, por troncos y rocas de gran tamaño”.
Reconstrucción en tres etapas
El ejecutivo señaló que luego del evento, que provocó la sobrecarga de las redes de transmisión de respaldo, y que incluso llevó a un racionamiento de energía en algunas áreas de Lima (cortes de suministro), Conelsur activó su plan de contingencia y su comité de crisis, y en coordinación con Luz del Sur y el COES restableció el servicio de transmisión en forma provisional lo cual permitió evitar nuevos racionamientos. A partir de esa fecha, Conelsur asumió el compromiso de reconstruir la subestación en forma definitiva.
La reconstrucción en tres etapas estuvo enfocada en primera instancia en la remoción de escombros y limpieza, así como en el diagnóstico de los equipos. “Se determinó que aproximadamente el 95% de ellos quedaron totalmente destruidos o inoperativos, teniendo que elaborar los estudios y documentación técnica para la reconstrucción casi completa de la subestación Callahuanca 220/60 kV”, reveló Jorge Vargas. Asimismo, se realizaron estudios hidrológicos y civiles para determinar los refuerzos necesarios en las estructuras y equipos para la total reconstrucción de la subestación.
El estudio recomendó importantes refuerzos en la parte civil. Por ejemplo, se construyó un muro de contención con una profundidad de 7 metros y medio, 70 m de longitud y una base con un espesor de metro y medio. “Encima del muro de contención construimos el nuevo cerco perimétrico de la subestación Callahuanca, elaborado a base de concreto armado, cuya inversión fue muy significativa, pero que hoy está más preparada para poder enfrentar fenómenos similares”, expresó.
En la segunda etapa se detallaron las especificaciones para la reconstrucción de la subestación; mientras que, en la tercera etapa, se llevó a cabo la implementación del plan de acción. En total, la reconstrucción completa de la subestación, desde su limpieza, estudios y construcción final, tomó un tiempo record menor a dos años y representó un gran desafío para Conelsur dado que el incidente fue intempestivo e impredecible.
“Ha sido una gran oportunidad para demostrar que Conelsur, que a la fecha del evento sólo tenía 4 meses de iniciada sus operaciones en el Perú, es capaz de asumir retos con una respuesta muy rápida para restablecer provisionalmente el servicio y luego para reconstruir en forma definitiva una subestación. Ello evidencia que Conelsur, compañía parte del Grupo Transelec, cuenta con una importante experiencia como operador de redes de transmisión y que está comprometida con la calidad de servicio eléctrico, pensando siempre en sus clientes finales”, sostuvo.
Confiabilidad del sistema
La subestación Callahuanca tiene dos niveles de tensión: 60 y 220 kV. Su principal función es evacuar la generación de las centrales hidroeléctrica Callahuanca (Enel) y Carhuac (Andean Power), e interconectar la generación de las centrales de las cuencas del Rímac y Santa Eulalia brindando flexibilidad operativa y mayor confiabilidad al Sistema Eléctrico Interconectado Nacional (SEIN). Todo lo anterior, permite un mejor aprovechamiento de los recursos naturales y renovables utilizados para la generación de la energía eléctrica, y consecuentemente, favorece la generación de energía de bajo costo para el usuario final.