Qué verguenza: limosnas gringas
por Herbert Mujica Rojas
El cable de AP habla por sí sólo y da cuenta de cómo un senador de Gringolandia pide ayuda para que Perú pueda cumplir el TLC con su país. Y si eso no ocurre demanda, que unos cuantos millones, al menos, se mantuvieran como flujo perenne a la nación. ¿Gratis? ¡Qué va! "Este acuerdo con Perú es una nueva oportunidad para los granjeros, rancheros y empresarios", dijo Baucus. Al tradicional colonialismo mental de creer que por venir de Estados Unidos trae bondades ajenas y lejanas a la imposición financiera, económica y geopolítica, se une, en componenda más o menos asquerosa, la aquiescencia para que otros mendiguen dinero para el Perú. Es obvio inferir que de otro modo, los demandantes consideran que no serán cumplidas las metas que favorecerían a sus mercados y empresarios. Cuando la puerta se deja abierta, entran todos los que quieren sin violar nada porque la permisividad es abyecta, desvergonzada, inverosímil. ¿O no?