Por José Carlos García Fajardo*
The silent killer, así se llamaba a la hipertensión arterial que no se sentía venir pero sus ataques podían ser mortales. Así considero a las falaces agencias de calificación de riesgos que, de un día para otro, son capaces de calificar como bonos basura los de un Estado en dificultades. Estado que pertenece a la Unión Europea, para bien y para mal. Y que ningún otro, por poderoso que sea, como la Alemania de Merkel, puede vender material de guerra y facilitar créditos con condiciones leoninas para después exigírselos obligando a sus gobiernos a arruinar a la población en beneficio de intereses económicos.