Las consecuencias de las bromas bolivianas ante el Derecho Internacional
Escribe: Juan Carlos Herrera Tello (*)
Hace una semana nos consternamos al oír y luego leer las palabras del Sr. Presidente del Estado Plurinacional de Bolivia el reelecto Evo Morales Ayma, al decir que "Atacama antes era Bolivia. Es verdad. Esperamos recuperarla pronto", provocando el aplauso de los legisladores de aquel país al cual el Presidente daba cuenta de sus cinco años de mandato.
Escribe: Juan Carlos Herrera Tello (*)
Hace una semana nos consternamos al oír y luego leer las palabras del Sr. Presidente del Estado Plurinacional de Bolivia el reelecto Evo Morales Ayma, al decir que "Atacama antes era Bolivia. Es verdad. Esperamos recuperarla pronto", provocando el aplauso de los legisladores de aquel país al cual el Presidente daba cuenta de sus cinco años de mandato.
Pero allí no acabó la referencia a Atacama, sino que después añadió el “hábil” canciller “plurinacionalista boliviano” David Choquehuanca que: “Necesitamos alcanzar, No podemos seguir hablando otros cien años más, lo ha dicho el Presidente Morales.” (sic). Estas referencias bolivianas dieron sus frutos en las esferas políticas de Chile, quienes rechazaron de plano los dichos de Morales y los ultranacionalistas pedían calentar los motores de sus Fuerzas Armadas para defender lo que hoy es su soberanía.
Para cerrar la postura “plurinacional boliviana” el vocero presidencial altiplánico que responde al nombre de Ivan Canelas manifestó que “solo fue una broma”, lo manifestado por su presidente. Este mismo funcionario no dijo nada de lo que también había opinado Choquehuanca, quien en realidad se está convirtiendo en una especie reciclada de Mariano Donato Muñoz.
En lo que lleva Bolivia de independiente, siempre ha sido una “broma” (de mal gusto), su actuar internacional, y han tenido consecuencias internacionales entre los estados a los cuales fueron dirigidas estas bromas. Veamos algunos ejemplos:
Cuando gobernaba el General Mariano Melgarejo, éste en un banquete ante el escaso cuerpo diplomático acreditado en La Paz, decidió hacer un brindis especial. Tomás O’Connor nos brinda esta simpática “broma” boliviana: “Cansado de oír tantos brindis que sus cortesanos le dirigían saturados de adulación y bajeza, dijo a estos: —Señores creo que bastante han bebido ya ustedes a mi salud, ahora les pido una copa a la salud de mi Holofernes. Y acto continuo, hizo sacar de la caballeriza al hermoso caballo, ante el cual brindaron realmente aquellos hombres, cuya bajeza había conocido bien el capitán general”.
Juan José Fernández Valdez, transcribiendo una cita de Roberto Querejazú Calvo, nos dice que en 1879, un bromista mandón boliviano que ejercía la presidencia de su país, sin tomar en cuenta el Tratado de Límites de 1874 que habían suscrito con Chile, violando sus estipulaciones le escribe a Severino Zapata, Prefecto del Departamento Litoral de Bolivia: ”Tengo una buena noticia que darle. He fregado a los gringos decretando la reivindicación de las salitreras y no podrán quitárnoslas por más que se esfuerce el mundo entero. Espero que Chile no intervendrá en este asunto... pero si nos declara la guerra, podemos contar con el apoyo del Perú, a quien exigiremos el cumplimiento del tratado secreto. Con este objeto voy a mandar a Lima a Reyes Ortiz. Ya ve Ud. cómo le doy buenas noticias que Ud. me ha de agradecer eternamente y como le dejo dicho, los gringos están completamente fregados y los chilenos tienen que morder y reclamar nada más".
El historiador boliviano Alcides Arguedas escribe sobre este mismo sujeto, Hilarión Daza, criticando una de sus principales decisiones al ordenar la retirada de su Ejército en la quebrada de Camarones, en noviembre de 1879, las tropas bolivianas, destinadas a reforzar a las de Juan Buendía, se trasladan de Tacna a Arica, a fin de emprender la marcha por el desierto. Tras cuatro días de caminata llegan a la quebrada de Camarones (a 95 km de Arica), pero Daza decide retornar sin ingresar al campo operativo. Indignados, los 3.000 soldados bajo su mando comienzan la marcha de retorno hacia Arica. Este hecho, Arguedas lo califica de una “retirada vergonzosa y miserable”.
Acabada la guerra, los alegres bromistas bolivianos decidieron que su país debería de tener mar, y para ello llegaron a un acuerdo con Chile en 1895, en el cual trabajarían para que los territorios de Tacna y Arica pertenezcan a Chile y así este país se lo cedería a ellos. Mientras Bolivia y Chile trataban este asunto, Bolivia cedía una parte del territorio de Antofagasta, la llamada Puna de Atacama a Argentina. Pero este territorio no estaba a disposición de Bolivia porque había sido cedido a Chile en el Pacto de Tregua de 1884, y por lo tanto estaba bajo jurisdicción chilena. Ante la conducta boliviana, Chile decide no aprobar los pactos de 1895 denominados de Transferencia de Territorios, y después le envía a Abraham Konig quien con dureza y realismo les advierte que no tienen derecho a ningún puerto en el Pacífico.
Asumiendo su encierro, Bolivia suscribe con Chile un Tratado de Límites en 1904, pero a manera de “broma”, de chascarrillo con nausea, permite a Chile la construcción del ferrocarril de Arica a La Paz, con lo cual al país infractor de un Tratado internacional le da la cualidad de soberano, perjudicando, como se verá en 1929, las aspiraciones del Perú de recuperar íntegramente sus provincias de Tacna y Arica.
Las bromas bolivianas no culminan allí, después culpan a Perú y Chile por la suscripción del artículo 1.º del Protocolo Complementario del Tratado de 1929, que según ellos los encierran siendo Chile quien puso el cerrojo, entregándole la llave al Perú, para sus “justas” aspiraciones marítimas. Es decir ellos no se responsabilizan por la suscripción del Tratado de 1904, y pretenden como siempre lo han hecho desde su independencia el puerto de Arica y la ciudad de Tacna como despensa del primero. Nos reímos de esa “broma” o nos causa indignación, semejante comentario?
Hoy el gobierno boliviano se empeña en su salida al mar, bajo presiones al gobierno chileno bajo su agenda de trece puntos, cree que lamentándose y recordando a su pueblo el derrotero de su política internacional, siempre lacrimógena, permitirá a que recobren su salida al mar no por territorios que les pertenecieron, sino por ajenos, por aquellos que costaron tanto al Perú defender cuando fue su aliado.
La verdad que “broma” puede ser ese remedo de democracia y de gobierno, “broma” puede ser el cambio de nombre al país, “broma” también es proponer que la coca vuelve inteligente a las personas, y promover su consumo general; también es “broma” aquello que consumir pollos produce calvicie y homosexualidad, que la Coca Cola sirve para desatorar inodoros, hay tantas “bromas” en el haber boliviano últimamente como aquella que “el pueblo boliviano siempre ha combatido a los imperios, hasta el imperio romano”.
Lo triste de esta situación para un pueblo, es ver como su clase dirigente maneja su postura internacional, en la vergüenza que debe sentir su intelectualidad de tener a un ignorante como Presidente y que este los representa haciendo “bromas” que lo desacreditan.
Hace algunos meses cuando se suscribieron los acuerdos de Ilo, el Presidente del Perú Alan García Pérez manifestó, que “Es injusto que Bolivia no tenga mar”. Y permitan discrepar con el Sr. Presidente que en mi opinión se equivoca, ya que ellos mismos permitieron su encierro, ellos mismos firmaron acuerdos cediendo su litoral sin que su capital haya sido tomada, cedieron los bolivianos a cambio de ferrocarriles, concesiones y dinero, por lo que creo que es justa la demarcación que han acordado con los países con quienes limitan. Lo que no fue justo es que al Perú no se le haya devuelto Arica, pero no es cuestión de justicia en acuerdos ya suscritos hace más de 80 años los cuales deben de quedar inalterables y el Perú cumplir los pactos que firma.
Creemos así que a Bolivia se le debe tomar siempre en “broma”, porque cuando el Perú la tomó en serio y salió a defender su causa, los bolivianos nos dejaron a nuestra suerte y desde sus alturas solo se limitaron a mirar como destruían a nuestras ciudades, y como nuestra resistencia era eliminada.
Finalmente debemos de hacer presente a los hacedores de bromas del Estado Plurinacional de Bolivia, que el Tratado de 1929 y su Protocolo Complementario sirven únicamente para resolver la cuestión generada por el incumplimiento de la clausula tercera del Tratado de Ancón y no para darle cualidad marítima a Bolivia. Eso deben de tenerlo presente siempre. Para ello siempre habrá peruanos que tendrán en cuenta su historia, la posición internacional del Perú y sobre todo sus derechos adquiridos en los Tratados internacionales que tanto les ha costado a generaciones pasadas firmar y que respetamos esa palabra escrita.
(*) Abogado.
En lo que lleva Bolivia de independiente, siempre ha sido una “broma” (de mal gusto), su actuar internacional, y han tenido consecuencias internacionales entre los estados a los cuales fueron dirigidas estas bromas. Veamos algunos ejemplos:
Cuando gobernaba el General Mariano Melgarejo, éste en un banquete ante el escaso cuerpo diplomático acreditado en La Paz, decidió hacer un brindis especial. Tomás O’Connor nos brinda esta simpática “broma” boliviana: “Cansado de oír tantos brindis que sus cortesanos le dirigían saturados de adulación y bajeza, dijo a estos: —Señores creo que bastante han bebido ya ustedes a mi salud, ahora les pido una copa a la salud de mi Holofernes. Y acto continuo, hizo sacar de la caballeriza al hermoso caballo, ante el cual brindaron realmente aquellos hombres, cuya bajeza había conocido bien el capitán general”.
Juan José Fernández Valdez, transcribiendo una cita de Roberto Querejazú Calvo, nos dice que en 1879, un bromista mandón boliviano que ejercía la presidencia de su país, sin tomar en cuenta el Tratado de Límites de 1874 que habían suscrito con Chile, violando sus estipulaciones le escribe a Severino Zapata, Prefecto del Departamento Litoral de Bolivia: ”Tengo una buena noticia que darle. He fregado a los gringos decretando la reivindicación de las salitreras y no podrán quitárnoslas por más que se esfuerce el mundo entero. Espero que Chile no intervendrá en este asunto... pero si nos declara la guerra, podemos contar con el apoyo del Perú, a quien exigiremos el cumplimiento del tratado secreto. Con este objeto voy a mandar a Lima a Reyes Ortiz. Ya ve Ud. cómo le doy buenas noticias que Ud. me ha de agradecer eternamente y como le dejo dicho, los gringos están completamente fregados y los chilenos tienen que morder y reclamar nada más".
El historiador boliviano Alcides Arguedas escribe sobre este mismo sujeto, Hilarión Daza, criticando una de sus principales decisiones al ordenar la retirada de su Ejército en la quebrada de Camarones, en noviembre de 1879, las tropas bolivianas, destinadas a reforzar a las de Juan Buendía, se trasladan de Tacna a Arica, a fin de emprender la marcha por el desierto. Tras cuatro días de caminata llegan a la quebrada de Camarones (a 95 km de Arica), pero Daza decide retornar sin ingresar al campo operativo. Indignados, los 3.000 soldados bajo su mando comienzan la marcha de retorno hacia Arica. Este hecho, Arguedas lo califica de una “retirada vergonzosa y miserable”.
Acabada la guerra, los alegres bromistas bolivianos decidieron que su país debería de tener mar, y para ello llegaron a un acuerdo con Chile en 1895, en el cual trabajarían para que los territorios de Tacna y Arica pertenezcan a Chile y así este país se lo cedería a ellos. Mientras Bolivia y Chile trataban este asunto, Bolivia cedía una parte del territorio de Antofagasta, la llamada Puna de Atacama a Argentina. Pero este territorio no estaba a disposición de Bolivia porque había sido cedido a Chile en el Pacto de Tregua de 1884, y por lo tanto estaba bajo jurisdicción chilena. Ante la conducta boliviana, Chile decide no aprobar los pactos de 1895 denominados de Transferencia de Territorios, y después le envía a Abraham Konig quien con dureza y realismo les advierte que no tienen derecho a ningún puerto en el Pacífico.
Asumiendo su encierro, Bolivia suscribe con Chile un Tratado de Límites en 1904, pero a manera de “broma”, de chascarrillo con nausea, permite a Chile la construcción del ferrocarril de Arica a La Paz, con lo cual al país infractor de un Tratado internacional le da la cualidad de soberano, perjudicando, como se verá en 1929, las aspiraciones del Perú de recuperar íntegramente sus provincias de Tacna y Arica.
Las bromas bolivianas no culminan allí, después culpan a Perú y Chile por la suscripción del artículo 1.º del Protocolo Complementario del Tratado de 1929, que según ellos los encierran siendo Chile quien puso el cerrojo, entregándole la llave al Perú, para sus “justas” aspiraciones marítimas. Es decir ellos no se responsabilizan por la suscripción del Tratado de 1904, y pretenden como siempre lo han hecho desde su independencia el puerto de Arica y la ciudad de Tacna como despensa del primero. Nos reímos de esa “broma” o nos causa indignación, semejante comentario?
Hoy el gobierno boliviano se empeña en su salida al mar, bajo presiones al gobierno chileno bajo su agenda de trece puntos, cree que lamentándose y recordando a su pueblo el derrotero de su política internacional, siempre lacrimógena, permitirá a que recobren su salida al mar no por territorios que les pertenecieron, sino por ajenos, por aquellos que costaron tanto al Perú defender cuando fue su aliado.
La verdad que “broma” puede ser ese remedo de democracia y de gobierno, “broma” puede ser el cambio de nombre al país, “broma” también es proponer que la coca vuelve inteligente a las personas, y promover su consumo general; también es “broma” aquello que consumir pollos produce calvicie y homosexualidad, que la Coca Cola sirve para desatorar inodoros, hay tantas “bromas” en el haber boliviano últimamente como aquella que “el pueblo boliviano siempre ha combatido a los imperios, hasta el imperio romano”.
Lo triste de esta situación para un pueblo, es ver como su clase dirigente maneja su postura internacional, en la vergüenza que debe sentir su intelectualidad de tener a un ignorante como Presidente y que este los representa haciendo “bromas” que lo desacreditan.
Hace algunos meses cuando se suscribieron los acuerdos de Ilo, el Presidente del Perú Alan García Pérez manifestó, que “Es injusto que Bolivia no tenga mar”. Y permitan discrepar con el Sr. Presidente que en mi opinión se equivoca, ya que ellos mismos permitieron su encierro, ellos mismos firmaron acuerdos cediendo su litoral sin que su capital haya sido tomada, cedieron los bolivianos a cambio de ferrocarriles, concesiones y dinero, por lo que creo que es justa la demarcación que han acordado con los países con quienes limitan. Lo que no fue justo es que al Perú no se le haya devuelto Arica, pero no es cuestión de justicia en acuerdos ya suscritos hace más de 80 años los cuales deben de quedar inalterables y el Perú cumplir los pactos que firma.
Creemos así que a Bolivia se le debe tomar siempre en “broma”, porque cuando el Perú la tomó en serio y salió a defender su causa, los bolivianos nos dejaron a nuestra suerte y desde sus alturas solo se limitaron a mirar como destruían a nuestras ciudades, y como nuestra resistencia era eliminada.
Finalmente debemos de hacer presente a los hacedores de bromas del Estado Plurinacional de Bolivia, que el Tratado de 1929 y su Protocolo Complementario sirven únicamente para resolver la cuestión generada por el incumplimiento de la clausula tercera del Tratado de Ancón y no para darle cualidad marítima a Bolivia. Eso deben de tenerlo presente siempre. Para ello siempre habrá peruanos que tendrán en cuenta su historia, la posición internacional del Perú y sobre todo sus derechos adquiridos en los Tratados internacionales que tanto les ha costado a generaciones pasadas firmar y que respetamos esa palabra escrita.
(*) Abogado.