La amenaza de Obama de invadir a Venezuela por optar por la libertad es la barbarie
Por Salvador Tió
Excelente artículo de Nil Nikandrov en el que se desmonta la burda patraña de las pretensiones neocolonialistas de los EUA contra la V República de Venezuela por el delito de atreverse a apropiarse de lo que le había sido usurpado en cuanto a su riqueza, sus recursos y su vocación de libertad.
Como bien señala el artículo el ejercicio de la soberanía de nuestros pueblos es un acto proscrito por la doctrina de la "seguridad democrática" (sic), la Operación Cóndor, la Guerra contra el Narcotráfico y la doctrina de cambio de régimen puesta en marcha en años recientes contra Honduras, México, Venezuela, Bolivia, Ecuador, Cuba y Nicaragua.
El planteamiento central del artículo sostiene que la criminal agresión de la OTAN contra el pueblo libio es una amenaza directa contra el Gobierno de la hermana República de Venezuela. El asalto de los llamados rebeldes por la Prensa Corporativa a la Embajada de Venezuela está preñado de alevosas y ominosas señales de prepotencia de la más cruda e insidiosa amenaza contra Venezuela y todos los pueblos de Nuestra América. Así de ominoso ha sido el silencio guardado por los medios corporativos que se han negado a destacar esta agresión contra la Misión de Venezuela en Libia.
Se trata de una amenaza no tan velada de un Presidente llamado Obama que afirma con total desparpajo que un operativo imperial de derrocamiento de un gobierno (regime change) contra quien decida negociar sus finanzas y proteger sus reservas en oro con otros intereses es un método legítimo de la política exterior usamericana en su dimensión militar. Tras esta tramoya apenas se esconde la intención de legitimar la agresión militar y equipamiento de insurrectos contra todo aquel pueblo que actúe decididamente en el ejercicio y defensa de su soberanía.
La Operación Cóndor ya no es un operativo encubierto como lo fue en su insidiosa manifestación contra los movimientos emancipadores y socialistas a quienes podían manejar con golpes de estado y operaciones encubiertas bajo el mando de la CIA, la ITT y dictaduras genocidas en Brasil, Chile y Argentina. Ahora es una doctrina que lo eleva a rango de método preferido en el arsenal no tan diplomático de la política exterior usamericana.
Se trata de acto de suprema ilegalidad. Parte del falso supuesto de que en derecho procede que los pueblos abdiquen su soberanía o, en su defecto, se expongan a una invasión tipo Libia. No hay diferencia significativa alguna con la doctrina nazi que pretendió legitimar la invasión y genocidio de Polonia, Hungría, Finlandia, Checoslovaquia, Yugoeslavia, Grecia, Inglaterra y el norte de África.
Lo más increíble es que ya ni se sonrojan cuando aceptan que las supuestas intenciones humanitarias en realidad eran parte de la campaña de desinformación puesta en marcha como parte integral de lo que se ha definido como guerra de cuarta generación.
El entrelineas de la disposición a aplicar el método libio en otras latitudes es un puño directo al hígado contra Hugo Chávez, su Venezuela Bolivariana y el movimiento político que dirige y afirma su vocación socialista. El mensaje es claro: todo movimiento que pretenda salirse del molde que le tienen deparado los Estados Unidos se expone a ser atacado de manera indiscriminada, criminal y asesina.
Me parece muy válida la analogía que hace el autor del artículo de referencia con la Venezuela puntofijista y el llamado Estado Libre Asociado de Puerto Rico. Este puntofijismo que se inició con la Presidencia de Rómulo
Betancourt y bajo el ala protectora del aguila imperial marcó la política exterior de Washington durante la guerra fría contra los pueblos de Nuestra América. Bajo el nombre “Alianza para el Progreso” se pretendió imponer un modelo neocolonial que le cediera a los EUA la inmensa riqueza petrolera que acumularían por los próximos cuarenta años.
No olvidemos que fue el puertorriqueño que había puesto en marcha el primer proyecto neoliberal de corte y ánimo maquilador en Las Américas a quien JFK designó como Dirigente de la Alianza para el Progreso. Teodoro Moscoso había sido el arquitecto de la llamada Operación Manos a la Obra que había atraído cientos de industrias norteamericanas que ubicaban su producción industrial en Puerto Rico.
En solo los primeros 6 años desde su fundación la Administración de Fomento Económico logró ubicar trescientas fábricas en Puerto Rico. La fórmula de industrialización por invitación superó sus más optimistas proyecciones. La tentadora fórmula era la de un paraíso fiscal en el Caribe.
Incluía esta el beneficio de un pago nominal por el uso de la estructura y el edificio industrial, un ejército de reserva de una fuerza de trabajo acostumbrada a los rigores y condiciones de absoluta explotación en el taller y el cañaveral y ávida de trabajar por salarios mucho más bajos que los que se pagaban por el mismo trabajo en los EUA.
Además ofrecía financiamiento favorable en términos beneficiosos para la inversión en la infraestructura de producción y la garantía de créditos contributivos que les eximía a los industriales usamericanos del pago de impuestos al estado. Puerto Rico les eximía del pago de contribuciones. Y los EUA les eximía del pago de contribuciones al erario federal al reconocerles como corporaciones de ultramar.
Fue en Puerto Rico que se inauguró esta primera fase del proceso de desindustrialización que ha marcado la política económica de los Estados Unidos. Cuarenta años más tarde harían lo propio al trasladar sus medios de producción industrial a la Cina y los países del sudeste asiático. El Oriente ha sido el Norte de la política imperial norteamericana desde los primeros años; pero no fue hasta la ocupación y dominio militar de Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Panamá que se sentaron las bases (literalmente en este caso bases militares) que le permitirían imponer su hegemonía en los dos principales océanos.
Rómulo Betancourt fue uno de los escogidos por la Central de Inteligencia Americana (la CIA) como disciplinados operativos que subordinaron la soberanía nacional a cambio de un pacto que principalmente favorecería la seguridad nacional de los EUA y el enriquecimiento injusto de las compañías petroleras y de grupos de la oligarquía mantuana que se repartía entre adecos y copeianos.
Durante su estadía en Puerto Rico en los años cincuenta Betancourt había estrechado lazos de amistad con el Gobernador Luis Muñoz Marín, fundador del Estado Libre Asociado. Muñoz, Rómulo Betancourt y José Figueres habían sido identificados equívocamente como integrantes de una mal llamada izquierda democrática en países como Venezuela, Costa Rica y Puerto Rico.
No olvidemos el papel preponderante que Washington le había asignado a otro puertorriqueño defensor de la relación supina de Puerto Rico con los Estados Unidos al designarlo al cargo de Secretario Auxiliar Adjunto para Asuntos Interamericanos en el Departamento de Estado para América Latina. Durante apenas dos años este se ocuparía de protejer los intereses de los EUA en la OEA. Se trataba del historiador y diplomático Arturo Morales Carrión, nacido en Cuba pero criado y educado en Puerto Rico y Estados Unidos y quien fuera designado por Kennedy para apoyar desde el Departamento de Estado la implantación que haría Teodoro Moscoso desde la Alianza para el Progreso.
La tajante ruptura del Gobierno de Venezuela con este rol que se le había asignado mediante el cual los EUA ejercerían dominio de la política y los hidrocarburos de ese país no se haría evidente hasta 1999 con el triunfo de Hugo Chávez Frías que dio al traste con la alternancia de adecos y copeianos.
La iniciativa de Kennedy de utilizar a Puerto Rico en la promoción del llamado Punto Cuarto como vitrina de la democracia en América Latina fracasaría y quedaría inconclusa con el asesinato de este en 1963; pero la resonancia del modelo de subordinación neocolonial persistiría asumiendo luego un carácter aún más violento, mendaz y autoritario con las sucesivas modalidades del la Operación Cóndor en el Cono Sur y luego de manera aún más siniestra y mendaz en Centroamérica con el uso directo del narcotráfico suplido por el cartel de Medellín para financiar la contrainsurgencia en Nicaragua, El Salvador, Guatemala y Honduras.
El fracaso de los sucesivos intentos de golpe de estado, golpe mediático y petrogolpe contra Venezuela Bolivariana tuvo el efecto de profundizar el compromiso de la V República con la búsqueda de una Alternativa Bolivariana para Las Américas que ha pretendido evitar la recolonización de Nuestra América. Esta es la verdadera razón por la cual los medios corporativos han servido su rol de desinformación y demonización entorno al proceso venezolano y a la figura misma del Presidente Chávez. Esta campaña mediática subordinada a la política exterior usamericana ha preparado el terreno para una posible intervención en Venezuela siguiendo el patrón utilizado en Libia.
No nos sorprende esta amenaza no tan velada velada contra Venezuela Bolivariana. Ya hemos sido testigos de semejantes jaquetonerías de guapetón de barrio por parte del Departamento de Estado. El veterano periodista Jesús Dávila ya había revelado en una columna publicada hace unos años que una fuente de entero crédito dentro del Departamento de Estado en Washington le había asegurado que el asesinato de Filiberto Ojeda Ríos había sido autorizado a los más altos niveles de esa dependencia del Gobierno Usamericano. Según la fuente el magnicidio del Comandante Machetero había sido concebido con un doble propósito.
En primer lugar el Gobierno de GW Bush buscaba humillar al pueblo puertorriqueño y amendrentar al movimiento independentista en general y al Ejército Popular Boricua (Macheteros) en particular justo en el día en que los independentistas y todo el pueblo puertorriqueño conmemoran el Grito de Lares de 1868. Según la fuente este cobarde y vil asesinato y acto de dominio colonial también perseguía enviar una amenaza a Hugo Chávez Frías para que se abstuviese de apoyar el carácter bolivariano y socialista de la propuesta de sectores del movimiento independentista.
La amenaza de Obama al gobierno democráticamente electo de Hugo Chávez Frías es una amenaza contra todos los pueblos de Nuestra América y así debe ser denunciada y combatida por los gobiernos y movimientos políticos y sociales del hemisferio. Pretende criminalizar el ejercicio del derecho de los pueblos de América a su libre determinación y su soberanía. Se impone la solidaridad de todos los pueblos de América con Venezuela Bolivariana.
Debemos derrotar estas pretensiones hegemónicas de los Estados Unidos. La doctrina del derecho imperial a invadir a quien desacate sus órdenes y mandamientos de subordinación constituye una amenaza contra la paz de los pueblos de América y contra la Paz Mundial y un intento de imponer la tiranía usamericana a escala global. El rechazo y la denuncia de esta constante amenaza de invasión y agresión deben ser manifestados de manera unánime, inmediata e inequívoca.
En Libia Impera la barbarie y el fuego de su perfidia amenaza con propagarse donde quiera que un país insista en proteger su riqueza acumulada de la desenfrenada concupiscencia y avaricia de un Imperio que se hunde y amenaza, como el Titanic en llevarse consigo a la mayoría de sus tripulantes hasta el fondo del mar. La única defensa posible es la Unión de los Pueblos de Nuestra América y la alianza en solidaridad con las nuevas potencias globales emergentes. Está en juego la libertad misma de los pueblos y el desmonte de un cacareado nuevo orden mundial que pretende oponerse mediante el uso de la fuerza militar ya que se carece de la fuerza moral de imponerse por sus méritos.