¿Y si se equivocaron nuestros políticos?
Por Mercè Rivas Torres
Las cifras cantan. El Partido Popular arrasa y ahora comienza la era de entrega total y pasional a las órdenes de los mercados, bancos o de las agencias de calificación. Lo que el PSOE hacía titubeando y con mala conciencia, el PP lo va a hacer a toda prisa y con pavoneo.
Rajoy está formando su nuevo gobierno a base de llamadas telefónicas a banqueros y a sus compañeros Merkel y Sarkozy, según informa el propio PP.
Pero ¿podrían haber ido las cosas por otro derrotero? Zapatero y su equipo podrían haber escogido otros dos caminos y quizás ahora estarían en una posición menos angustiosa y desvalida.
La primera posibilidad hubiese sido que el día en que Merkel y compañía ordenaron al presidente socialista una serie de medidas impopulares y cuestionables de recortes, éste hubiese bajado del avión procedente de Bruselas, hubiese convocado una rueda de prensa presentado su dimisión y convocado elecciones generales.
La razón: un líder socialdemócrata no puede firmar ese tipo de recortes a una población que lo está pasando mal. Por lo tanto, no hubiese tocado las pensiones ni los sueldos de los funcionarios ni se hubiese tirado a los brazos de los banqueros como cualquier amante de turno.
Seguramente esas elecciones las hubiese ganado el Partido Popular que, solito y con alegría hubiese hecho el trabajo sucio (lo que va a hacer ahora) aunque eso les hubiese pasado factura y en estos momentos estuviesen sin votos y llorando por las esquinas.
La segunda opción hubiese sido la islandesa. Poco caso han hecho nuestros políticos y nuestros medios de comunicación a ese frío país del norte de Europa que reaccionó con agallas a la crisis.
Los islandeses supieron ver que la austeridad y sus efectos expansivos no les iban a llevar a ningún lado. De hecho lo que sí observaban era cómo las medidas de recortes estaban llevando a Grecia a una depresión cada vez más profunda.
Según Paul Krugman, Premio Nobel de economía 2008,”Islandia era supuestamente el ejemplo perfecto de desastre económico: sus banqueros fuera de control cargaron al país con unas deudas enormes y lo dejaron en una situación desesperada”.
Pero los isleños del hielo no quisieron ser convencionales y mientras los demás rescataban a los banqueros ellos dejaron que se arruinasen y al mismo tiempo ampliaron su red de seguridad social. Protegieron a la población.
“Mientras que todos los demás estaban obsesionados con tratar de aplacar a los inversores internacionales, Islandia impuso controles temporales a los movimientos de capital para darse a sí misma cierto margen de maniobra”, añade Krugman.
Tras numerosas manifestaciones y caceroladas consiguieron la dimisión del gobierno, redactar una nueva constitución y encarcelar a los responsables de la debacle económica.
La Carta magna la redactaron 25 ciudadanos escogidos por el pueblo y a través de las redes sociales fueron recogiendo opiniones y sugerencias de toda la ciudadanía. A continuación se convocó un referéndum en el cual votaron de forma masiva no pagar a los bancos la deuda, a pesar de que el Fondo Monetario Internacional les congeló sus préstamos y les amenazó con el fin del mundo.
El siguiente paso fue llevar ante los tribunales a los autores reales de la crisis. Emitieron órdenes internacionales de busca y captura contra los banqueros implicados que ya habían huido del país.
Y ustedes se preguntarán ¿y cómo les ha ido a los islandeses? Desde luego lo han pasado mal y han tenido un descenso del nivel de vida (¿nosotros no?) pero han conseguido frenar el paro, han sabido proteger a sus ciudadanos y poco a poco van saliendo de la crisis.
Y ante estos hechos quizás nos tengamos que preguntar: si alguna de estas dos posibilidades se hubiesen llevado a cabo en España, ¿hubiésemos sufrido menos?, ¿estaríamos mejor?