El 22 de junio del presente año, dos aviones turcos F-4 volaban paralelos a corta distancia de la costa siria, posiblemente en misión de reconocimiento electrónico y de sondeo de las defensas antiaéreas sirias. Súbitamente se perdió contacto con uno de ellos, que dejó de verse en las pantallas de radar; el piloto pereció y se tardó días en encontrar sus restos.

El gobierno de Turquìa reaccionó con indignación, declarando que sus aviones volaban sobre aguas internacionales, versión que posteriormente cambiaron, reconociendo que volaban sobre aguas territoriales sirias. Por su parte, los sirios mantuvieron todo el tempo su versión de que derribaron el avión porque volaba sobre su mar territorial.

Los primeros análisis que los turcos hicieron en los fragmentos del avión demostraban que no había huellas químicas que indicaran la presencia del explosivo de un cohete o misil antiaéreo. Esto, implícitamente, ponía a los turcos en situación de reconocer que el derribo se había hecho con ametralladora o cañón, que tienen menos alcance que el cohete antiaéreo, lo cual apuntaba a un vuelo cercano a las playas sirias y no sobre aguas internacionales.

Hoy sábado 11 el diario israelí Haaretz ofrece más información sobre el caso, la cual indicaría que para derribar el avión no emplearon ni ametralladoras ni cañones, ni misiles antiaéreos. Dice el mencionado órgano de prensa:

“El diario turco Radikal dio a conocer que, de acuerdo a un informe que preparó la unidad de asuntos criminales de la policía militar de Turquía, que examinó docenas de fragmentos que se recuperaron del mar, no hay prueba de que el avión haya sido derribado por fuego antiaéreo de ametralladora o cañón, ni por otra clase de proyectiles. Estos resultados contradicen la posición oficial turca y al hecho de que Siria haya asumido responsabilidad por el derribo del avión que, según afirmó, ingresó a su espacio aéreo. Los nuevos estimados dicen que probablemente el avión fue derribado mediante un ataque electromagnético cuyo origen puede estar en la base rusa de Tartus, o que pudo haber falla mecánica”.

Como los sirios afirman que ellos derribaron el avión, mientras los turcos dicen que no hay señas de impacto de armas sirias, una explicación sería que los sirios sí dispararon sus ametralladoras o cañones antiaéreos y fallaron —es difícil acertar cuando los aviones van en vuelo rasante—, pero el derribamiento lo hicieron los rusos con algún nuevo tipo de arma que solo ellos la usan (no los sirios).

Por otro lado, parece que el piloto del avión que acompañaba a la aeronave derribada no ha podido brindar información esclarecedora sobre el incidente.

 

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