Por Andrei Óntiko
La campaña militar de la OTAN en Libia es censurable sobre todo por dos de sus resultados. El primero consiste en que la aviación de la Alianza le causó al país siete veces más daño que lo habían hecho durante la Segunda Guerra Mundial los aviones del mariscal nazi Rommel.
Y el segundo es la desaparición de ciento cincuenta mil millones de dólares de los activos libios alguna vez “congelados” en los bancos extranjeros. Proporciona esa información el libro titulado Derrocamiento de Muammar Gadafi. Diario libio. Los años 2011-2012, de la autoría de Anatoly Egorin, investigador principal del Instituto de Estudios Orientales de la Academia de las Ciencias de Rusia. El libro acaba de ser presentado en Moscú, se trata de la primera investigación multiaspectual que se hace en Rusia de la tragedia libia.
Las destrucciones son consecuencia de cualquier guerra. Pero, tomando en consideración que la OTAN obtuvo el mandato sólo para establecer una zona de exclusión aérea, no tuvieron que ser de tales proporciones. Pero aun así los ciento cincuenta mil millones de dólares de los activos libios en el extranjero debieron alcanzar para cubrir los daños o por lo menos su mayor parte. Pero el dinero desapareció sin dejar huella. Surge una pregunta lógica: ¿Cómo pudo ocurrir eso?
He aquí lo que nos dice al respecto el autor del Diario libio, Anatoly Egorin:
—Cuando comenzó la campaña en contra de Muammar Gadafi y se hizo obvio que la OTAN no tenía intenciones de dejarlo en el poder, todo ese dinero empezó a desaparecer. Nadie sabe con exactitud a dónde ni cómo. Sólo hubo en la prensa comunicados fragmentarios acerca de que dichos recursos eran retirados y lavados por los banqueros occidentales a través de las zonas offshore. Ahora todos están buscando a dónde habrá desaparecido el dinero libio, pero las posibilidades de que aparezca me parecen mínimas.
Comparte esa postura la jefa de la Asociación internacional para la creación de la democracia en Libia, Fatima abu an-Niran:
—Efectivamente, en Libia se robaron todo lo posible, lo que ocurrió ante los ojos de todo el mundo. Y nadie dijo una sola palabra en contra, no son acusaciones infundadas. Antes lo había confirmado el antiguo titular del Banco Central del país. Y no se trata sólo de los ciento cincuenta mil millones de dólares en las cuentas extranjeras. El dinero sigue saliendo del país, incluso por vías ilegales. Todo ello ocurre en el contexto de enfrentamientos entre las tribus y un poder prácticamente ilimitado de las milicias locales que hacen con sus opositores todo lo que se les antoja. La invasión de la OTAN, como es evidente ahora, no fue para establecer la democracia en Libia, que fue lo que habían afirmado los directivos de la Alianza en ese entonces. Pero por lo menos ahora todos pueden ver que el verdadero objetivo fue saquear el país.
Precisamente por eso se hace cada vez más obvio que los destinos de Libia como país no le interesan más a Occidente. Mientras que los nuevos gobernantes de Libia ya llevan un año repartiendo puestos.
La Voz de Rusia, 01-11-2012
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