Continúa la movilización de naves de guerra de los EE. UU. en medio de los discursos del presidente estadounidense Barack Hussein Obama y su secretario de Estado John Kerry, los cuales analizan un ataque contra Siria, pais al que siguen culpando al gobierno sirio y no a los terroristas financiados por Occidente del ataque perpetrado con armas químicas contra la población civil.
La sexta nave de guerra, el USS San Antonio se ha sumado a los cinco destructores que se encuentran en el Mediterráneo esperando la orden de ataque.
El USS San Antonio es un buque de asalto anfibio, que lleva helicópteros y más de 300 marines, pero pero carece de misiles cruceros por lo que se estima que no participará en el ataque. En cambio, la Armada norteamericana ordenó al USS San Antonio, que permanezca en el este del Mediterráneo para apoyar a los destructores ya desplegados en la zona, según Aurora News.
Los destructores estadounidenses en la zona son el USS Gravely, el USS Barry, el USS Mahan, el USS Stout y el USS Ramage, que cuentan con decenas de misiles Tomahawk, que podrían ser utilizados en el ataque.
Los misiles cruceros Tomahawk tienen un alcance de aproximadamente 1.600 kilómetros y son empleados para ataques en profundidad y de precisión. Cada uno tiene aproximadamente 6 metros de altura, menos de un metro de diámetro y carga una ojiva explosiva de 450 kilogramos. Los misiles vuelan a baja altura y el extenso alcance le permite a los barcos mantenerse alejados de la costa ante cualquier respuesta potencial del gobierno sirio.
Estados Unidos también robustecido su actividad naval en el Mar de Arabia donde cuenta con dos portaaviones: el Harry S. Truman y el Nimitz, pero Egipto está negando el acceso al Canal de Suez a las naves de guerra de los Estados Unidos.