Judíos condenan revocación del Papa de excomunión a obisbos lefebvrinos
Los judíos se rasgaron las vestiduras por la decisión de Benedicto XVI de revocar la sentencia de excomunión contra los obispos rebeldes —ahora arrepentidos— que fueron ordenados por el arzobispo disidente y radical Marcel Lefebvre.
Los judíos se rasgaron las vestiduras por la decisión de Benedicto XVI de revocar la sentencia de excomunión contra los obispos rebeldes —ahora arrepentidos— que fueron ordenados por el arzobispo disidente y radical Marcel Lefebvre.
En su argumentación, los judíos cuestionan el punto de las negaciones históricas de uno de ellos, el británico Richard Williamson, quien realizó declaraciones en las que duda de ciertos aspectos del holocausto judío, como el número: duda que hayan sido seis millones los muertos; y la forma, pues cree que las cámaras de gas pudieron ser un invento.
No obstante, los judíos están desorientados porque los obispos lefebvrinos no fueron excomulgados por sus cuestionamiento a algunos puntos de la historia, sino por su rebeldía ante la autoridad del romano pontífice.
El problema aquí es que los judíos creen que todo lo que ellos dicen es doctrina, inclusive aspectos no teológicos como la historia de la Segunda Guerra Mundial. Todos tenemos derecho de dudar, la Iglesia no puede condenar a nadie por sus dudas históricas, sólo podría censurar a alguien por dudar de la propia doctrina de la Iglesia.
Por tanto, la actitud de los judíos ya constituye un caso de fanatismo y de injerencia en los asuntos internos de la Iglesia, pues además, las dudas históricas del obispo no implican que haya incurrido en una falta moral leve ni grave.
El decreto de la Congregación para los Obispos, firmado por el cardenal prefecto Giovanni Batista Re el pasado 21 de enero, concerniente a la revocación de la excomunión por parte del Papa de los cuatro obispos consagrados en 1988 por el arzobispo Marcel Lefebvre, es el siguiente:
"Con carta del 15 de diciembre de 2008, dirigida al cardenal Darío Castrillón Hoyos, presidente de la Pontificia Comisión "Ecclesia Dei", monseñor Bernard Fellay, también en nombre de los otros tres obispos consagrados el 30 de junio de 1988, solicitaba nuevamente la eliminación de la excomunión latae sententiae formalmente declarada con un decreto del prefecto de esta Congregación para los Obispos, fechada el 1.o de julio de 1988. En la carta mencionada, monseñor Fellay afirma entre otras cosas: "Estamos siempre firmemente determinados en la voluntad de seguir siendo católicos y de poner todas nuestras fuerzas al servicio de la Iglesia de Nuestro Señor Jesucristo, que es la Iglesia católica romana. Aceptamos sus enseñanzas con ánimo filial. Creemos firmemente en el primado de Pedro y en sus prerrogativas, y por eso nos hace sufrir tanto la situación actual".
"Su Santidad Benedicto XVI —paternamente sensible al malestar espiritual manifestado por los interesados a causa de la sanción de excomunión y confiando en el compromiso manifestado por ellos en la carta mencionada de no ahorrar ningún esfuerzo para profundizar en los coloquios necesarios con las autoridades de la Santa Sede las cuestiones todavía abiertas, de modo que se pueda llegar pronto a una completa y satisfactoria solución del problema planteado al principio— ha decidido volver a considerar la situación canónica de los obispos Bernard Fellay, Bernard Tissier de Mallerais, Richard Williamson y Alfonso de Galarreta, originada tras su consagración episcopal".
"Con este acto se desea consolidar las relaciones recíprocas de confianza e intensificar y dar estabilidad a las relaciones de la Fraternidad San Pío X con esta Sede Apostólica. Este don de paz, después de las celebraciones navideñas, quiere ser también un signo para promover la unidad en la caridad de la Iglesia universal y llegar a eliminar el escándalo de la división".
"Se espera que este paso sea seguido por la solícita realización de la plena comunión con la Iglesia de toda la Fraternidad San Pío X, testimoniando así verdadera fidelidad y verdadero reconocimiento del Magisterio y de la autoridad del Papa con la prueba de la unidad visible".
"Sobre la base de las facultades que me ha concedido expresamente el Santo Padre Benedicto XVI, en virtud del presente decreto perdono a los obispos Bernard Fellay, Bernard Tissier de Mallerais, Richard Williamson y Alfonso de Galarreta la censura de excomunión "latae sententiae" declarada por esta congregación el 1 de julio de 1988, y declaro sin ningún efecto jurídico, a partir de la fecha de hoy —21 de enero—, el decreto emanado en aquel momento".
No obstante, los judíos están desorientados porque los obispos lefebvrinos no fueron excomulgados por sus cuestionamiento a algunos puntos de la historia, sino por su rebeldía ante la autoridad del romano pontífice.
El problema aquí es que los judíos creen que todo lo que ellos dicen es doctrina, inclusive aspectos no teológicos como la historia de la Segunda Guerra Mundial. Todos tenemos derecho de dudar, la Iglesia no puede condenar a nadie por sus dudas históricas, sólo podría censurar a alguien por dudar de la propia doctrina de la Iglesia.
Por tanto, la actitud de los judíos ya constituye un caso de fanatismo y de injerencia en los asuntos internos de la Iglesia, pues además, las dudas históricas del obispo no implican que haya incurrido en una falta moral leve ni grave.
El decreto de la Congregación para los Obispos, firmado por el cardenal prefecto Giovanni Batista Re el pasado 21 de enero, concerniente a la revocación de la excomunión por parte del Papa de los cuatro obispos consagrados en 1988 por el arzobispo Marcel Lefebvre, es el siguiente:
"Con carta del 15 de diciembre de 2008, dirigida al cardenal Darío Castrillón Hoyos, presidente de la Pontificia Comisión "Ecclesia Dei", monseñor Bernard Fellay, también en nombre de los otros tres obispos consagrados el 30 de junio de 1988, solicitaba nuevamente la eliminación de la excomunión latae sententiae formalmente declarada con un decreto del prefecto de esta Congregación para los Obispos, fechada el 1.o de julio de 1988. En la carta mencionada, monseñor Fellay afirma entre otras cosas: "Estamos siempre firmemente determinados en la voluntad de seguir siendo católicos y de poner todas nuestras fuerzas al servicio de la Iglesia de Nuestro Señor Jesucristo, que es la Iglesia católica romana. Aceptamos sus enseñanzas con ánimo filial. Creemos firmemente en el primado de Pedro y en sus prerrogativas, y por eso nos hace sufrir tanto la situación actual".
"Su Santidad Benedicto XVI —paternamente sensible al malestar espiritual manifestado por los interesados a causa de la sanción de excomunión y confiando en el compromiso manifestado por ellos en la carta mencionada de no ahorrar ningún esfuerzo para profundizar en los coloquios necesarios con las autoridades de la Santa Sede las cuestiones todavía abiertas, de modo que se pueda llegar pronto a una completa y satisfactoria solución del problema planteado al principio— ha decidido volver a considerar la situación canónica de los obispos Bernard Fellay, Bernard Tissier de Mallerais, Richard Williamson y Alfonso de Galarreta, originada tras su consagración episcopal".
"Con este acto se desea consolidar las relaciones recíprocas de confianza e intensificar y dar estabilidad a las relaciones de la Fraternidad San Pío X con esta Sede Apostólica. Este don de paz, después de las celebraciones navideñas, quiere ser también un signo para promover la unidad en la caridad de la Iglesia universal y llegar a eliminar el escándalo de la división".
"Se espera que este paso sea seguido por la solícita realización de la plena comunión con la Iglesia de toda la Fraternidad San Pío X, testimoniando así verdadera fidelidad y verdadero reconocimiento del Magisterio y de la autoridad del Papa con la prueba de la unidad visible".
"Sobre la base de las facultades que me ha concedido expresamente el Santo Padre Benedicto XVI, en virtud del presente decreto perdono a los obispos Bernard Fellay, Bernard Tissier de Mallerais, Richard Williamson y Alfonso de Galarreta la censura de excomunión "latae sententiae" declarada por esta congregación el 1 de julio de 1988, y declaro sin ningún efecto jurídico, a partir de la fecha de hoy —21 de enero—, el decreto emanado en aquel momento".