Teresa de CalcutaTras 19 años de su fallecimiento, el Vaticano canonizó a la madre Teresa de Calcuta, habiéndosele acreditado su intercesión para la curación de un enfermo terminal.

Será la primera personalidad que obtuvo un Premio Nobel en ser canonizada. La religiosa nació el 26 de agosto de 1910 en Albania y fue bautizada con el nombre de Agnes Gonxha Bojaxhiu. Tras realizar trabajo misionero en la India tomó la nacionalidad de ese país.

Cuando tomó los hábitos escogió el nombre de Teresa, inspirada en la vida de Santa Teresa de Lisieux. Cuando comenzó su misión en la India había todavía mucho más miseria que ahora y durante más de 45 años atendió a huérfanos, enfermos, pobres y moribundos. En la India había tanta miseria que echaban los cadáveres a los basurales, igual que en Bangla Desh.

Fue beatificada por el papa Juan Pablo II y su canonización fue aprobada por el papa Francisco en diciembre de 2015, después de que la Congregación para las Causas de los Santos reconociera como "extraordinaria" la curación de un brasileño enfermo en estado terminal, afectado con tumores cerebrales cancerosos.

El 8 de diciembre de 2008, cuando el enfermo estaba en coma, iba a ser operado, pero la intervención quirúrgica tuvo que ser pospuesta durante media hora por problemas técnicos. La esposa del enfermo le había pedido a sus familiares que le rezaran a la beata, de la que era devota: "Díganle a la madre Teresa que lo cure". Al regresar al quirófano, el doctor se encontró al paciente sentado, asintomático, perfectamente consciente y preguntándose qué hacía ahí. No obstante, se le atribuye su intercesión en muchos otros casos.

En 1952 fundó el primer hogar para moribundos en Calcuta. "Se me ocurrió al ver una mujer tirada en plena calle. Se la estaban comiendo las ratas y las hormigas. Yo la llevé al hospital, pero no podían hacer nada por ella", dijo. Todos aquellos que llegaban al hogar recibían atención médica y se les ofrecía la oportunidad de morir de acuerdo a los rituales de su fe; los musulmanes leían el Corán, los hindúes recibían agua del Ganges y los católicos obtenían los últimos ritos. Según Teresa: "Para personas que vivieron como animales, una muerte hermosa es morir como ángeles, amados y queridos". En sólo los primeros 20 años habían recogido unos 20.000 moribundos.

La Madre Teresa y otras hermanas de su congregación abrieron albergues para rescatar a las mujeres violadas y torturadas que dejó la Guerra de Liberación en Bangladesh, en 1971. En 1982, rescató a 37 niños que estaban atrapados en un hospital de Beirut tras negociar un cese al fuego entre el ejército israelí y las guerrillas palestinas. A finales de la década de 1980, se embarcó en decenas de proyectos en los países comunistas. Además, viajó para asistir y atender a varios hambrientos en Etiopía al igual que a las víctimas del accidente de Chernóbil.

Falleció el 5 de septiembre de 1997 a los 87 años a causa de un paro cardíaco, cuando ya había 610 misiones de su congregación en 123 países, incluidas tareas en hospicios y hogares para personas con sida, lepra y tuberculosis, comedores populares, programas de asesoramiento para niños y familias, orfanatos y escuelas.

Algunos cuestionan su vida, como la falta de higiene en la atención de sus hospicios, pero no tienen en cuenta que las monjas indias no eran médicos ni enfermeras, ni gerentes de salud, sino que hacían lo que podían en medio de la realidad de miles de necesitados, porque en ese país nadie atendía a esos desamparados y si hubo alguna deficiencia en ese aspecto debería imputarse al Estado indio, pues al menos debió haberles prestado asesoría especializada.

También se le critica haber recibido donaciones de dictadores o estafadores y haber intercedido por ellos. Ciertamente, debió haber devuelto ese dinero tras enterarse de su procedencia, pero quizás habría sido difícil si todo ya estaba gastado. Tradicionalmente la Iglesia ha rechazado donaciones de dinero mal habido. Como otros religiosos, erró en entrometerse con la justicia, pues se le debe dejar que juzgue a los delincuentes o criminales, sin intromisión de representantes de la Iglesia.