El poder y la gloria, Juan Pablo II: ¿santo o político?
David Yallop, Editorial Planeta Mexicana, 2007
VII El mercado http://www.voltairenet.org/article159940.html
El 11 DE SETIEMBRE DEL 2003, el jet de Alitalia que transportaba al papa Juan Pablo II, su séquito, el cuerpo de prensa y personal adicional no identificado tocó tierra en el aeropuerto M. R. Stefanik en las afueras de Bratislava, la capital de Eslovaquia, y la centésima segunda visita papal había comenzado. El programa contenía un mínimo de apariciones públicas y oportunidades de foto. Se habían evaporado ya las imágenes de la fuerte, erguida y atlética figura que bajaba a toda prisa la escalerilla del avión para besar el suelo, esta vez fueron precisos cuatro ayudantes y 20 minutos para meter a Wojtyla al elevador especialmente instalado para auxiliarlo en su descenso del avión. El papa permaneció sentado mientras su silla se hacía rodar hasta una plataforma en la sala de recepción del aeropuerto para una breve ceremonia de bienvenida.
David Yallop, Editorial Planeta Mexicana, 2007
VII El mercado http://www.voltairenet.org/article159940.html
El 11 DE SETIEMBRE DEL 2003, el jet de Alitalia que transportaba al papa Juan Pablo II, su séquito, el cuerpo de prensa y personal adicional no identificado tocó tierra en el aeropuerto M. R. Stefanik en las afueras de Bratislava, la capital de Eslovaquia, y la centésima segunda visita papal había comenzado. El programa contenía un mínimo de apariciones públicas y oportunidades de foto. Se habían evaporado ya las imágenes de la fuerte, erguida y atlética figura que bajaba a toda prisa la escalerilla del avión para besar el suelo, esta vez fueron precisos cuatro ayudantes y 20 minutos para meter a Wojtyla al elevador especialmente instalado para auxiliarlo en su descenso del avión. El papa permaneció sentado mientras su silla se hacía rodar hasta una plataforma en la sala de recepción del aeropuerto para una breve ceremonia de bienvenida.
Sólo leyó unas cuantas líneas de su discurso, preparado en eslovaco. Para el final del primer párrafo, hacía esfuerzos pero no pudo seguir. Su secretario, el obispo Stanislaw Dziwisz, avanzó rápidamente, tomó el discurso del papa y se lo entregó a un joven sacerdote quien leyó el resto, con excepción del último párrafo, que el papa, forcejeando y con obvia dificultad, de alguna manera logró terminar.
Esta escena se estaba volviendo cada vez más familiar en esos viajes. Predeciblemente, el asesor de imagen del Vaticano, Joaquín Navarro-Valls, intentó restar importancia a lo que los vigilantes reporteros habían observado, recordando a la prensa otras ocasiones en las que el papa se había visto forzado a depender de otros para pronunciar sus discursos públicos. Navarro-Valls se vio obligado a conceder, ante nuevas preguntas, que ésa era la primera vez que tal cosa sucedía durante un discurso inaugural en un viaje apostólico.
El estado del papa no había mejorado al momento de su segunda aparición pública ese día, esta vez en el santuario mariano de Trnava, en el este de Eslovaquia. Pese a varias horas de descanso, estaba irremediablemente débil. Muchos regulares en el cuerpo de prensa creyeron que el papa podía morir en cualquier momento durante ese viaje de cuatro días. Navarro-Valls demostró de nueva cuenta que él veía una realidad diferente a la mayoría. "No veo ningún obstáculo para un eventual centésimo tercer viaje. Aunque aún no hay ningún plan concreto, ya hemos recibido varias invitaciones."
Como de costumbre, la verdad era un tanto diferente. La gran cantidad de equipo médico y los doctores y enfermeras entre el grupo papal se habían convertido en una característica común cuando el papa viajaba a cualquier distancia del Vaticano. Un viaje a Mongolia planeado para agosto se había cancelado a causa del cada vez peor estado de salud de Wojtyla. Durante años Navarro-Valls había negado airadamente que el papa sufriera mal de Parkinson. El pontífice seguía siendo presentado como el atleta súper sano de su juventud mucho después de que las evidencias contaban una historia diferente. Su salud había estado en serio declive mucho antes del 2003. En el Vaticano ya se hablaba abiertamente no de "si" sino de "cuándo" el papa transmitiría el poder. A algunos de sus allegados les aterraba ese cada vez más próximo momento. A menos que pudieran manipular la transmisión, lo cual era una posibilidad muy real, su propio poder estaría en peligro Mientras tanto seguían permitiendo que el papa de 83 años y con una enfermedad terminal sufriera en público. Cerca del fin de la ordalía de Karol Wojtyla en Eslovaquia la opinión de consenso de los reporteros acompañantes era que el pontífice "se aproximaba ya al limite de lo que la medicina y la fuerza de la voluntad pueden hacer”. En el Vaticano se admitía abiertamente que, mucho antes de la ordalía en Eslovaquia, ése se había convertido ya en “un papado inútil”, y que el papa alternaba entre "períodos de lucidez y confusión.
Aparte de los costos humanos de llevar por el mundo a un hombre muy enfermo y mayor de 80 años de edad, los viajes siempre planteaban otras preguntas fundamentales. ¿La Iglesia católica romana realmente obtenía algo de esos viajes? ¿Qué beneficios, se derivaban de ese excepcional ejemplo de evangelización que había empezado en enero de 1979 con visitas a México y República Dominicana y continuado luego sin cesar?
"Soy un peregrino-mensajero que desea recorrer el mundo para cumplir el mandato que Cristo dio a los apóstoles cuando los envió a evangelizara todos los hombres y todas las naciones. "Desde que Juan Pablo II pronunció esas palabras en España, en noviembre de 1982, había pasado 580 días y noches en el camino, en el aire, de lado a lado de los océanos y mares del mundo. Casi un año y medio del papado íntegro de Wojtyla se dedicó a llegadas y salidas y, en el ínterin, a la predicación, la oración y, en todos los sentidos de la pontificación.
Estas actividades, entre otras, provocaron extravagantes elogios de una interminable fila de admiradores. "El hombre del siglo…Profeta del nuevo milenio…Conciencia del mundo." Las estadísticas del papado de Wojtyla, cuántos viajes, el número de encíclicas, el número récord de beatificaciones, de canonizaciones, las multitudes récord que asistieron a la misa papal en Filipinas, en Polonia, eran constantemente sacadas a relucir por el Vaticano. Pero una estadística oficial nunca se mencionaba: ¿cuánto había costado? ¿Acaso el papa no debía haber seguido el ejemplo de sus predecesores y pasado más tiempo en Roma?
Esta pregunta se formuló en el Vaticano casi desde el principio del pontificado de Wojtyla. Un alto miembro de la curia romana me dijo en 1981 que ésta estaba sumamente preocupada por el "excesivo e innecesario uso de recursos humanos y financieros". Si la curia hubiera sabido entonces con cuánta frecuencia los vuelos papales surcarían los cielos en el futuro, habría podido hacer una manifestación de protesta en la plaza de San Pedro. Como ya se señaló, el papa mismo planteó el asunto durante su primera visita al continente africano en 1980.
Algunas personas creen que el papa no debería viajar tanto. Que debería quedarse en Roma, como antes. A menudo oigo ese consejo, o lo leo en los periódicos. Pero aquí los lugareños dicen: "Gracias a Dios que usted está aquí, porque sólo viniendo podría saber de nosotros. ¿Cómo podría ser nuestro pastor sin conocernos? ¿Sin saber quiénes somos, cómo vivimos, cuál es el momento histórico por el que pasarnos?" Esto me confirma en la creencia de que es momento de que los obispos de Roma se vuelvan sucesores no sólo de Pedro, sino también de San Pablo, quien, como sabemos, nunca podía quedarse quieto y estaba siempre en movimiento.
Exactamente ¿qué tan efectivo era el papa como mensajero? Descartando los excesos del Vaticano, las exageraciones locales y las hipérboles de los medios de comunicación, es indiscutible que el poderosamente carismático Wojtyla atraía a vastas multitudes cuando hacía sus "peregrinaciones". La cifra global acumulativa de asistentes a las misas y reuniones públicas asciende a cientos (de millones, si no es que a miles de millones de personas.) Las palabras que Wojtyla pronunció suman un total similar. El costo financiero es más difícil de evaluar. En noviembre de 1980 el papa realizó una visita de cinco días a la entonces Alemania Occidental; el costo para los contribuyentes de ese país se fijó oficialmente en 10 millones de dólares. En 1982 el papa hizo una visita de seis días al Reino Unido; el costo se fijó oficialmente en 6 millones de libras esterlinas. En 1987 hizo una visita de 10 días a Estados Unidos, estimada en 26 millones de dólares. El Vaticano pagó los pasajes de primera clase de los 12 miembros del grupo papal, mientras que los contribuyentes y católicos estadounidenses pagaron el resto. Mucho tiempo después de ese viaje, numerosas diócesis batallaban aún con grandes cuentas por pagar. El costo de otros viajes al extranjero se ha estimado oficialmente en 2 millones de dólares diarios. Tomando esta cifra como promedio, el costo de los viajes del papa al extranjero desde octubre de 1978, costo que nunca fue pagado por el Vaticano, fue superior a los 1,100 millones de dólares. Es indudable que la gran mayoría de los viajes papales tuvieron un efecto inmediato en su audiencia, y que grandes multitudes establecían un lazo instantáneo con el hombre del país lejano. Sin embargo, el efecto a largo plazo fue mínimo. El público estaba preparado para amar al hombre, pero de la misma manera estaba preparado para ignorar su mensaje. En casi todos los países, la inmensa mayoría de los católicos romanos resultarían ser muy resistentes a las enseñanzas del papa Juan Pablo II. Aun en un país históricamente tan católico como Irlanda, donde más del 90 por ciento de la población asistía a misa una vez a la semana, las creencias estaban cambiando drásticamente.
Estudios, investigaciones y encuestas de opinión realizados ahí a principios de 2001 por el sacerdote, escritor y sociólogo estadounidense Andrew Greeley confirmaron que las actitudes de Irlanda ante la religión estaban cambiando. Ése fue el país al que durante dos días y medio de 1979 el papa tomó enteramente por asalto. Se calcula que a la primera misa papal en Phoenix Park, Dublín, asistieron 1,2 millones de personas, más de un tercio de la población total. Al hablar ante esa enorme comunidad, el papa instó a Irlanda, país que durante siglos había enviado a miles de misioneros al mundo, a redescubrir su fe, a "convertirse".
En Drogheda, lugar arreglado por razones de seguridad, a unos 50 kilómetros de la frontera con Irlanda del Norte, Juan Pablo abogó por el fin de la violencia sectaria, el fin de los asesinatos, perpetrados en forma blasfema no sólo en nombre del nacionalismo, sino también de versiones rivales del cristianismo. Invocó el quinto mandamiento: "No matarás". Rechazó la descripción de que se libraba una guerra religiosa entre católicos y protestantes. -Éste es un conflicto entre personas movidas por el odio, y el cristianismo prohíbe el adío." Dirigiéndose no sólo a los 300,000 reunidos en Drogheda, sino también a todo país, el norte y el sur, hizo un enérgico y muy personal ruego: De rodillas les pido que abandonen los senderos de la violencia y vuelvan a los caminos de la paz (…) La violencia destruye la obra de la justicia (…) Más violencia en Irlanda solo postrará y arruinará al país que ustedes dicen amar y los valores que dicen estimar.
Dondequiera que fue se le aclamó con atronadores aplausos, ensordecedores vivas y extasiados cánticos. Su última misa en Limerick atrajo a más de 250,000 personas. El ruego del papa a esos hombres violentos no tuvo el menor efecto o influencia en los hechos. Los asesinatos, los indignos bombazos contra civiles, la humillación, la intimidación y el odio continuaron sin cesar. En cuanto al catolicismo irlandés, el número de los fieles siguió disminuyendo.
Los cambios en las creencias, conductas y actitudes que los estudios del padre Greeley registraron no eran ciertamente los que el papa tenía en mente cuando exhortó a los irlandeses a "convertirse". "Si las medidas apropiadas del catolicismo son la fe y la devoción, entonces los irlandeses siguen siendo católicos", observó el padre Greeley. Su investigación determinó que 94 por ciento de los irlandeses creían en Dios, 85 por ciento en el cielo y los milagros y 78 por ciento en la vida después de la muerte. Sin embargo, "si, por otro lado, las medidas apropiadas de la fe son la aceptación de la autoridad de la Iglesia y la adhesión a la ética sexual de la Iglesia, entonces los irlandeses ya no son católicos", dijo Greeley, y añadió: "Pero entonces tampoco lo es ningún otro pueblo de Europa, incluidos el italiano y el polaco". Sus cifras indicaban que sólo 40 por ciento creía que el aborto siempre era malo, sólo 30 por ciento, que el sexo prematrimonial siempre era malo, y sólo 60 por ciento, que las relaciones entre personas del mismo sexo siempre eran malas. Más significativamente aún, sólo siete por ciento de los nacidos en la década de 1970 tenía mucha confianza en la Iglesia, aunque 70 por ciento La tenía en el cura local.
Una encuesta posterior realizada en septiembre de 2003 por RTE, la radiodifusora y televisora estatal de Irlanda, confirmó los hallazgos del padre Greeley. Demostró que sólo 50 por ciento de los católicos en Irlanda asistían a misa cada semana, 75 por ciento creían que el celibato sacerdotal debía abolirse, 60 por ciento, que el sacerdocio debía abrirse a las mujeres, y 38 por ciento rechazaban el concepto de la infalibilidad papal.
Una encuesta de Zogby de 2002 indicó que el padre Greeley tal vez tendría que añadir pronto a Estados Unidos entre los países “ya no católicos". Esa encuesta determinó que 54 por ciento de los estadounidenses estaban a favor de que los curas se casaran, mientras que 53 por ciento pensaban que debía haber sacerdotisas, 61 por ciento aprobaban el control natal artificial, un colosal 83 por ciento pensaba que era moralmente incorrecto discriminar a los homosexuales, e incluso sobre el aborto casi un tercio discrepaba de que siempre fuera moralmente incorrecto. En contradicción con esas cifras, en la misma encuesta no menos de 90 por ciento pensaba que el papa hacia una buena labor en el mundo como líder de la Iglesia.
El hecho de que tantos encuestados discreparan de la posición de la Iglesia sobre una amplia variedad de asuntos clave era una asombrosa ilustración de la paradoja central del papado de Karol Wojtyla. Compraban sus libros, sus CD, sus vídeos; se congregaban por millones en los parques, campos y estadios de fútbol del mundo cuando celebraba misa, pero un número creciente de ellos no seguían su enseñanza ni la doctrina de la Iglesia sobre un cada vez mayor número de asuntos. La forma de cristianismo de Wojtyla era crecientemente irrelevante, y las evidencias no se reducían a las encuestas. En Australia, los hechos hablaban por sí solos. Entre 1971 y 2006, las bodas católicas en una iglesia habían disminuido más de 50 por ciento, de 9,784 a 4,075.
En Estados Unidos, el número de sacerdotes más que se duplicó, hasta 58,000 entre 1930 y 1965. Desde entonces ha caído a 45,000, y sigue descendiendo. Para 2020, de seguir las tendencias actuales, habrá menos de 31,000, y más de la mitad de ellos serán mayores de 70 años. En 1965, uno por ciento de las parroquias estadounidenses no tenía cura. Para 2002, 15 por ciento -3,000 parroquias- carecían de él. En ese mismo período, el número de seminaristas disminuyó 90 por ciento. El mismo sombrío panorama se repetía en las cifras de monjas y miembros de órdenes religiosas católicas. Casi la mitad de las secundarias y preparatorias católicas han cerrado en los últimos 40 años. La asistencia semanal a misa oscila entre 31 y 35 por ciento. Las cifras de anulación han aumentado de 338,000 a 501,000. Dondequiera que se mire, la historia es la misma, pero la Iglesia católica estadounidense seguía proclamando que en el mismo período, de 1965 a 2002, el número de católicos en el país habla aumentado 20 millones.
El mito de una membresía mucho mayor es perpetuado no sólo en Estados Unidos, sino también globalmente. La definición que hace la Iglesia de un católico romano -una persona bautizada- choca con el hecho de que cientos de millones de supuestos católicos rechazan subsecuentemente las enseñanzas de la Iglesia sobre una enorme variedad de asuntos, y al hacerlo, pese a lo que diga su fe de bautismo, dejan de ser católicos romanos. Un católico romano no practicante es un ex católico romano o, para decirlo con la jerga vaticana, un católico romano relapso.
En Gran Bretaña están muy avanzados los planes para abolir el actual juramento que se hace antes de testificar en un tribunal. En el futuro no contendrá ninguna referencia a Dios. En Estados Unidos, en octubre de 2003, luego de una larga batalla legal que culminó en la Suprema Corte, fue confirmada la decisión de un tribunal federal por la que se prohibió la exhibición de los Diez Mandamientos en el edificio del poder judicial del estado de Alabama. Esa decisión reafirmaba la separación entre la Iglesia y el Estado. Mientras que el papa creaba más y más santos, a cada vez menos niños se les ponían los nombres de aquéllos. En el devotamente católico romano Chile, las píldoras abortivas del día siguiente se distribuyen gratis. Vandalismo, robo, narcotráfico, piromanía, ritos paganos y "conducta inadecuada en el altar mayor" se han vuelto tan comunes en las iglesias británicas que hoy muchas de ellas permanecen cerradas fuera de las horas de servicio, con cámaras de circuito cerrado de televisión encendidas. Simultáneamente, los templos católicos en Escocia registran su más baja asistencia en la historia, de apenas 12 por ciento. El obispo Joe Devine, de Motherwel, observó: “la población católica he disminuido, pero no ha sido vencida. El ocultismo desempeña cierto papel en ello, pero el principal problema es que la gente ve televisión o juega futbol en lugar de ir a la iglesia". El papa tenía una opinión más tajante: "Escocia es un país pagano".
El cardenal Keith O'Brien, un hombre al que Wojtyla había ascendido recientemente, coincide con ello. "Existe el riesgo de que Escocia se vea reducida a un estado de bacanal en el que lo único que interese a todos sea su propio placer y acostarse con quien sea." En enero de 2003, el principal clérigo católico de Gran Bretaña, el cardenal Cormac Murphy O'Connor, se refirió drásticamente a una mucha mayor crisis de fe: "Gran Bretaña se ha convertido en un país sumamente pagano".
Sí hay, embarazos no deseados en Gran Bretaña, no los hay suficientes en Italia. En L'Osservatore Romano en octubre de 2001, el teólogo Gino Romano intentó hallar la razón del hecho de que Italia, seguida muy de cerca por la católica España, tenga la más baja tasa de natalidad en Europa. Culpó a las "medidas italianas (…) El sostenido aumento del divorcio refleja el impacto de un ciclón de secularismo y consumismo". Llamó también a realizar "nuevos esfuerzos para permitir a las jóvenes parejas tener más de un hijo".
Ese teólogo italiano, lo mismo que la Liga de Mujeres Católicas de Gran Bretaña, lamentó el hecho de que la mayoría de los adolescentes, pese a creer aún en el valor del matrimonio, prefieran esperar a que sus relaciones y otras aspiraciones hayan madurado. Se ejerce así el derecho a decidir abortar. El matrimonio tradicional entre los 15 y 18 años con tres o más hijos al cumplir los 20 es una perspectiva con decreciente atractivo en Europa.
Ha habido un completo rechazo a la enseñanza de la Iglesia sobre el control natal. La mayoría también ha rechazado la enseñanza de la Iglesia sobre el divorcio y el aborto. Mientras renombrados filósofos católicos discutían públicamente con el papa y los jesuitas acerca de la existencia del infierno, las masas católicas estaban más interesadas en el aquí y ahora y en un estilo de vida muy contrario a las constantes admoniciones del papa. También discrepaban de la de la Iglesia sobre los sacerdotes casados y las sacerdotisas.
Dos tercios creen además que la Iglesia católica debería retornar a la práctica de que los sacerdotes y la comunidad elijan a los obispos de su propia diócesis. Los italianos ven con profundo cinismo el hecho de que el papa no haya eliminado la corrupción financiera de la década de 1980. En esa década, cuando realizó una visita a Nápoles, ciudad que padecía de gran cantidad de privaciones, fue recibido con una enorme pancarta que proclamaba: "La rica Nápoles da la bienvenida a su pobre papa". Los italianos eran asimismo cínicos respecto al extraordinario número de viajes al extranjero que el papa y su séquito habían hecho. Esto confirmaba en la mente de muchos la imagen de una Iglesia muy rica que dilapidaba el dinero de la gente.
Algunas de las críticas públicas eran injustas y mal informadas. Las visitas dentro de Italia frecuentemente rendían ganancias. Los funcionarios del Vaticano no tenían empacho en pedir una cuota de servicio si recibían la solicitud de un alcalde o dueño de una fábrica para que el papa Juan Pablo los visitara. Cuando Carol de Benedetti (en su calidad no de miembro del Banco Ambrosiano, sino de director general de Olivetti) se preparaba para una visita papal a su fábrica de máquinas de escribir en Ivrea, fue notificado de que se requería una contribución. El hombre del Vaticano sugirió 100,000 dólares, y más tarde De Benedetti extendió el cheque a nombre del papa, a quien lo entregó en privado durante su visita. Esta anécdota se me refirió hace unos años, y la consideré apócrifa hasta verla citada por Carl Bernstein y Marco Politi luego de que entrevistaron a De Benedetti. Posteriores investigaciones confirmaron que muchos otros hombres de negocios italianos fueron obligados a depositar algo en la charola del Vaticano.
Pero ni el contribuyente italiano ni el Vaticano pagaban los 2 millones de dólares de gastos diarios de los viajes al extranjero. Los siguientes ejemplos son la regla, no la excepción.
El papa y sus más cercanos colaboradores nunca consideraron la posibilidad de que el extendido desplome del catolicismo pudiera deberse, al menos en parte, al Vaticano. Para ellos, la respuesta se encontraba invariablemente en la corrupción de la sociedad secular antes que en la corrupción de aquellos en los que la sociedad secular había buscado alguna vez una guía moral. Como comentó Wojtyla a los obispos belgas, el descenso de la práctica religiosa en su país era "particularmente inquietante", y él no tenía la menor duda de las razones de ello. Era el problema de "una sociedad que pierde de vista sus tradicionales puntos de referencia, promoviendo el relativismo en nombre del pluralismo".
En ocasión de una visita a Roma de un grupo de obispos franceses, el papa los alentó a hacer frente a "la secularización de la sociedad francesa, que a menudo adopta la forma de rechazo, en la vida pública, de los principios antropológicos, religiosos y morales que han marcado profundamente la historia y cultura de esa nación". El papa señaló a los obispos franceses su preocupación por el declive de vocaciones sacerdotales. "Desde hace muchos años su país ha visto una grave crisis de vocaciones: una especie de errancia en el desierto que constituye una auténtica prueba de fe para los pastores y los fieles por igual." Siguió una larga lista de recomendaciones. Los obispos franceses estaban demasiado cohibidos para apuntar que ellos ya habían sido previamente sometidos a esa prueba, sin éxito.
En diciembre de 2004, un estudio de 18,000 ciudadanos franceses fue realizado por el diario católico La Croix y el instituto encuestador CSA. En él se confirmó que en Francia la Iglesia católica se aproximaba a su desintegración. Mientras que 64.3 por ciento de los franceses se describen como católicos, sólo 7.7 por ciento de los entrevistados dijeron asistir a la iglesia una vez al mes. De éstos, 28 por ciento eran mayores de 75 años, y la abrumadora mayoría eran mujeres rurales de escasa instrucción. Francia tiene hoy 17,000 sacerdotes diocesanos, la mitad de los que existían en 1980. También las parroquias muestran una disminución de 50 por ciento.
A los franceses tal vez les habría consolado saber que no eran los únicos. El papa impartió la misma lección a la mayoría de sus obispos. Dijo a los holandeses: "Su país ha experimentado un intenso proceso de secularización durante 30 años, que se ha extendido a la Iglesia católica como reguero de pólvora y que desafortunadamente continúa marcando a la sociedad holandesa". Luego, en noviembre, de 2004, el cardenal Adrianis Simonis, de Utrecht, ofreció lo que se ha convertido entre los obispos católicos en Europa en una popular explicación del derrumbe del cristianismo.
“Hoy descubrimos que estamos desarmados de cara al peligro islámico." Tras señalar que incluso jóvenes nacidos y crecidos en los Países Bajos se habían vuelto musulmanes, el cardenal asoció el ascenso del Islam con “el espectáculo de extrema decadencia moral y declinación espiritual que ofrecemos " a los jóvenes.
El cardenal Poupard, presidente del Consejo Pontificio, francés trabajaba en el Vaticano, ofreció una visión más amplia de la desintegración cristiana.
El ateísmo militante y organizado de la era comunista ha sido reemplazado por la indiferencia práctica, la pérdida de interés en la gestión de Dios y el abandono de prácticas religiosas, especialmente en el mundo occidental.
Entre los problemas que la Iglesia debía enfrentar, continuó, estaban "la globalización de la cultura de masas, la influencia de los medios electrónicos y la aparición de nuevas sectas". Lamentó la ausencia de medios eficientes para la difusión de la fe". Temía que la perdida de fe pudiera "conducir al desplome de la cultura, con peligrosas consecuencias para la sociedad. La época más amenazadora para el hombre no es aquella que niega la verdad, sino a la que no le preocupa la verdad".
Lo cierto es que la Iglesia católica tiene medios muy eficientes para propagar la fe. Los medios católicos son un gigante global con una pléyade de agencias de noticias, periódicos y compañías de radio y televisión comprometidos con la línea oficial de la Iglesia católica romana en todos los órdenes. Todo esto tiene como sede una sola ciudad, y gran parte de ello se reproduce en muchas ciudades alrededor del mundo. Tan sólo el Opus Dei tiene más agencias de medios en todo el mundo que Rupert Murdoch. Lo último que falta en la Iglesia católica moderna son medios eficientes.
"Rome Reports", por ejemplo, es una agencia de noticias de televisión centrada por completo en el papa y la Iglesia que vende segmentos de programas en inglés, español y portugués a televisoras de Asia, África y América Latina. Su director, Yago de la Cierva, es miembro del Opus Dei. Radio María es una estación tanto de radio como de televisión que transmite globalmente. Famiglia Cristiana es una publicación semanal editada por los Padres de San Pablo. La Conferencia de Obispos Italianos tiene su propio periódico, Avvenire (Porvenir), y una estación de televisión vía satélite que retransmite mediante docenas de estaciones católicas locales. Telepace es otra estación de televisión católica. La Universidad Católica del Sagrado Corazón publica la revista Vita e Pensiero (Vida y Pensamiento). Mondo e Missione es la revista mensual del Instituto Pontificio de Misiones Extranjeras. Mensuarios católicos rivales son Nigriz1a (Negritud), Missione Oggi (Misión Hoy), Il Timone (El Timón) e Inside the Vatican (Dentro del Vaticano). Está además la agencia de noticias Zenit. Y la agencia en línea Asia News, que publica en italiano, chino e inglés.
Luego están, por supuesto, las agencias de medíos del Vaticano que incluyen una oficina de prensa controlada por el miembro numerario del Opus Dei Joaquín Navarro-Valls; una página en internet en seis idiomas con boletines diarios y un extenso conjunto de archivos. El diario L'Osservatore Romano; el Centro de Televisión del Vaticano; el Servicio de Información del Vaticano; Fidsl, la única agencia en línea de la Congregación de la Doctrina de la Fe, cuyo servicio en siete idiomas también incluye el chino; la Librería Editrice Vaticana, que publica todas las declaraciones oficiales de la Santa Sede, y por último las revistas y boletines publicados por las diversas oficinas del Vaticano.
Los obispos no pueden dormir buscando al enemigo. El socialismo ha sido añadido al Islam y el comunismo, aunque la verdad es que muchos, del papa para abajo, nunca han podido distinguir al socialismo del comunismo. El ya desaparecido secretario de Estado cardenal Casaroli, quien realmente debía haber estado mejor informado, cayó en la trampa al comentar los problemas de México. Es indudable que cuando los obispos españoles hagan su siguiente visita ad limina a Roma, se declarará culpable al actual gobierno socialista de todos los problemas de la Iglesia española. Una encuesta de fines de 2004 que mostró que 61 por ciento apoya la propuesta del gobierno de legalizar el matrimonio homosexual y que una mayoría de 72 por ciento pensaba que el Estado debía dejar de darle a la Iglesia española casi 100 millones de libras esterlinas al año, indicaría que la mayoría de los españoles están con su gobierno y no con la Iglesia católica.
Nuevas leyes en preparación en España están diseñadas para dar a otras Iglesias cristianas, a judíos y musulmanes algunos de los privilegios que hoy disfruta en exclusiva la Iglesia católica romana. La Iglesia católica española se ha colocado entonces en la línea frontal de la oposición política al gobierno democráticamente electo, al que no puede hacerse responsable del extraordinario derrumbe de la fe católica que ha ocurrido en España. En un país donde 90 por ciento (de la población se "declara” católica romana, dos tercios —66 por ciento— no son practicantes. Para tomar un solo caso particularmente cercano al corazón de Karol Wojtyla, en la predominantemente católica España las encuestas señalan que 40 por ciento de la población cree que el aborto es un derecho fundamental, y un 24 por ciento adicional cree que debería tolerarse. Esto resultó de una encuesta realizada antes de que los socialistas llegaran al poder, cuando el país era dirigido por un gobierno de derecha. En la España presente, más de 50 por ciento de los embarazos ocurridos en jóvenes de entre 15 y 17 años se interrumpen.
El papa ha reconocido que el reto concierne no sólo al catolicismo, sino también al cristianismo en general. En un discurso en la Academia Pontificia de Cultura, en marzo de 2002, dijo: "Nuestros contemporáneos inmersos en círculos culturales a menudo ajeno a toda dimensión espiritual de la vida (…) Los cristianos debemos reparar el daño causado por esa ruptura de la relación entre la fe y la razón". Sin embargo, su solución era una espada de doble filo. “Es necesario crear un sistema educativo dedicado a un serio estudio antropológico que tome en cuenta quién es el hombre y qué significa la vida". Tales estudios han existido desde hace mucho tiempo e investigaciones adicionales en este campo reforzarían al menos la posición de los humanistas.
Uno de los obispos de Nicaragua hizo una propuesta más radical. En un sermón de Navidad, el obispo Abelardo Guevara abordó la crisis de la vida familiar. Denostó a las violentas bandas de adolescentes que habían forzado a la diócesis a cancelar la tradicional misa navideña de gallo. "Necesitamos recuperar urgentemente la unidad familiar y los principios espirituales. Nuestra sociedad se está viniendo abajo a causa de la falta de esas virtudes." Dirigiéndose a todos los padres de su comunidad, el obispo continuó: " Ustedes deben estar dispuestos a hacer todo lo posible por proteger los valores de su familia. ¡Destruyan a balazos el televisor si es necesario para mantener en raya los anti valores!”
A principios de diciembre de 2001, el exorcista oficial de la Diócesis de Roma, el padre Gabriele Amorth, descubrió que la amenaza no provenía de la pantalla chica, sino de la grande. Su preocupación eran las películas y los libros de Harry Potter. Este sacerdote presidente de la Asociación Internacional de Exorcistas, creía que una gran fuerza maligna influía esas obras. "Detrás de Harry Potter se oculta la rúbrica del rey de las tinieblas, el diablo. El exorcista explicó que esos libros contienen innumerables referencias a la magia, “el arte satánico”, y que intentan hacer una falsa distinción entre magia negra y blanca, cuando en realidad esa distinción "no existe, porque la magia es siempre un recurso del demonio”
Dondequiera que se mire, el cristianismo en todas sus formas parece estar de retirada. En América Latina -el continente de la esperanza del Vaticano-, funcionarios de salud de 20 países se reunieron en México a fines de 2001 en una conferencia de tres días con más de 250 participantes para contribuir a que los gobiernos latinoamericanos establecieran -un libre intercambio de ideas- sobre la posible legislación del aborto. A esos países predominantemente católicos les preocupaba el gran número de abortos secretos que resultaban en la muerte de mujeres embarazadas. La cura se estimaba en "6,000 vidas al año". En marzo de 2000, en la patria del papa, el presidente polaco, Alexander Kwasniewski, vetó un proyecto de ley que había puesto en vigor nuevas y más estrictas medidas contra la pornografía. El presidente declaró que ese proyecto de ley “reduciría injustamente las libertades personales". En un país en el que 90 por ciento se consideran católicos romanos practicantes. Los votantes se dividieron en partes iguales ante la acción del presidente.
Pese a todos esos signos de decadencia, las cifras oficiales del Vaticano catalogan el papado de Wojtyla y sus viajes compulsivos como un resonante éxito. Las cifras globales de católicos bautizados en el mes de diciembre de 1997 eran de poco más de mil millones, los cuales siguen aumentando. Las cifras globales, por ejemplo, para el año terminado el 31 de diciembre de 2000 muestran un incremento en el número de católicos de poco menos de 12 millones en el año precedente. Pero, como siempre, el diablo está en los detalles. En lo tocante al continente europeo, las cifras indican una caída poco más de 1.5 millones. El número de sacerdotes, hermanos y hermanas también descendió en Europa. Grandes áreas de crecimiento en la mayoría de las categorías se registraron en todos los demás continentes excepto Oceanía, pero todas las cifras se basaban en el bautismo y no tomaban en cuenta si las personas implicadas realmente practicaban o creían en la fe católica.
Si la misión de Juan Pablo II de evangelizar el mundo había de triunfar en algún lado, éste debía ser sin duda Italia. Aparte del hecho de que estaba rodeado de italianos por todas partes, hizo los más tenaces esfuerzos por cubrir cada Strada, piazza, villaggio, cittá y cada santuario sagrado de Italia. Realizó 726 visitas pastorales a las diversas parroquias de su diócesis personal de Roma, y otras 140 visitas pastorales en Italia más allá de las fronteras de Roma. Predicó, oró y habló en general a la nación italiana casi cada día durante 25 años. Cada ciudadano, cada hombre, mujer y niño estuvo completamente expuesto a las opiniones de Juan Pablo II sobre una extraordinaria diversidad de temas, particularmente los relacionados con la enseñanza de la Iglesia católica.
Las cifras oficiales señalan que la población de Italia es abrumadoramente católica romana. Casi 80 por ciento se considera católica. Entre quienes discrepaban de ello estaba el propio papa ya desaparecido. En 1996 llamó a la "evangelización" de Roma, que el Vaticano considera una ciudad pagana. Voluntarios fueron de puerta en puerta en un intento por persuadir a los ciudadanos de la capital de "retornar a la Iglesia". Trascendió que muchos jamás puesto el pie en San Pedro.
La disminución de la tasa italiana de natalidad va de la mano con la caída de bodas por la Iglesia. El cardenal Julián Herranz, peso pesado de la curia y presidente del Consejo Pontificio de Textos Legislativos, juzga que parte de la razón de ello es el alto costo de una boda por la Iglesia, pero reconoce el más profundo factor de "la pérdida de sentido religioso en la sociedad”. La Iglesia católica en Italia sufrió una demostración nacional de esa pérdida en 1984, cuando la fe católica romana fue relegada y dejó de ser la religión oficial de Italia.
A Juan Pablo II se le ha descrito correctamente como el "papa más mariano de la historia", pero su obsesivo amor por la madre bíblica de Cristo y su deseo de despertar una genuina espiritualidadmariana lo hicieron alarmantemente vulnerable a toda explotación de la leyenda de María. Esa era una vulnerabilidad que se formó muy pronto en la vida de Karol Wojtyla. Al volver a casa de la escuela el 13 de abril de 1929, el niño de ocho años fue enfrentado por uno de sus vecinos en el patio, quien le dijo bruscamente: "Tu madre ha muerto". Emilia tenía apenas 45 años de edad, y había sufrido frecuentes y terribles dolores, causados por una miocarditis y nefritis (aguda inflamación del corazón y los riñones) durante 15 años.
Cuando Wojtyla era joven hablaba de su madre con amoroso afecto al recordar su invaluable, irreemplazable papel en esos primeros años de su vida. Más tarde hubo un cambio de tono, y la amargura reemplazó al amor mientras él recordaba lo preocupada que había estado su madre por su enfermedad y el poco tiempo que había tenido para dedicarle a él. El chico perdió a la persona más importante de su vida a una edad dolorosamente temprana. Esto fue crucial, sin duda, en la formación de su paradójica personalidad y la obsesión mariana que dominó su visión de las mujeres.
Wojtyla hablaba y escribía regularmente como si el único papel de las mujeres seculares fuera la maternidad, Su incesante hostilidad contra el aborto aun en el caso de una mujer violada, su veneración por las mujeres que habían muerto dando a luz en vez de abortar y salvar su vida, son un eco de la tradicional enseñanza católica que prevalecía al momento de la prematura muerte de su madre.
Privado de afecto maternal en una etapa desesperadamente temprana de su desarrollo, Wojtyla estaba rodeado asimismo por una cultura que veneraba profundamente a María, la madre de Cristo. El héroe de la infancia de Wojtyla, Pío IX, había declarado la doctrina de la Inmaculada Concepción de María, "la virgen madre de Cristo". En Polonia, María tiene muchos nombres, muchos títulos. Aparte de la universal Virgen María, Wojtyla también podía rezar a la Madre Santísima, Reina del Cielo y la Tierra, Esposa Virgen, Madre Dolorosa, Refugio de los Pecadores, Consoladora de afligidos, la Virgen Negra de Czestochowa y el título que sobre todos los demás, aseguraba que ella fuera inexorablemente identificada con el nacionalismo y la patria polacos, Reina de Polonia, María, Madre de Dios.
Una amiga de toda la vida de Wojtyla, Halina Kró1ikiewicz-kwiatkowska, recuerda: "Siempre corríamos a la iglesia. Y en la iglesia rezábamos, por lo general a la Virgen María". Eugeniusz Mroz, otro amigo de la infancia, recuerda la muerte de Emilia.
El nos impresionó con su paz interior. Creía que esa pérdida era voluntad de Dios. El departamento de Wojtyla estaba en el segundo piso. La habitación de su madre nunca se usó después de su muerte. A veces, cuando Karol estaba estudiando, tomaba un descanso, entraba a la habitación de su madre y rezaba. El Santo Padre conservaba una fotografía especial que siempre llevaba consigo, dondequiera que fuera. Nunca se separaba de esa fotografía, ni siquiera en largas peregrinaciones. En ella aparece de niño en brazos de su madre.
Tres días después del funeral de su madre, el padre llevó a sus dos hijos a una peregrinación al santuario mariano de Kalwaria Zbrzydowska. Señalando un famoso cuadro de la Virgen María, le decía a Karol: "Ésta es tu madre ahora". A todo lo largo de su vida, Karol Wojtyla regreso a ese lugar, donde, en la víspera de la festividad de la Asunción, los polacos creen que la Santísima Virgen muere cada año y subirá al cielo. Luego de una vigilia de toda la noche, himnos y oraciones, celebran el triunfo de María sobre la muerte y su ascensión al cielo. El niño de ocho años quizá no haya recibido todo el consuelo que necesitaba en ese tiempo, porque 10 años después escribió estos versos:
Sobre tu blanca tumba brotan las flores blancas de la vida. ¡0h! ¿cuántos años han pasado sin ti? ¿Cuántos años? Sobre tu blanca tumba, cerrada hace años, algo parece elevarse, inexplicable como la muerte. Sobre tu blanca tumba, madre, mi amor sin vida...
Hasta fines del siglo IV la devoción a María se mantuvo en segundo plano, pero en realidad ya se le había visto aparecer tiempo atrás. En el siglo III, mientras Gregorio Taumaturgo lidiaba con, doctrinas teológicas poco antes de incorporarse al sacerdocio, se le apareció la Santísima Virgen, acompañada por San Juan. Ella instruyó a San Juan revelar a Gregorio el "misterio de la piedad". Juan obedeció cumplidamente, "enunció una fórmula perfecta y desapareció". A finales del siglo IV, Agustín se sintió compelido a protestar contra "el extravagante e infundado elogio de María. Esta especie de idolatría (…) está muy lejos del grave carácter de la teología, es decir, de la sabiduría celestial'. Uno se pregunta qué haría Agustín, quien junto con Pablo fue el que más hizo por dar forma al cristianismo, ante la "idolatría" de toda la vida por María de Karol Wojtyla.
A lo largo de los siglos ha habido repetidos reclamos de visiones de María, conversaciones con ella, milagros de ella y estatuas suyas que, derraman lágrimas de sangre, muchos de los cuales han sido oficialmente reconocidos por la Iglesia católica romana. Esas manifestaciones particularmente en Lourdes y Fátima, han obrado drásticos cambios en los lugares implicados y áreas circundantes. Sea o no que hayan ocurrido milagros es materia de constante debate, pero sin duda el perfil de la Iglesia ha crecido, la fe de muchos se ha fortalecido y grandes cantidades de dinero se han generado por ello.
A principios de junio de 1981, Medjugorje era una pobre aldea rural en Bosnia-Herzegovina, en la entonces Yugoslavia. El 24 de junio, seis adolescentes croatas hicieron variables afirmaciones de haber visto a "Gospa", la Santísima Virgen María. Al menos tres de los niños también afirmaron, haber visto al niño Jesús en brazos de su madre. Al día siguiente volvieron a ver la imagen de María, quien esta vez conversó con ellos. Las apariciones y conversaciones continuarían todos los días, y supuestamente continúan hasta el presente. No todos los seis niños siguen siendo privilegiados; para fines de 2003, sólo tres de ellos continuaban recibiendo mensajes diarios.
Diez años después de las primeras supuestas apariciones en Medjugorje, el Departamento de Estado de Estados Unidos solicitó a su embajada en Belgrado que "actualizaciones sobre Medjugorje se incluyan en los diarios informes de situación de la embajada". Sucesivos gobiernos estadounidenses se habían interesado crecientemente en Medjugorje. Un cable particular enviado en octubre de 1991 alertó a la embajada en Belgrado del hecho de que "justo en ese momento hay 30 peregrinos estadounidenses en Medjugorje, con una tal Hermana Mary de Filadelfia. Otro grupo de 50 peregrinos, encabezados por la Hermana Margaret planea viajar allá desde Nueva York. Ann está tratando de atajar a este grupo. Disculpa por favor si escribo mal el nombre de ese maldito lugar. Y digo maldito en serio. Ann se ha enterado también de que los niños de Mediugorge han abandonado la ciudad, aparentemente por instrucciones de la Virgen María".
Diez años antes de ese tráfico de cables desde las embajadas estadounidenses tanto en Roma como en Belgrado ya se transmitían inquietudes por las supuestas apariciones en Medjugorje. En septiembre de 1981, el embajador Wilson envió al secretario de Estado, el general Alexander Haig, un detallado informe sobre una conversación entre un visitante estadounidense y el cardenal Franjo Seper, entonces prefecto de la Sagrada Congregación de la Fe y principal consejero del papa sobre Yugoslavia. El cardenal Seper había expresado honda preocupación de que el renacimiento religioso desatado en la mayormente croata población de Medjugorje y el área circundante provocara mayores tensiones entre la Iglesia y el Estado y el resurgimiento del nacionalismo croata. Los hechos demostrarían que los temores de Seper eran fundados. El cardenal Seper dijo también a su visitante estadounidense:
El Vaticano no comentará ni investigará la reportada aparición (...de la Virgen María, ya que eso está bajo la jurisdicción de los obispos locales. Creo que ellos temerán la punitiva reacción del gobierno yugoslavo, y por lo tanto no harán nada.
En eso, al menos, el cardenal estaba equivocado. El obispo Zanic, de Mostar, habiéndose formado inicialmente la opinión de que aquellos niños eran sinceros, realizó una investigación y rápidamente cambió de parecer, condenando todo el asunto por considerarlo un engaño y "alucinaciones histéricas". La inequívoca condena del obispo, con plena autoridad del Vaticano, debería haber puesto fin a la cuestión. Pero como en el caso de algunas de las supuestas visiones previas de la madre de Cristo, personas con diferentes agendas habían empezado a ver un gran potencial.
La orden franciscana se había visto envuelta durante muchos años en una serie de desacuerdos cada vez más enconados en la diócesis de Mostar, juzgaba a muchas parroquias de su exclusivo dominio, mientras que el obispo y Roma disentían, así que la orden había sido forzada a su pesar a someterse a la autoridad del Vaticano. Entonces, electrizado el campo con las historias de María y sus diarios mensajes a los seis niños, la orden franciscana tomó rápidamente el control del fenómeno.
La aparición les dijo a los niños que debía ser conocida como Reina de la Paz. Sus mensajes diarios, que sólo los seis niños podían oír, tenían temas recurrentes: "Hagan la paz. Oren. Hagan ayuno. Confiésense". Se recibieron además varias instrucciones y mensajes muy específicos, pero desde el principio los franciscanos los excluyeron de la divulgación general y los transcribieron para apuntalar su intento de impedir una mayor reducción de su influencia en la religión. Esta agenda se vio sumamente favorecida por la explotación espiritual y comercial de los fieles, los necesitados y las personas sencillas y curiosas que se dirigieron en tropel a Medjugorje. Los mensajes secretos" también fueron usados por los franciscanos en sus intentos por poner fin a las guerras tribales étnicas y religiosas de clanes que durante siglos habían formado parte de la vida cotidiana.
El sitio de las apariciones originales se ubicaba en el pedregoso que conduce a la cima del monte Podbrdo. En beneficio de los turistas, éste fue rápidamente rebautizado como Colina de las Apariciones.
Pese a que esa montaña fue declarada área vedada por las autoridades comunistas, las visiones continuaron, aunque esta vez antes la misa nocturna en una de las salas laterales de la iglesia local. Por una feliz coincidencia, ese lugar estaba cerca del estacionamiento, y el terreno era mucho menos hostil para los ancianos, enfermos y débiles que pronto llegaban de todas partes.
En dos años las autoridades habían adoptado una opinión mucho más ilustrada de la Virgen María de Medjugorje. La montaña fue reabierta, y los terrenos de la iglesia y un área circundante quedaron disponibles para la confesión y la oración. Las confesiones eran continuas, así que se llevaron confesores extra para satisfacer la demanda pico. ¿Qué había alterado la posición del régimen comunista? Belgrado había terminado por darse cuenta de que había "oro de turistas" por obtener de la Reina de la Paz. Los franciscanos negociaron con el régimen y 500,000 dólares al año empezaron a llegar las arcas del gobierno central. Ésa era apenas una fracción del dinero que se recibía a manos llenas. El "oro de los turistas" se convirtió en una fiebre del oro en los Balcanes.
Para 1990, los franciscanos aseguraban que más de 18 millones de visitantes habían ido a Medjugorje desde aquella noche de principios de junio de 1981. El hecho de que al menos algunos de los seis niños se hubiera escabullido en la ladera de la montaña para fumar un ilícito cigarro se había reescrito como "búsqueda de ovejas perdidas". Esto se hacía deliberadamente eco de los niños Pastores de Fátima, que, a diferencia de Medjugorje, ha sido reconocida por el Vaticano como caso genuino.
Hay en la cercana Mostar un banco muy pequeño. A principios de la década de 1980 era insignificante en términos, bancarios internacionales, pues ocupaba el lugar mundial número 2,689, pero Hrvatska Banka DD Mostar poseía características muy inusuales. La posición política y comercial de un banco puede determinarse por la calidad de sus corresponsales,los bancos hermanos que actúan nombre en varios países alrededor del mundo. El diminuto Mostar, que albergaba las cuentas de la orden franciscana y también era en parte propiedad de ella, tenía a la crema y nata del mundo bancario entre sus corresponsales: Citibank, Deutsche, ABN-Armo C Brussels, Lambert, Nat West, BCI Skand, Enskilda, CSFB, Tokyo, Cassa di Risparmio,Bayerische y Bank of America eran unos cuantos de esos jugadores de grandes ligas, entre los que Citibank actuaba como corresponsal en Nueva York y Londres. A un consultor bancario eso le pareció "muy extraño. Un banco tan pequeño con una lista de corresponsales de alta categoría.
La propiedad de ese banco era compartida entonces por varios bancos con nombres ilustres, entre ellos Unicredíto Italiano Génova. Uno de los miembros del consejo de administración grupo de compañías que controlaba a Unicredito, Franzo Stevens, era considerado en los círculos bancarios como uno, de los "hombres de confianza" del Vaticino. Su presencia en un consejo de administración suele entenderse como un indicio de que el Banco del Vaticano tiene un interés financiero ahí. Evidentemente, el pequeño banco de Mostar estaba haciendo, algo muy bien. Desde mediados de 1981 hasta el día de hoy, ha actuado como el centro neurálgico financiero de la multimillonaria empresa erigida sobre las supuestas apariciones de Medjugorje. Este banco fue absorbido hace unos años por el rápidamente creciente grupo bancario Zagrebacka. Los franciscanos controlan la operación de Medjugorje desde su universidad en Steubertiville, Ohio. Hay grandes centros promotores de Medjugorje en varias localidades de Indiana, Ohio y Alabama.
No obstante, el Vaticano ha evitado repetidamente enfrentar de manera abierta el tema de Medjugorje. Ninguna declaración pública sobre las supuestas visiones diarias ha sido hecha jamás por ningún funcionario del Vaticano, pese a que varios cardenales, obispos y otras luminarias han citado formalmente la completa aprobación papal. Entre ellos está monseñor Maurillo Kreiger.
Le dije al papa: "Voy a ir a Medjugorje por cuarta vez". Él concentro sus ideas y dijo: "Medjugorje. Medjugorje. Es el corazón espiritual del mundo". El mismo día hablé con otros obispos brasileños y el papa a la hora del almuerzo, y pregunté a este último: "Su Santidad, ¿puedo decirles a los visionarios [los seis niños que aseguran ver a la Virgen María] que usted les envía su bendición?" Él contestó: "Sí. Sí", y me abrazó.
De acuerdo con el padre Gianni Sgreva, el Santo Padre me escuchó, se acercó a mí y me dijo al oído, instándome a no olvidarlo: "No se preocupe por Medjugorje, porque yo pienso en Medjugorje y rezo por su éxito todos los días".
En conversación privada con uno de los videntes, Mirjan Soldo, se supone que el propio papa dijo: "Si no fuera papa, ya estaría en Medjugorje confesando". Se asegura que el papa respaldó esas "apariciones” en al menos otras 12 ocasiones. Por otro lado, está la inequívoca declaración de monseñor Renato Boccardo, jefe de protocolo del papa. Durante el viaje de éste a Croacia en 2003, monseñor Boccardo fue interrogado insistentemente sobre los rumores de que el papa podía hacer algún comentario de las supuestas apariciones y, asimismo, de que quizá iría a Medjugorje. Respondió: "En ningún momento se ha planteado el asunto de que el papa vaya a ir a Medjugorje, ni se ha hecho la menor alusión a ello".
Es curioso que en el inicial torrente de palabras y mensajes que aparentemente fluyeron de la aparición no haya habido una sola palabra sobre el intento de asesinato del papa o la "intervención" mariana en la plaza de San Pedro el 13 de mayo de 1981. Aún más inexplicable es que la Virgen María no haya hecho ningún comentario sobre la consagración de Rusia a ella por el papa y sus obispos del mundo entero el 25 de marzo de 1984. Éste fue un acto que supuestamente la Virgen María había solicitado en forma específica al aparecer ante uno de los visionarios de Fátima en junio de 1929. También había prometido que ese acto sería seguido por la paz mundial y el fin del ateísmo. El papa optó por interpretar el tercer mensaje de Fátima como directamente relacionado con el ataque contra él.
El análisis de ese tercer mensaje indica que es mucho más probable que se haya referido al inmediato predecesor de Wojtyla, Albino Luciani, a causa al menos de que presumiblemente predice el asesinato de un papa, no el intento de asesinato de un papa. De la misma forma, las palabras del "tercer secreto" podrían interpretarse como una predicción del asesinato del arzobispo Óscar Romero en El Salvador.
La obsesión mariana de toda la vida de Karol Wojtyla quizá haya empañado su juicio sobre los sucesos de Medjugorje. Desde 1981 el Vaticano ha defendido su inacción acerca de esas presuntas apariciones diciendo que espera el pronunciamiento del obispo local. La opinión del obispo Pavao Zanic, de Mostar, de que las apariciones, eran "alucinaciones histéricas" fue confirmada en 1982, cuando él mismo estableció una comisión diocesana para investigar más. En 1984, la Conferencia de Obispos de la antigua Yugoslavia declaró que los líderes católicos, incluidos sacerdotes y monjas, no podían organizar peregrinaciones oficiales a ese santuario hasta que su autenticidad fuera establecida. En 1985 el Vaticano coincidió con esa posición. Los turistas, mientras tanto, seguían llegando a montones a Medjugorje. En 1981, el obispo Zanic se dirigió a una abultada comunidad de parroquianos y peregrinos en la iglesia local de Santiago Medjugorje. Afirmó que las visiones eran falsas, y continuó:
Mediante todas mis oraciones, mi trabajo e investigación, he perseguido una sola meta: el descubrimiento de la verdad.
Se dice que Nuestra Señora empezó a aparecerse en Podbrdo, en el monte Crnica; pero cuando la policía prohibió ir ahí, ella entró a las casas, sobre las cercas, a los campos, a los viñedos y tabacales, apareció en la iglesia, en el altar, en la sacristía, en el coro, en la azotea, en el campanario, en los caminos, en el camino a Cemo, en un automóvil en un autobús, en un carruaje, en algunos lugares de Mostar, en más lugares de Sarajevo, en los conventos de Zagreb, en Varazdin, en Suiza, en Italia, otra vez en Podbrdo, en el monte Krízevac en la parroquia, en la rectoría de la parroquia, etc. Y seguramente ni siquiera he mencionado aún la mitad de los lugares de las supuestas apariciones, así que una persona sensata que venera a Nuestra Señora naturalmente se preguntaría: "Amada Madre de Dios, ¿qué están haciendo contigo?"
El 10 de abril de 1991, la Conferencia de Obispos de Yugoslavia (con un solo voto en contra) apoyó a Zanic, declarando: "Con base en la investigación realizada hasta ahora, no puede establecerse que se esté frente a apariciones o revelaciones sobrenaturales". El obispo, Zanic se retiró en 1993. Su reemplazo, el obispo Ratko Peric, inició su propia investigación sobre las apariciones. También él las declaró un engaño y llamó mentirosos a los visionarios. Aun así, el Vaticano se niega a hacer un pronunciamiento. Aun así, la explotación espiritual, financiera y física continúa. Y el dinero sigue llegando a manos llenas a las cuentas bancarias tanto franciscanas como vaticanas. Como explicó un miembro de la Secretaría de Estado del Vaticano: ¿un fraude? Claro que es un fraude, pero el dinero es genuino".
Hubo dos guerras que implicaron a Gran Bretaña y Argentina libradas durante 1982. Una de ellas está bien documentada, y fue detonada después de que la dictadura militar argentina invadió las islas Malvinas y las reclamó como parte recuperada de su nación. Tras el fracaso de varias iniciativas diplomáticas, los británicos que había ocupado las islas durante unos 200 años, pronto estaban en guerra.
Cuando el papa visitó el Reino Unido entre el 28 de mayo y 2 de junio, el combate estaba en su apogeo, pero para entonces, otra guerra, sostenida, en forma muy privada, había sido librada y ganada. Los ganadores fueron el papa; el cardenal primado de Inglaterra, Basil Hume, y los obispos británicos. Los perdedores fueron una camarilla de cardenales españoles, argentinos y brasileños y el integrante de extrema derecha de la curia romana. El papa sabía mucho antes de esa crisis que la curia estaba repleta de hombres de filosofía francamente fascista. Estos individuos no son un fenómeno nuevo, ni éste se limita a algunos de los residentes, españoles y argentinos. Aún se les puede encontrar entre una amplia muestra representativa de sacerdotes, obispos y cardenales de una extensa gama de países latinoamericanos y de varios Estados europeos. Tales sujetos aspiraban, y aún aspiran, a recuperar para la Iglesia católica el grado de control que Roma ejercía en el más distante pasado, un control sobre cada aspecto de la vida nacional, en feroz reacción contra el socialismo y el igualitarismo democrático. Sus predecesores crearon la Jarcia Vaticana, por medio de la cual miles de nazis, fascistas y sus colaboradores, que debían haber sido sometidos a juicio por todos los crímenes concebibles que perpetraron durante la Segunda Guerra Mundial, escaparon de la justicia y encontraron una nueva vida en América Latina y Estados Unidos.
Los fascistas dentro de la Iglesia no murieron ni desaparecieron tras la muerte de Mussolini. Estaban ahí antes de él; ahí siguen: Salieron a la luz en 1982; y pese a su gran desventaja, el papa los desbordó por el flanco y predominó sobre ellos.
El viaje papal al Reino Unido llevaba planeándose unos dos años. La dictadura militar argentina emprendió deliberadamente su aventura en las Malvinas para coincidir con ello un hecho pasado por alto o ignorado por sus fervientes partidarios en el Vaticano. El obispo Marcello Carvalheira, de Brasil, fue uno de los que criticaron abiertamente la planeada visita a Gran Bretaña.
Mientras continúe las hostilidades en el Atlántico del Sur, la visita del papa no sería un gesto amistoso para el pueblo latinoamericano. Un pecado original se cometió cuando los británicos invadieron las islas Malvinas.
El embajador de Argentina ante la Santa Sede cabildeó intensamente para garantizar que esa visitase se cancelara. El secretario de Estado del Vaticano, Agostino Casaroli, y su asistente, el cardenal español Martínez Somalo, aprovecharon todas las oportunidades para instar al papa a retractarse de ese viaje. El nuncio papal en Argentina, el arzobispo Ubaldo Calabresi, invitado regular a la mesa de la junta militar, preguntó al papa cómo era posible que viajara a Gran Bretaña mientras los británicos derramaban sangre argentina.
A todo lo largo de los años del régimen militar, ninguno de esos miembros de la jerarquía católica mostró preocupación por el derramamiento de sangre argentina por la junta militar, jamás levantó un, ledo cuando hombres y mujeres católicos eran torturados hasta el borde mismo de la muerte y llevados después en helicópteros, acompañados por curas que les administraban los últimos sacramentos cuando las víctimas eran arrojadas al Atlántico. El cardenal Basil Hume, con una sugerencia digna del rey Salomón, neutralizó por sí solo gran parte de la oposición cuando sugirió al papa anunciar planes para una visita a Argentina. La curia, mayoritariamente hostil al viaje al Reino Unido, argumentó que llevaría años planear esa visita. El papa ignoró las protestas y aceptó la sugerencia de Basil Hume. Anunció que eso era exactamente lo que haría.
El regocijo de los fieles católicos del Reino Unido no fue nada comparado con la reacción de los ejecutivos de Papal Visit Ltd., la compañía creada por la Iglesia católica para administrar los viajes papales. Igualmente aliviados se sintieron los hombres del International Marketing Group (IMG) de Mark McCormack, quienes habían sido contratados para prestar asesoría financiera. Más acostumbrados a comercializar el potencial de estrellas deportivas corno Bjorn Borg y Jack Nicklaus, los hombres de McCormack fueron rápidamente notificados de que todo debía hacerse "con el mejor gusto posible”. Anuncios que decían “Bienvenido a Coventry" en el misal oficial con un tiraje inicial de 1.3 millones, ejemplares, se juzgaron "inconsistentes con la razón pastoral (la visita). En cambio, catálogos de pedidos por correo pasaron la prueba y se enviaron a cada parroquia, escuela y organización social católica del país. Había más de 200 artículos para escoger, cada una de ellos con la imagen del papa, incluidas velas, platos de latón, cucharitas, caramelos, relojes, bancos plegables, cubiertos, libros, adornos, medallas y cristalería. Todos los artículos vendidos generaban 10 por ciento de regalías para ayudar a sufragar el costo del viaje. Sólo mucho después se reveló que 20 por ciento de esas regalías fueron a dar a los bolsillos de IMG. Nada se pasó por alto. Trusthouse Forte obtuvo el contrato para suministrar a los fieles tazas de té y alimentos durante las diversas escalas. También en este caso la Iglesia obtenía regalías sobre cada taza de té vendida, como lo hizo en todas las demás comodidades oficiales que implicaron un cobro.
Al igual que en la mayoría de los viajes de Wojtyla, los medios, fueron abrumadoramente amigables y el viaje fue saludado como un gran éxito pastoral. El impacto pastoral se redujo enormemente en Escocia, donde la asistencia y el entusiasmo llegaron al máximo, cuando los asistentes a la misa al aire libre en Glasgow fueron sometidos a registros físicos y mantenidos a más de 800 metros de distancia del papa.
Excluyendo Escocia, las cifras de asistencia contaron una historia diferente. Las autoridades eclesiásticas habían sobrestimado seriamente el número de personas que querrían escuchar al papa condenar continuamente el conflicto de las Malvinas con oblicuas referencias a la guerra en general. En ese entonces, cerca de 90 por ciento del Reino Unido apoyaba la acción del gobierno de Thatcher. La mayoría tampoco deseaba oír condenas del aborto y de la “mentalidad anticonceptiva”. A la misa papal en Heaton Park, Manchester, asistieron 200,000 personas, en tanto que la Iglesia había previsto un millón. Ésta había dicho que se atendería a 750,000 en Coventry, pero menos de la mitad de esa cantidad efectivamente se presentó. Este escaso entusiasmo se reflejó en el desastre económico que la visita produjo para muchos comerciantes en Inglaterra y Gales. Quedaron sin venderse retratos enmarcados del papa, 20,000 latas de Coca-Cola y 1,000 almuerzos envasados. Las bajas ventas resultaron en grandes pérdidas para la Iglesia católica romana en Inglaterra y Gales. Años después, ésta aún intentaba recuperar parte del costo de 6 millones de libras esterlinas de ese viaje.
El "gran éxito pastoral" fue confirmado como una fantasía de medios cuando, dos décadas más tarde, el principal clérigo católico, de Gran Bretaña describió a esta nación como "país pagano". El propio papa externó su opinión sin palabras: nunca volvió a Gran Bretaña, a diferencia de Argentina, que visitó de nuevo en 1987.
Ni los británicos ni los argentinos hicieron el menor caso a los a menudo conmovedores ruegos del papa de detener los combates. Estos solo terminaron cuando Gran Bretaña ganó la guerra. En unos cuantos meses fue como si el papa nunca hubiera estado ahí, las comunidades en las iglesias de todo el país siguieron reduciéndose, y en Argentina la derrota bélica logró lo que las súplicas del papa de detener la contienda no habían conseguido. El jefe de la junta militar, el general Galtieri, fue prontamente destituido, y se dieron los primeros, pasos para elecciones libres. Con la elección de Raúl Alfonsín en diciembre de 1983, la democracia fue finalmente restaurada.
Aunque a muchos laicos y clérigos católicos les pasmaba cada vez más la comercialización del papado de Wojtyla, la opinión del arzobispo Marcinkus de que "la Iglesia no puede administrarse con Ave Marías" prevaleció.
Como me dijo un importante miembro estadounidense de la curia "Estamos hablando de un producto. La fe católica es el mejor producto del mundo. Claro que hay que comercializarlo. Para poder vender cualquier producto, hay que comercializarlo".
Con Juan Pablo II, el Vaticano se convirtió en una corporación moderna en busca de dólares, y lanzó historietas que contaban la infancia y juventud de Karol Wojtyla, CD y vídeos de música aprobada, "oraciones, homilías y cantos, especiales en video como el Padre Nuestro. El Vaticano ha abrazado sinceramente la internet, lo que detonó un feroz debate para determinar quién debía ser su santo patrono. Boletos para misas papales se venden en línea o por medio de agencias, o uno puede seguir el rezo de la misa en el tradicional latín desde la comodidad de su hogar a través de la red. Confesarse vía la red está prohibido en la actualidad, pero ésta es una cuestión que indudablemente volverá a plantearse en el futuro. Ya no es necesario viajar a Roma para oír al papa recitar el ángelus: esta oración, más la regular audiencia general del papa de los miércoles, están disponibles ahora en el ciberespacio. (El debate concerniente al santo patrono de la red se resolvió finalmente a favor de San Isidoro de Sevilla, cura del siglo VI. Su principal derecho a la fama fue la creación de un diccionario en 20 volúmenes con un concepto de árbol similar una primitiva base de datos. Un fuerte rival fue San Pedro Regalado, cura del siglo y del que se decía que aparecía en dos lugares al mismo tiempo, en los monasterios de La Aguilera y El Abrojo Un atributo excelente cuando se navega en la red.
Inevitablemente, el libro más vendido del papa, Crossing thres bold to Hope (Cruzando el umbral de la esperanza), se produjo en multimedia, y podía conseguirse en CD-ROM; en forma asimismo inevitable, la Iglesia católica romana se pronunció acerca de los pecados que podían perpetrarse en la red. En febrero de 2001 se anunció: "Los mensajes de correo electrónico de naturaleza carnal y las relaciones ilícitas en línea son pecado". Había nacido el pecado virtual.
Mientras la década de 1990 se acercaba a su fin, la Iglesia católica seguía mostrando su determinación de requerir un máximo de patrocinio. En México, en enero de 1999 el mensaje ya no fue el Evangelio. Fue el patrocinador. Muchas semanas antes de que el papa llegara para una visita de cinco días, carteles y anuncios espectaculares transmitían el claro mensaje de que el Santo Padre había aceptado el reto Pepsi: rechazando "la neta", se había revelado como un miembro totalmente liberado de la Generation Next. "Pepsi siempre fiel", se leía en los gigantescos anuncios junto a amplificadas fotografías del papa.
Para ayudar a pagar su cuarto viaje a México, la Iglesia hizo incontables tratos de patrocinio, centrados todos ellos en la imagen del papa. Éste contribuyó a vender de todo, desde refrescos y computadoras hasta papas fritas. La cadena de pastelerías El Globo presumiblemente no pagó suficiente para una "colocación exclusiva de producto porque cerca de 100 inmensos espectaculares patrocinados por el pan Bimbo demandaban a los ciudadanos "alimentar el espíritu” y las cajas de efectivo de la panadería rival. Mercedes-Benz proporcionó dos papamóviles, Hewlett-Packard aportó las computadoras y Electropura obsequió casi dos millones de litros de bebidas.
Veinticinco compañías que patrocinaron ese viaje de cinco días como "colaboradores oficiales" asumieron 75 por ciento de los gastos del viaje. El papa, a semejanza de San Pedro Regalado, podía hallarse simultáneamente en varios lugares. Estaba en la botella que uno llevaba en la mano, en su bolsa de papas fritas, en la estampilla que se adhería a la tarjeta postal para decirles a quienes se habían quedado en casa que ojalá estuviesen ahí. Los comediantes locales se dieron vuelo. Uno rebautizó al refresco como "Papsicola", otro preguntó públicamente si el apretado programa de apoyo comercial del papa le dejaba tiempo para rezar y, con toda seriedad, un vocero de la Iglesia a sabiendas de que en español también se llama papa a la papa frita, creyó necesario confirmar a los 86.3 millones de católicos romanos de México que el Santo Padre "no celebraría la misa vestido de papa frita".
Pese a tal confirmación, a muchos devotos católicos mexicanos les entristeció profundamente tan craso comercialismo, y desdeñaron todo el asunto como un viaje de patrocinio corporativo.
Un activista político que durante años había atacado repetida y enconadamente al gobierno mexicano por usar la tortura, el secuestro y la violencia organizada para reprimir a una población cada vez más desesperada, observó acerca de la visita papal: "Los romanos siguen igual. Cuando no hay pan, tienen circo".
En el séquito papal y el cuerpo de prensa acompañante, los defensores de los viajes del papa solían detenerse en momentos específicos. Recordaban a la mujer ucraniana arrodillada sola en el lodo consolada visita del papa a su patria; al obrero polaco que dijo a su amigo que había interrumpido un discurso papal en el viaje de 1979: “Cállate, que el papa me está hablando”. Recordaba a la mujer que agonizaba de sida en una casucha en la India y que hallaba consuelo en su recuerdo del momento en que el papa la había estrechado, o al hombre desempleado que caminó toda la noche para oír al papa durante su visita al Reino Unido. Estas personas y muchas más innegablemente obtuvieron fuerza y alivio de esos momentos.
A otros en el séquito papal y el grupo del Vaticano les repugnaban las trazas de triunfalismo y la superficialidad de estrella pop que rodeaban a los viajes papales. Las concentraciones del Día Mundial de la juventud fueron comparadas con los mítines nazis en Núremberg, con la misma "intensa devoción fanática por un gran líder". Otros más creen que los constantes viajes centralizaron la autoridad en la Iglesia católica en forma espectacular y sin precedente". Tras el inquietante espectáculo de la visita del papa a Eslovaquia en septiembre de 2003, comenté las implicaciones con varios residentes del Vaticano. Un príncipe de la Iglesia me aseguró que el espectáculo había continuado y continuaría porque el papa desea que siga. El actor dentro del Santo Padre se resiste a morir. Simplemente se rehúsa a dejar el escenario. Es un hombre terminalmente drogado por la adulación del público.
En varios países ese público ha disminuido drásticamente a lo largo de los años; en otros, dice el director administrativo de una organización encuestadora, se "está reduciendo a una tasa alarmante". La Iglesia puede recibir poco alivio del hecho de que, aparte de los evangélicos carismáticos, también otras secciones de la fe cristiana han exhibido un decremento tanto en comunidades como en número de sacerdotes. Los católicos romanos han sufrido la mayor tasa de disminución entre todos los grupos religiosos en muchos países. El número de sacerdotes practicantes en el Reino Unido ha caído de un máximo de la posguerra de 7,714 en 1964 a 5,040 en 2003. En contraste, actualmente hay 30,000 psicoterapeutas practicantes en el Reino Unido. En Irlanda, sólo un seminario católico sigue abierto. En 2004 produjo apenas ocho nuevos sacerdotes.
En abril de 2003, una encuesta entre cerca de la mitad de los sacerdotes que aún quedaban en Inglaterra y Gales reveló que 60 por ciento de ellos creían que la relación sexual con una mujer casada no debía impedir a los sacerdotes el ministerio activo, 21 por ciento, que la homosexualidad no debía ser un impedimento, y 43 por ciento "se oponían activamente" a la enseñanza de la Iglesia sobre la anticoncepción. Inevitablemente, un vocero de la Conferencia Nacional de Sacerdotes cuestionó la metodología de ese estudio, pero un año después la jerarquía católica romana no había producido ninguna evidencia que refutara esos hallazgos.
La actual situación de los sacerdotes católicos romanos en el Reino Unido es verdaderamente terrible. Grupo continuamente decreciente que enfrenta cada vez más cinismo e incredulidad, los curas luchan por sobrevivir en condiciones tercermundistas, sin fondos de pensiones, salario nacional, decreciente asistencia que resulta i restringidas contribuciones de quienes aún acuden a la iglesia y 5 diócesis encabezadas en cada caso por un obispo autónomo nombrado por Wojtyla.
Paradójicamente, en teoría el número de católicos romanos en el mismo periodo aumentó de 4 millones en 1963 a cerca de 5 millones en 2000, pero, como en otros países, muchos de ellos sólo son católicos nominales que rara vez, si alguna, entran a una iglesia. Durante el mismo período, el número de católicos romanos en Gran Bretaña que asistían a misa disminuyó de 2.63 millones en 1963 a menos de 1 millón en 2000. Una encuesta sobre los valores europeos efectuada a mediados de 2003 muestra lo profundo y amplio de ese curioso doble criterio en toda Europa. Frente a dos simples preguntas: “1 ¿Pertenece usted a alguna denominación religiosa?", y 2: "¿Asiste usted a celebraciones religiosas una vez al mes o más?", ningún país europeo produjo nada semejante a un juego de cifras coincidente. En Italia las cifras fueron 82.2-53.7 por ciento. En la patria del papa, Polonia, 95.7-78.3 por ciento. En Gran Bretaña la disparidad entre personas religiosas nominales y practicantes fue de un enorme 83.4- 18.9 por ciento. El cristianismo puede seguir reclamando que es la principal religión en Europa aun si esas cifras ocultan un muy grande porcentaje de supuestos cristianos. Pero desde 1978, cuando Karol Wojtyla fue nombrado papa, y sin importar cómo se barajen y corten las cifras, el número de católicos romanos practicantes en Eu-ropa ha caído en más de un tercio.
En Estados Unidos, la revista Time llevó a cabo una encuesta en 1994 en coincidencia con su otorgamiento al papa del título de "Hombre del Año". La encuesta reveló que 89 por ciento de los católicos estadounidenses creían posible discrepar del papa en cuestiones doctrinales y aun así ser buenos católicos (posición que él habría rebatido vigorosamente). También indicó que tres cuartas partes de los católicos romanos estadounidenses querían tomar sus propias decisiones sobre el asunto del control natal. Respecto a la asistencia a misa, los fieles estadounidenses mostraron la misma elasticidad que los autosuficientes europeos. Sólo 41 por ciento de quienes se consideraban católicos romanos en Estados Unidos dijeron asistir a la misa semanal. En Canadá, estudios recientes sugieren que menos de 20 por ciento de los católicos romanos nominales realmente van a la iglesia cada semana, y la cifra cae a 12 por ciento de quienes tienen entre 15 y 24 años de edad. Para hallar buenas noticias para la Santa Sede es preciso mirar al Tercer Mundo.
El Vaticano había anticipado durante varios años que el Año santo del Milenio sería una posible mina de oro, pese a la declaración del papa al dar por formalmente concluido el Año Santo cerrando la Puerta Santa de San Pedro: "Es importante que tan insigne acto religioso sea completamente disociado de cualquier semejanza de ganancia económica".
De hecho, la "ganancia económica" obtenida ese año fue tan grande que el papa anunció que, una vez solventados todos los gastos, el saldo se donaría a la caridad. La máquina de comercialización del Vaticano había andado un largo camino desde que el rostro del papa adornó las bolsas de papas fritas mexicanas. Reproducciones de mapas celestes de Tolomeo pintados a mano con chapa de oro de 22 quilates podían adquirirse a 1,400 dólares de la Colección de la Biblioteca del Vaticano (y aún pueden conseguirse en línea); o, para ese esperado y feliz acontecimiento, un traje de gala para bebé desde 105 dólares por un minúsculo esmoquin de satén mate de poliéster, color blanco.
Los patrocinadores del Jubileo también estuvieron muy lejos de la total tacañería de años anteriores. Telecom Italia, a cambio de derechos exclusivos y un logotipo del Jubileo, aportó más de 80 millones de dólares de servicios telefónicos y de internet, incluida la instalación de una conexión segura de internet entre la Santa Sede y sus 120 embajadas en todo el mundo.
Los peregrinos podían elegir entre muchísimas cosas, desde relojes de platino de 17,500 dólares hasta las bendiciones papales en pergamino por una bicoca de 48 dólares o los servicios de Ferragom por 125 dólares. La suprema propaganda comercial para el Jubileo fue inevitablemente hecha por el papa. Para estimular a los turistas o peregrinos, anunció que Dios honraría indulgencias obtenidas mediante "peregrinaciones pías" a "Roma, Jerusalén y otros lugares designados". Con esta oferta, el papa hizo retroceder el reloj casi 500 años, hasta Martín Lutero y la pre reforma. Terminado el Año Santo, el Vaticano, habiendo donado debidamente una ganancia a una obra de caridad que se rehusó a revelar y que por lo tanto permaneció en el anonimato, tuvo la oportunidad de reflexionar en el futuro.
Con sus más de 400 millones de católicos, América Latina es, sin duda, el "continente católico" en los primeros años del nuevo milenio. Más de un miembro de la curia me lo ha descrito como "el continente de la esperanza". Representando alrededor de 42 por ciento de la totalidad de los católicos, tanto nominales como practicantes, en el mundo suele vérsele como la nueva base de poder de la fe, al tiempo que Europa se desliza cada vez más hacia el "ateísmo". Siendo así, uno esperaría que el papa y quienes lo rodean prodigaran gran cuidado y atención a la región. Pero lo cierto es que, en términos católicos, América Latina está por detrás del resto del mundo. En América del Norte, con 68 millones de católicos, hay un sacerdote por cada 1,072 católicos. En América del Sur, con sus 400 millones de fieles, hay uno por cada 7,200 católicos. Aun África se halla en mejor situación, con un sacerdote por cada 4,393 católicos.
Semanas después de su nombramiento como papa, Wojtyla había identificado la teología de la liberación como una de las mayores amenazas para la Iglesia católica romana. El hecho de que gran parte de esa teología sea notoriamente similar al cristianismo primitivo habla con elocuencia del estado de cosas que imperaba en esos días en la Iglesia. En 1987, el entonces secretario de Estado, Agostino Casaroli, en el curso de una reunión confidencial con los miembros del segundo gobierno de Reagan, detalló la posición de la Iglesia sobre América Latina:
El Vaticano desea ver una verdadera democracia en cada país latinoamericano. Pero esto significa democracia en el más pleno sentimiento de la palabra, el cual incluye sociedades social y económicamente justas.
Casaroli compartió después sus preocupaciones sobre el futuro de la religión en los países más pobres, donde la pobreza y la injusticia pueden llevar a los fieles, e incluso algunos clérigos, al socialismo. Ciertamente, al Vaticano le preocupan los propugnadores de la teología de la liberación. Pero más nos preocupan las condiciones concretas de injusticia económica y social. Estamos particularmente inquietos por México, donde creemos que es posible una revolución radical y antirreligiosa.
Para fines de la década de 1990, la amenaza identificada, y muy real, era el correspondiente ascenso de las sectas religiosas y el capitalismo mientras los católicos de América Latina empezaban a adoptar religiones alternas y, simultáneamente, el mensaje de los centro comerciales. En octubre de 2002, los obispos brasileños realizaron sus visitas ad limina a Roma. El hecho de que representaban, a un país en el que, al menos nominalmente, más de 80 por ciento eran católicos romanos debería haber asegurado que su audiencia con el papa fuera una experiencia mucho más satisfactoria que la sufrida por sus colegas europeos. Desafortunadamente para los brasileños, el papa, si no es que su curia, era perfectamente que su curia, era perfectamente capaz de distinguir entre nominales y practicantes. "Brasil debe redescubrir su herencia cristiana (…) " Tras demandar liderazgo en el país católico más populoso del mundo, el papa instó a sus obispos a "combatir las dificultades que amenazan con oscurecer el mensaje de la Iglesia".
Pese a las severidades del papa y su secretario de Estado contra la teología de la liberación, los misioneros en activo, enfrentados a las realidades cotidianas, ya sea en América Latina, los remotos confines de África o las vastas tierras altas del sudeste asiático, suelen operar con una mezcla de socialismo y teología de la liberación entre los oprimidos, los dominados y las sociedades menospreciadas. A menudo pagan el más alto precio por ello. En 2001 fueron asesinados 33 misioneros católicos. Otros católicos perdieron la vida en disturbios en Nigeria, una masacre en Paquistán y durante ataques de extremistas islámicos en las islas Molucas de Indonesia. Los misioneros enfrentan crecientemente la hostilidad institucionalizada y leyes prohíben la conversión religiosa, siendo la India el país en imponer más recientemente estas restricciones. En septiembre de 2003 la Suprema Corte federal de esa nación resolvió que no hay “ningún derecho fundamental a convertir". En China, cualquiera sorprendido introduciendo una Biblia al país enfrenta cárcel. Conforme a la ley de la sharia, la fe islámica exige la pena de muerte para quienes se convierten a otro credo. Aunque esa ley no se aplica de amplio en la mayoría de los países dominados por musulmanes, ciertamente mantiene bajas las cifras de conversión. Las líneas de batalla entre los dos credos abrahámicos se delinean más claramente con cada año que pasa, y difícilmente el judaísmo es más tolerante con la competencia en el mercado. Hacer proselitismo entre niños en Israel es un delito penal. En diciembre de 2001, cuando un estudiante israelí de sexto grado llevó una Biblia a la escuela que un misionero le había dado, uno de los maestros la quemó públicamente frente a todo el grupo.
Ante tan amplias muestras de hostilidad, el papa y su gobierno central en Roma parecían mucho más interesados en refugiarse más aun en el pasado creando cada vez más santos y exigiendo que el cristianismo y su contribución a Europa fueran plenamente reconocidos en la Constitución de la Unión Europea. El papa nunca dejaba de cabildear sobre este asunto cuando se se le daba la oportunidad de hacerlo. Se quejaba amargamente de "la marginación de la religión" en la Unión Europea.
Cuando 2003 llegaba a su fin, el asunto del reconocimiento del cristianismo en esa Constitución había empezado a obsesionar al papa. Constantemente se quejaba de aquella omisión y formaba a sus fuerzas. La revista jesuita Civiltá Cattolica intervino con un ataque en el que declaraba que esa omisión era "una clara deformación ideológica". Los jesuitas estaban sumamente insatisfechos con un preámbulo que hacía una "alusión genérica a la herencia religiosa sin ningún reconocimiento claro del hecho histórico de que la herencia judeocristiana fue uno de los principales factores en el desarrollo de una cultura europea común". Tal omisión es "un silencio que habla en forma significativa, y siempre lo hará de esa manera".
El Vaticano redobló sus esfuerzos con un vigoroso cabildeo de las predominantemente católicas España, Portugal y Polonia. El papa declaró apasionadamente que la respuesta a los problemas de Europa reside "en un retorno a sus raíces cristianas, que son la fuente de su fuerza original. Esas raíces ofrecen una indispensable contribución al progreso y la paz". Los críticos recuerdan que esa misma Europa generó asimismo en los últimos 2,000 años no sólo el Holocausto, sino también una aparentemente interminable lista de guerras, y sugieren que el cristianismo tiene mucho que responder por ello. En junio de 2004 el papa perdió la discusión, pues el Parlamento europeo concluyó que Europa era principalmente un continente secular, parecer que ha recibido el apoyo de algunos sectores imprevistos.
La Iglesia católica cree haber sido fundada por Dios y que es guiada por Dios. La mayor ironía del pontificado del fallecido papa Juan Pablo II es que, durante su período como representante de Dios en muchas partes del planeta, tanto el comunismo como su mortal adversario, el cristianismo, se vieron en gran medida reducidos a la insignificancia. El cardenal Cormac Murphy O'Connor, actual líder de la Iglesia católica romana en Inglaterra y Gales, describió a Gran Bretaña como un país donde "prevalece el ateísmo tácito. Su opinión era compartida por el entonces jefe de la Iglesia anglicana el arzobispo George Carey.
El ex cardenal Joseph Ratzinger, cercano amigo y confidente del papa, director de la Congregación de la Doctrina de la Fe del Vaticano -versión moderna de la Inquisición- y uno de los hombres más poderosos e influyentes no sólo en el Vaticano, sino en la Iglesia católica romana entera aun antes de su elección como papa, comentó recientemente acerca de su patria: "El cristianismo debe comenzar de nuevo en Alemania". En Francia, el cardenal Jean-Marie Lustiger presidía lo que él mismo describió como una “Iglesia remanente". Uno de los más brillantes teólogos de la Iglesia Italiana, el obispo Alessandro Maggiolini, publicó en fecha reciente el libro titulado El fin de nuestro cristianismo. Maggiolini cree que las fuerzas que están debilitando a la Iglesia no proceden de fuera, sino que nacieron y florecieron dentro de la Iglesia misma. Muchos en las altas esferas del Vaticano tienen una amplia variedad de explicaciones para lo que ven como la mayor calamidad en la historia de la Iglesia. Entre ellas están "ver demasiada televisión... el consumismo, las prácticas de la New Age... la modernidad... los 'transitorios placeres del alcohol, las drogas y el sexo recreativo... los permisivos años 60... el rocanrol...".
La perniciosa y persistente saga del abuso sexual de niños, adolescentes y mujeres por sacerdotes es, en palabras del papa, culpa "de la sociedad moderna de ustedes, que está corrompiendo a mis sacerdotes". La responsabilidad de los diversos delitos financieros perpetrados por los del Banco del Vaticano "no tiene nada que ver con la Santa Sede; el banco no forma parte de la Santa Sede", de acuerdo con el cardenal Szoka. Lo cierto es que el papa es dueño del banco. El cardenal Castillo ve al Vaticano como víctima de una conspiración.
Aquí en Italia hay una gran influencia masónica en algunos bancos y en algunos periódicos, y ellos atacan a la Santa Sede y al IOR “el Banco del Vaticano en todo”.
El cardenal Martini amplió el ataque para exonerar al Estado de la Ciudad del Vaticano, la Santa Sede y la Iglesia católica romana y aseveró: "Deberíamos culpar a la sociedad en su conjunto".
La humillación colectiva de la jerarquía católica tras el rechazo por el Parlamento Europeo, en asociación con el adicional rechazo europeo de un buen amigo del papa, Rocco Butiglione, por sus opiniones sobre la homosexualidad y el aborto, ha provocado una reacción muy poco cristiana. El periodista italiano Vittorio Messori condenó, lo que considera "anti catolicismo" por tratarse de:
Un sustituto del antisemitismo... Antes, los negros, las mujeres, los judíos y los homosexuales eran objeto de sarcasmo y crítica. Hoy afortunadamente esos grupos ya no pueden ser atacados, pera no veo por qué otros tengan que ser agredidos.
El cardenal Ratzinger volvió a la carga para declarar que la acción del Parlamento Europeo "tiende a reforzar las percepciones islámicas de Europa como sociedad decadente. Lo que ofende al Islam es la falta de referencia a Dios, la arrogancia de la razón, lo cual provoca fundamentalismo".
El arzobispo Domingo Castagna, de Argentina, profirió la advertencia de que "en algunos países tradicionalmente católicos, como España y México, existe una abierta e inmisericorde campaña de descristianización".
El presidente del Consejo Pontificio para la justicia y la Paz coincidió. "La oposición a la Iglesia católica está dominada por las nuevas santas inquisiciones, llenas de dinero y arrogancia." Estas influyentes camarillas, en opinión del cardenal, "tratan de asegurar que las voces del papa y la Iglesia católica no sean escuchadas a menudo, especialmente en el marco de los países ricos y acomodados".
Miembros del Vaticano dan muchas razones del espectacular derrumbe del cristianismo, y de la fe católica romana en particular pero nunca consideran ni remotamente que eso podría tener alguna relación con el pontificado del desaparecido papa Juan Pablo II o con la particular posición de la Iglesia sobre varias cuestiones. La actual cifra global de unos 1,100 millones de católicos romanos, con base en todos los datos disponibles, sería de menos (de la mitad si se extrajeran de ella los católicos romanos meramente nominales, los cristianos "eficientes" que practican su fe, en palabras del papa Benedicto XVI, "a la manera de hágalo usted mismo".
Mientras 2004 llegaba a su fin, Karol Wojtyla seguía desafiando a los porteros que durante dos o tres años se habían estado preparando, para despachar por todo el mundo la noticia de su muerte. Su flexibilidad seguía sorprendiendo a muchos en el Vaticano. El diario funcionamiento de la Iglesia católica estaba en manos de otros, y la aportación papal a numerosas decisiones llegaba a través de su secretario el ya arzobispo Dziwisz. Esto había convencido a muchos de los cínicos de que "el otro papa" se había convertido en el poder frente al trono, pero sólo tratándose de las minucias de los asuntos de estado. Todas las grandes decisiones políticas estaban en suspenso permanentemente mientras la Iglesia católica romana continuaba a la deriva.
Esta escena se estaba volviendo cada vez más familiar en esos viajes. Predeciblemente, el asesor de imagen del Vaticano, Joaquín Navarro-Valls, intentó restar importancia a lo que los vigilantes reporteros habían observado, recordando a la prensa otras ocasiones en las que el papa se había visto forzado a depender de otros para pronunciar sus discursos públicos. Navarro-Valls se vio obligado a conceder, ante nuevas preguntas, que ésa era la primera vez que tal cosa sucedía durante un discurso inaugural en un viaje apostólico.
El estado del papa no había mejorado al momento de su segunda aparición pública ese día, esta vez en el santuario mariano de Trnava, en el este de Eslovaquia. Pese a varias horas de descanso, estaba irremediablemente débil. Muchos regulares en el cuerpo de prensa creyeron que el papa podía morir en cualquier momento durante ese viaje de cuatro días. Navarro-Valls demostró de nueva cuenta que él veía una realidad diferente a la mayoría. "No veo ningún obstáculo para un eventual centésimo tercer viaje. Aunque aún no hay ningún plan concreto, ya hemos recibido varias invitaciones."
Como de costumbre, la verdad era un tanto diferente. La gran cantidad de equipo médico y los doctores y enfermeras entre el grupo papal se habían convertido en una característica común cuando el papa viajaba a cualquier distancia del Vaticano. Un viaje a Mongolia planeado para agosto se había cancelado a causa del cada vez peor estado de salud de Wojtyla. Durante años Navarro-Valls había negado airadamente que el papa sufriera mal de Parkinson. El pontífice seguía siendo presentado como el atleta súper sano de su juventud mucho después de que las evidencias contaban una historia diferente. Su salud había estado en serio declive mucho antes del 2003. En el Vaticano ya se hablaba abiertamente no de "si" sino de "cuándo" el papa transmitiría el poder. A algunos de sus allegados les aterraba ese cada vez más próximo momento. A menos que pudieran manipular la transmisión, lo cual era una posibilidad muy real, su propio poder estaría en peligro Mientras tanto seguían permitiendo que el papa de 83 años y con una enfermedad terminal sufriera en público. Cerca del fin de la ordalía de Karol Wojtyla en Eslovaquia la opinión de consenso de los reporteros acompañantes era que el pontífice "se aproximaba ya al limite de lo que la medicina y la fuerza de la voluntad pueden hacer”. En el Vaticano se admitía abiertamente que, mucho antes de la ordalía en Eslovaquia, ése se había convertido ya en “un papado inútil”, y que el papa alternaba entre "períodos de lucidez y confusión.
Aparte de los costos humanos de llevar por el mundo a un hombre muy enfermo y mayor de 80 años de edad, los viajes siempre planteaban otras preguntas fundamentales. ¿La Iglesia católica romana realmente obtenía algo de esos viajes? ¿Qué beneficios, se derivaban de ese excepcional ejemplo de evangelización que había empezado en enero de 1979 con visitas a México y República Dominicana y continuado luego sin cesar?
"Soy un peregrino-mensajero que desea recorrer el mundo para cumplir el mandato que Cristo dio a los apóstoles cuando los envió a evangelizara todos los hombres y todas las naciones. "Desde que Juan Pablo II pronunció esas palabras en España, en noviembre de 1982, había pasado 580 días y noches en el camino, en el aire, de lado a lado de los océanos y mares del mundo. Casi un año y medio del papado íntegro de Wojtyla se dedicó a llegadas y salidas y, en el ínterin, a la predicación, la oración y, en todos los sentidos de la pontificación.
Estas actividades, entre otras, provocaron extravagantes elogios de una interminable fila de admiradores. "El hombre del siglo…Profeta del nuevo milenio…Conciencia del mundo." Las estadísticas del papado de Wojtyla, cuántos viajes, el número de encíclicas, el número récord de beatificaciones, de canonizaciones, las multitudes récord que asistieron a la misa papal en Filipinas, en Polonia, eran constantemente sacadas a relucir por el Vaticano. Pero una estadística oficial nunca se mencionaba: ¿cuánto había costado? ¿Acaso el papa no debía haber seguido el ejemplo de sus predecesores y pasado más tiempo en Roma?
Esta pregunta se formuló en el Vaticano casi desde el principio del pontificado de Wojtyla. Un alto miembro de la curia romana me dijo en 1981 que ésta estaba sumamente preocupada por el "excesivo e innecesario uso de recursos humanos y financieros". Si la curia hubiera sabido entonces con cuánta frecuencia los vuelos papales surcarían los cielos en el futuro, habría podido hacer una manifestación de protesta en la plaza de San Pedro. Como ya se señaló, el papa mismo planteó el asunto durante su primera visita al continente africano en 1980.
Algunas personas creen que el papa no debería viajar tanto. Que debería quedarse en Roma, como antes. A menudo oigo ese consejo, o lo leo en los periódicos. Pero aquí los lugareños dicen: "Gracias a Dios que usted está aquí, porque sólo viniendo podría saber de nosotros. ¿Cómo podría ser nuestro pastor sin conocernos? ¿Sin saber quiénes somos, cómo vivimos, cuál es el momento histórico por el que pasarnos?" Esto me confirma en la creencia de que es momento de que los obispos de Roma se vuelvan sucesores no sólo de Pedro, sino también de San Pablo, quien, como sabemos, nunca podía quedarse quieto y estaba siempre en movimiento.
Exactamente ¿qué tan efectivo era el papa como mensajero? Descartando los excesos del Vaticano, las exageraciones locales y las hipérboles de los medios de comunicación, es indiscutible que el poderosamente carismático Wojtyla atraía a vastas multitudes cuando hacía sus "peregrinaciones". La cifra global acumulativa de asistentes a las misas y reuniones públicas asciende a cientos (de millones, si no es que a miles de millones de personas.) Las palabras que Wojtyla pronunció suman un total similar. El costo financiero es más difícil de evaluar. En noviembre de 1980 el papa realizó una visita de cinco días a la entonces Alemania Occidental; el costo para los contribuyentes de ese país se fijó oficialmente en 10 millones de dólares. En 1982 el papa hizo una visita de seis días al Reino Unido; el costo se fijó oficialmente en 6 millones de libras esterlinas. En 1987 hizo una visita de 10 días a Estados Unidos, estimada en 26 millones de dólares. El Vaticano pagó los pasajes de primera clase de los 12 miembros del grupo papal, mientras que los contribuyentes y católicos estadounidenses pagaron el resto. Mucho tiempo después de ese viaje, numerosas diócesis batallaban aún con grandes cuentas por pagar. El costo de otros viajes al extranjero se ha estimado oficialmente en 2 millones de dólares diarios. Tomando esta cifra como promedio, el costo de los viajes del papa al extranjero desde octubre de 1978, costo que nunca fue pagado por el Vaticano, fue superior a los 1,100 millones de dólares. Es indudable que la gran mayoría de los viajes papales tuvieron un efecto inmediato en su audiencia, y que grandes multitudes establecían un lazo instantáneo con el hombre del país lejano. Sin embargo, el efecto a largo plazo fue mínimo. El público estaba preparado para amar al hombre, pero de la misma manera estaba preparado para ignorar su mensaje. En casi todos los países, la inmensa mayoría de los católicos romanos resultarían ser muy resistentes a las enseñanzas del papa Juan Pablo II. Aun en un país históricamente tan católico como Irlanda, donde más del 90 por ciento de la población asistía a misa una vez a la semana, las creencias estaban cambiando drásticamente.
Estudios, investigaciones y encuestas de opinión realizados ahí a principios de 2001 por el sacerdote, escritor y sociólogo estadounidense Andrew Greeley confirmaron que las actitudes de Irlanda ante la religión estaban cambiando. Ése fue el país al que durante dos días y medio de 1979 el papa tomó enteramente por asalto. Se calcula que a la primera misa papal en Phoenix Park, Dublín, asistieron 1,2 millones de personas, más de un tercio de la población total. Al hablar ante esa enorme comunidad, el papa instó a Irlanda, país que durante siglos había enviado a miles de misioneros al mundo, a redescubrir su fe, a "convertirse".
En Drogheda, lugar arreglado por razones de seguridad, a unos 50 kilómetros de la frontera con Irlanda del Norte, Juan Pablo abogó por el fin de la violencia sectaria, el fin de los asesinatos, perpetrados en forma blasfema no sólo en nombre del nacionalismo, sino también de versiones rivales del cristianismo. Invocó el quinto mandamiento: "No matarás". Rechazó la descripción de que se libraba una guerra religiosa entre católicos y protestantes. -Éste es un conflicto entre personas movidas por el odio, y el cristianismo prohíbe el adío." Dirigiéndose no sólo a los 300,000 reunidos en Drogheda, sino también a todo país, el norte y el sur, hizo un enérgico y muy personal ruego: De rodillas les pido que abandonen los senderos de la violencia y vuelvan a los caminos de la paz (…) La violencia destruye la obra de la justicia (…) Más violencia en Irlanda solo postrará y arruinará al país que ustedes dicen amar y los valores que dicen estimar.
Dondequiera que fue se le aclamó con atronadores aplausos, ensordecedores vivas y extasiados cánticos. Su última misa en Limerick atrajo a más de 250,000 personas. El ruego del papa a esos hombres violentos no tuvo el menor efecto o influencia en los hechos. Los asesinatos, los indignos bombazos contra civiles, la humillación, la intimidación y el odio continuaron sin cesar. En cuanto al catolicismo irlandés, el número de los fieles siguió disminuyendo.
Los cambios en las creencias, conductas y actitudes que los estudios del padre Greeley registraron no eran ciertamente los que el papa tenía en mente cuando exhortó a los irlandeses a "convertirse". "Si las medidas apropiadas del catolicismo son la fe y la devoción, entonces los irlandeses siguen siendo católicos", observó el padre Greeley. Su investigación determinó que 94 por ciento de los irlandeses creían en Dios, 85 por ciento en el cielo y los milagros y 78 por ciento en la vida después de la muerte. Sin embargo, "si, por otro lado, las medidas apropiadas de la fe son la aceptación de la autoridad de la Iglesia y la adhesión a la ética sexual de la Iglesia, entonces los irlandeses ya no son católicos", dijo Greeley, y añadió: "Pero entonces tampoco lo es ningún otro pueblo de Europa, incluidos el italiano y el polaco". Sus cifras indicaban que sólo 40 por ciento creía que el aborto siempre era malo, sólo 30 por ciento, que el sexo prematrimonial siempre era malo, y sólo 60 por ciento, que las relaciones entre personas del mismo sexo siempre eran malas. Más significativamente aún, sólo siete por ciento de los nacidos en la década de 1970 tenía mucha confianza en la Iglesia, aunque 70 por ciento La tenía en el cura local.
Una encuesta posterior realizada en septiembre de 2003 por RTE, la radiodifusora y televisora estatal de Irlanda, confirmó los hallazgos del padre Greeley. Demostró que sólo 50 por ciento de los católicos en Irlanda asistían a misa cada semana, 75 por ciento creían que el celibato sacerdotal debía abolirse, 60 por ciento, que el sacerdocio debía abrirse a las mujeres, y 38 por ciento rechazaban el concepto de la infalibilidad papal.
Una encuesta de Zogby de 2002 indicó que el padre Greeley tal vez tendría que añadir pronto a Estados Unidos entre los países “ya no católicos". Esa encuesta determinó que 54 por ciento de los estadounidenses estaban a favor de que los curas se casaran, mientras que 53 por ciento pensaban que debía haber sacerdotisas, 61 por ciento aprobaban el control natal artificial, un colosal 83 por ciento pensaba que era moralmente incorrecto discriminar a los homosexuales, e incluso sobre el aborto casi un tercio discrepaba de que siempre fuera moralmente incorrecto. En contradicción con esas cifras, en la misma encuesta no menos de 90 por ciento pensaba que el papa hacia una buena labor en el mundo como líder de la Iglesia.
El hecho de que tantos encuestados discreparan de la posición de la Iglesia sobre una amplia variedad de asuntos clave era una asombrosa ilustración de la paradoja central del papado de Karol Wojtyla. Compraban sus libros, sus CD, sus vídeos; se congregaban por millones en los parques, campos y estadios de fútbol del mundo cuando celebraba misa, pero un número creciente de ellos no seguían su enseñanza ni la doctrina de la Iglesia sobre un cada vez mayor número de asuntos. La forma de cristianismo de Wojtyla era crecientemente irrelevante, y las evidencias no se reducían a las encuestas. En Australia, los hechos hablaban por sí solos. Entre 1971 y 2006, las bodas católicas en una iglesia habían disminuido más de 50 por ciento, de 9,784 a 4,075.
En Estados Unidos, el número de sacerdotes más que se duplicó, hasta 58,000 entre 1930 y 1965. Desde entonces ha caído a 45,000, y sigue descendiendo. Para 2020, de seguir las tendencias actuales, habrá menos de 31,000, y más de la mitad de ellos serán mayores de 70 años. En 1965, uno por ciento de las parroquias estadounidenses no tenía cura. Para 2002, 15 por ciento -3,000 parroquias- carecían de él. En ese mismo período, el número de seminaristas disminuyó 90 por ciento. El mismo sombrío panorama se repetía en las cifras de monjas y miembros de órdenes religiosas católicas. Casi la mitad de las secundarias y preparatorias católicas han cerrado en los últimos 40 años. La asistencia semanal a misa oscila entre 31 y 35 por ciento. Las cifras de anulación han aumentado de 338,000 a 501,000. Dondequiera que se mire, la historia es la misma, pero la Iglesia católica estadounidense seguía proclamando que en el mismo período, de 1965 a 2002, el número de católicos en el país habla aumentado 20 millones.
El mito de una membresía mucho mayor es perpetuado no sólo en Estados Unidos, sino también globalmente. La definición que hace la Iglesia de un católico romano -una persona bautizada- choca con el hecho de que cientos de millones de supuestos católicos rechazan subsecuentemente las enseñanzas de la Iglesia sobre una enorme variedad de asuntos, y al hacerlo, pese a lo que diga su fe de bautismo, dejan de ser católicos romanos. Un católico romano no practicante es un ex católico romano o, para decirlo con la jerga vaticana, un católico romano relapso.
En Gran Bretaña están muy avanzados los planes para abolir el actual juramento que se hace antes de testificar en un tribunal. En el futuro no contendrá ninguna referencia a Dios. En Estados Unidos, en octubre de 2003, luego de una larga batalla legal que culminó en la Suprema Corte, fue confirmada la decisión de un tribunal federal por la que se prohibió la exhibición de los Diez Mandamientos en el edificio del poder judicial del estado de Alabama. Esa decisión reafirmaba la separación entre la Iglesia y el Estado. Mientras que el papa creaba más y más santos, a cada vez menos niños se les ponían los nombres de aquéllos. En el devotamente católico romano Chile, las píldoras abortivas del día siguiente se distribuyen gratis. Vandalismo, robo, narcotráfico, piromanía, ritos paganos y "conducta inadecuada en el altar mayor" se han vuelto tan comunes en las iglesias británicas que hoy muchas de ellas permanecen cerradas fuera de las horas de servicio, con cámaras de circuito cerrado de televisión encendidas. Simultáneamente, los templos católicos en Escocia registran su más baja asistencia en la historia, de apenas 12 por ciento. El obispo Joe Devine, de Motherwel, observó: “la población católica he disminuido, pero no ha sido vencida. El ocultismo desempeña cierto papel en ello, pero el principal problema es que la gente ve televisión o juega futbol en lugar de ir a la iglesia". El papa tenía una opinión más tajante: "Escocia es un país pagano".
El cardenal Keith O'Brien, un hombre al que Wojtyla había ascendido recientemente, coincide con ello. "Existe el riesgo de que Escocia se vea reducida a un estado de bacanal en el que lo único que interese a todos sea su propio placer y acostarse con quien sea." En enero de 2003, el principal clérigo católico de Gran Bretaña, el cardenal Cormac Murphy O'Connor, se refirió drásticamente a una mucha mayor crisis de fe: "Gran Bretaña se ha convertido en un país sumamente pagano".
Sí hay, embarazos no deseados en Gran Bretaña, no los hay suficientes en Italia. En L'Osservatore Romano en octubre de 2001, el teólogo Gino Romano intentó hallar la razón del hecho de que Italia, seguida muy de cerca por la católica España, tenga la más baja tasa de natalidad en Europa. Culpó a las "medidas italianas (…) El sostenido aumento del divorcio refleja el impacto de un ciclón de secularismo y consumismo". Llamó también a realizar "nuevos esfuerzos para permitir a las jóvenes parejas tener más de un hijo".
Ese teólogo italiano, lo mismo que la Liga de Mujeres Católicas de Gran Bretaña, lamentó el hecho de que la mayoría de los adolescentes, pese a creer aún en el valor del matrimonio, prefieran esperar a que sus relaciones y otras aspiraciones hayan madurado. Se ejerce así el derecho a decidir abortar. El matrimonio tradicional entre los 15 y 18 años con tres o más hijos al cumplir los 20 es una perspectiva con decreciente atractivo en Europa.
Ha habido un completo rechazo a la enseñanza de la Iglesia sobre el control natal. La mayoría también ha rechazado la enseñanza de la Iglesia sobre el divorcio y el aborto. Mientras renombrados filósofos católicos discutían públicamente con el papa y los jesuitas acerca de la existencia del infierno, las masas católicas estaban más interesadas en el aquí y ahora y en un estilo de vida muy contrario a las constantes admoniciones del papa. También discrepaban de la de la Iglesia sobre los sacerdotes casados y las sacerdotisas.
Dos tercios creen además que la Iglesia católica debería retornar a la práctica de que los sacerdotes y la comunidad elijan a los obispos de su propia diócesis. Los italianos ven con profundo cinismo el hecho de que el papa no haya eliminado la corrupción financiera de la década de 1980. En esa década, cuando realizó una visita a Nápoles, ciudad que padecía de gran cantidad de privaciones, fue recibido con una enorme pancarta que proclamaba: "La rica Nápoles da la bienvenida a su pobre papa". Los italianos eran asimismo cínicos respecto al extraordinario número de viajes al extranjero que el papa y su séquito habían hecho. Esto confirmaba en la mente de muchos la imagen de una Iglesia muy rica que dilapidaba el dinero de la gente.
Algunas de las críticas públicas eran injustas y mal informadas. Las visitas dentro de Italia frecuentemente rendían ganancias. Los funcionarios del Vaticano no tenían empacho en pedir una cuota de servicio si recibían la solicitud de un alcalde o dueño de una fábrica para que el papa Juan Pablo los visitara. Cuando Carol de Benedetti (en su calidad no de miembro del Banco Ambrosiano, sino de director general de Olivetti) se preparaba para una visita papal a su fábrica de máquinas de escribir en Ivrea, fue notificado de que se requería una contribución. El hombre del Vaticano sugirió 100,000 dólares, y más tarde De Benedetti extendió el cheque a nombre del papa, a quien lo entregó en privado durante su visita. Esta anécdota se me refirió hace unos años, y la consideré apócrifa hasta verla citada por Carl Bernstein y Marco Politi luego de que entrevistaron a De Benedetti. Posteriores investigaciones confirmaron que muchos otros hombres de negocios italianos fueron obligados a depositar algo en la charola del Vaticano.
Pero ni el contribuyente italiano ni el Vaticano pagaban los 2 millones de dólares de gastos diarios de los viajes al extranjero. Los siguientes ejemplos son la regla, no la excepción.
El papa y sus más cercanos colaboradores nunca consideraron la posibilidad de que el extendido desplome del catolicismo pudiera deberse, al menos en parte, al Vaticano. Para ellos, la respuesta se encontraba invariablemente en la corrupción de la sociedad secular antes que en la corrupción de aquellos en los que la sociedad secular había buscado alguna vez una guía moral. Como comentó Wojtyla a los obispos belgas, el descenso de la práctica religiosa en su país era "particularmente inquietante", y él no tenía la menor duda de las razones de ello. Era el problema de "una sociedad que pierde de vista sus tradicionales puntos de referencia, promoviendo el relativismo en nombre del pluralismo".
En ocasión de una visita a Roma de un grupo de obispos franceses, el papa los alentó a hacer frente a "la secularización de la sociedad francesa, que a menudo adopta la forma de rechazo, en la vida pública, de los principios antropológicos, religiosos y morales que han marcado profundamente la historia y cultura de esa nación". El papa señaló a los obispos franceses su preocupación por el declive de vocaciones sacerdotales. "Desde hace muchos años su país ha visto una grave crisis de vocaciones: una especie de errancia en el desierto que constituye una auténtica prueba de fe para los pastores y los fieles por igual." Siguió una larga lista de recomendaciones. Los obispos franceses estaban demasiado cohibidos para apuntar que ellos ya habían sido previamente sometidos a esa prueba, sin éxito.
En diciembre de 2004, un estudio de 18,000 ciudadanos franceses fue realizado por el diario católico La Croix y el instituto encuestador CSA. En él se confirmó que en Francia la Iglesia católica se aproximaba a su desintegración. Mientras que 64.3 por ciento de los franceses se describen como católicos, sólo 7.7 por ciento de los entrevistados dijeron asistir a la iglesia una vez al mes. De éstos, 28 por ciento eran mayores de 75 años, y la abrumadora mayoría eran mujeres rurales de escasa instrucción. Francia tiene hoy 17,000 sacerdotes diocesanos, la mitad de los que existían en 1980. También las parroquias muestran una disminución de 50 por ciento.
A los franceses tal vez les habría consolado saber que no eran los únicos. El papa impartió la misma lección a la mayoría de sus obispos. Dijo a los holandeses: "Su país ha experimentado un intenso proceso de secularización durante 30 años, que se ha extendido a la Iglesia católica como reguero de pólvora y que desafortunadamente continúa marcando a la sociedad holandesa". Luego, en noviembre, de 2004, el cardenal Adrianis Simonis, de Utrecht, ofreció lo que se ha convertido entre los obispos católicos en Europa en una popular explicación del derrumbe del cristianismo.
“Hoy descubrimos que estamos desarmados de cara al peligro islámico." Tras señalar que incluso jóvenes nacidos y crecidos en los Países Bajos se habían vuelto musulmanes, el cardenal asoció el ascenso del Islam con “el espectáculo de extrema decadencia moral y declinación espiritual que ofrecemos " a los jóvenes.
El cardenal Poupard, presidente del Consejo Pontificio, francés trabajaba en el Vaticano, ofreció una visión más amplia de la desintegración cristiana.
El ateísmo militante y organizado de la era comunista ha sido reemplazado por la indiferencia práctica, la pérdida de interés en la gestión de Dios y el abandono de prácticas religiosas, especialmente en el mundo occidental.
Entre los problemas que la Iglesia debía enfrentar, continuó, estaban "la globalización de la cultura de masas, la influencia de los medios electrónicos y la aparición de nuevas sectas". Lamentó la ausencia de medios eficientes para la difusión de la fe". Temía que la perdida de fe pudiera "conducir al desplome de la cultura, con peligrosas consecuencias para la sociedad. La época más amenazadora para el hombre no es aquella que niega la verdad, sino a la que no le preocupa la verdad".
Lo cierto es que la Iglesia católica tiene medios muy eficientes para propagar la fe. Los medios católicos son un gigante global con una pléyade de agencias de noticias, periódicos y compañías de radio y televisión comprometidos con la línea oficial de la Iglesia católica romana en todos los órdenes. Todo esto tiene como sede una sola ciudad, y gran parte de ello se reproduce en muchas ciudades alrededor del mundo. Tan sólo el Opus Dei tiene más agencias de medios en todo el mundo que Rupert Murdoch. Lo último que falta en la Iglesia católica moderna son medios eficientes.
"Rome Reports", por ejemplo, es una agencia de noticias de televisión centrada por completo en el papa y la Iglesia que vende segmentos de programas en inglés, español y portugués a televisoras de Asia, África y América Latina. Su director, Yago de la Cierva, es miembro del Opus Dei. Radio María es una estación tanto de radio como de televisión que transmite globalmente. Famiglia Cristiana es una publicación semanal editada por los Padres de San Pablo. La Conferencia de Obispos Italianos tiene su propio periódico, Avvenire (Porvenir), y una estación de televisión vía satélite que retransmite mediante docenas de estaciones católicas locales. Telepace es otra estación de televisión católica. La Universidad Católica del Sagrado Corazón publica la revista Vita e Pensiero (Vida y Pensamiento). Mondo e Missione es la revista mensual del Instituto Pontificio de Misiones Extranjeras. Mensuarios católicos rivales son Nigriz1a (Negritud), Missione Oggi (Misión Hoy), Il Timone (El Timón) e Inside the Vatican (Dentro del Vaticano). Está además la agencia de noticias Zenit. Y la agencia en línea Asia News, que publica en italiano, chino e inglés.
Luego están, por supuesto, las agencias de medíos del Vaticano que incluyen una oficina de prensa controlada por el miembro numerario del Opus Dei Joaquín Navarro-Valls; una página en internet en seis idiomas con boletines diarios y un extenso conjunto de archivos. El diario L'Osservatore Romano; el Centro de Televisión del Vaticano; el Servicio de Información del Vaticano; Fidsl, la única agencia en línea de la Congregación de la Doctrina de la Fe, cuyo servicio en siete idiomas también incluye el chino; la Librería Editrice Vaticana, que publica todas las declaraciones oficiales de la Santa Sede, y por último las revistas y boletines publicados por las diversas oficinas del Vaticano.
Los obispos no pueden dormir buscando al enemigo. El socialismo ha sido añadido al Islam y el comunismo, aunque la verdad es que muchos, del papa para abajo, nunca han podido distinguir al socialismo del comunismo. El ya desaparecido secretario de Estado cardenal Casaroli, quien realmente debía haber estado mejor informado, cayó en la trampa al comentar los problemas de México. Es indudable que cuando los obispos españoles hagan su siguiente visita ad limina a Roma, se declarará culpable al actual gobierno socialista de todos los problemas de la Iglesia española. Una encuesta de fines de 2004 que mostró que 61 por ciento apoya la propuesta del gobierno de legalizar el matrimonio homosexual y que una mayoría de 72 por ciento pensaba que el Estado debía dejar de darle a la Iglesia española casi 100 millones de libras esterlinas al año, indicaría que la mayoría de los españoles están con su gobierno y no con la Iglesia católica.
Nuevas leyes en preparación en España están diseñadas para dar a otras Iglesias cristianas, a judíos y musulmanes algunos de los privilegios que hoy disfruta en exclusiva la Iglesia católica romana. La Iglesia católica española se ha colocado entonces en la línea frontal de la oposición política al gobierno democráticamente electo, al que no puede hacerse responsable del extraordinario derrumbe de la fe católica que ha ocurrido en España. En un país donde 90 por ciento (de la población se "declara” católica romana, dos tercios —66 por ciento— no son practicantes. Para tomar un solo caso particularmente cercano al corazón de Karol Wojtyla, en la predominantemente católica España las encuestas señalan que 40 por ciento de la población cree que el aborto es un derecho fundamental, y un 24 por ciento adicional cree que debería tolerarse. Esto resultó de una encuesta realizada antes de que los socialistas llegaran al poder, cuando el país era dirigido por un gobierno de derecha. En la España presente, más de 50 por ciento de los embarazos ocurridos en jóvenes de entre 15 y 17 años se interrumpen.
El papa ha reconocido que el reto concierne no sólo al catolicismo, sino también al cristianismo en general. En un discurso en la Academia Pontificia de Cultura, en marzo de 2002, dijo: "Nuestros contemporáneos inmersos en círculos culturales a menudo ajeno a toda dimensión espiritual de la vida (…) Los cristianos debemos reparar el daño causado por esa ruptura de la relación entre la fe y la razón". Sin embargo, su solución era una espada de doble filo. “Es necesario crear un sistema educativo dedicado a un serio estudio antropológico que tome en cuenta quién es el hombre y qué significa la vida". Tales estudios han existido desde hace mucho tiempo e investigaciones adicionales en este campo reforzarían al menos la posición de los humanistas.
Uno de los obispos de Nicaragua hizo una propuesta más radical. En un sermón de Navidad, el obispo Abelardo Guevara abordó la crisis de la vida familiar. Denostó a las violentas bandas de adolescentes que habían forzado a la diócesis a cancelar la tradicional misa navideña de gallo. "Necesitamos recuperar urgentemente la unidad familiar y los principios espirituales. Nuestra sociedad se está viniendo abajo a causa de la falta de esas virtudes." Dirigiéndose a todos los padres de su comunidad, el obispo continuó: " Ustedes deben estar dispuestos a hacer todo lo posible por proteger los valores de su familia. ¡Destruyan a balazos el televisor si es necesario para mantener en raya los anti valores!”
A principios de diciembre de 2001, el exorcista oficial de la Diócesis de Roma, el padre Gabriele Amorth, descubrió que la amenaza no provenía de la pantalla chica, sino de la grande. Su preocupación eran las películas y los libros de Harry Potter. Este sacerdote presidente de la Asociación Internacional de Exorcistas, creía que una gran fuerza maligna influía esas obras. "Detrás de Harry Potter se oculta la rúbrica del rey de las tinieblas, el diablo. El exorcista explicó que esos libros contienen innumerables referencias a la magia, “el arte satánico”, y que intentan hacer una falsa distinción entre magia negra y blanca, cuando en realidad esa distinción "no existe, porque la magia es siempre un recurso del demonio”
Dondequiera que se mire, el cristianismo en todas sus formas parece estar de retirada. En América Latina -el continente de la esperanza del Vaticano-, funcionarios de salud de 20 países se reunieron en México a fines de 2001 en una conferencia de tres días con más de 250 participantes para contribuir a que los gobiernos latinoamericanos establecieran -un libre intercambio de ideas- sobre la posible legislación del aborto. A esos países predominantemente católicos les preocupaba el gran número de abortos secretos que resultaban en la muerte de mujeres embarazadas. La cura se estimaba en "6,000 vidas al año". En marzo de 2000, en la patria del papa, el presidente polaco, Alexander Kwasniewski, vetó un proyecto de ley que había puesto en vigor nuevas y más estrictas medidas contra la pornografía. El presidente declaró que ese proyecto de ley “reduciría injustamente las libertades personales". En un país en el que 90 por ciento se consideran católicos romanos practicantes. Los votantes se dividieron en partes iguales ante la acción del presidente.
Pese a todos esos signos de decadencia, las cifras oficiales del Vaticano catalogan el papado de Wojtyla y sus viajes compulsivos como un resonante éxito. Las cifras globales de católicos bautizados en el mes de diciembre de 1997 eran de poco más de mil millones, los cuales siguen aumentando. Las cifras globales, por ejemplo, para el año terminado el 31 de diciembre de 2000 muestran un incremento en el número de católicos de poco menos de 12 millones en el año precedente. Pero, como siempre, el diablo está en los detalles. En lo tocante al continente europeo, las cifras indican una caída poco más de 1.5 millones. El número de sacerdotes, hermanos y hermanas también descendió en Europa. Grandes áreas de crecimiento en la mayoría de las categorías se registraron en todos los demás continentes excepto Oceanía, pero todas las cifras se basaban en el bautismo y no tomaban en cuenta si las personas implicadas realmente practicaban o creían en la fe católica.
Si la misión de Juan Pablo II de evangelizar el mundo había de triunfar en algún lado, éste debía ser sin duda Italia. Aparte del hecho de que estaba rodeado de italianos por todas partes, hizo los más tenaces esfuerzos por cubrir cada Strada, piazza, villaggio, cittá y cada santuario sagrado de Italia. Realizó 726 visitas pastorales a las diversas parroquias de su diócesis personal de Roma, y otras 140 visitas pastorales en Italia más allá de las fronteras de Roma. Predicó, oró y habló en general a la nación italiana casi cada día durante 25 años. Cada ciudadano, cada hombre, mujer y niño estuvo completamente expuesto a las opiniones de Juan Pablo II sobre una extraordinaria diversidad de temas, particularmente los relacionados con la enseñanza de la Iglesia católica.
Las cifras oficiales señalan que la población de Italia es abrumadoramente católica romana. Casi 80 por ciento se considera católica. Entre quienes discrepaban de ello estaba el propio papa ya desaparecido. En 1996 llamó a la "evangelización" de Roma, que el Vaticano considera una ciudad pagana. Voluntarios fueron de puerta en puerta en un intento por persuadir a los ciudadanos de la capital de "retornar a la Iglesia". Trascendió que muchos jamás puesto el pie en San Pedro.
La disminución de la tasa italiana de natalidad va de la mano con la caída de bodas por la Iglesia. El cardenal Julián Herranz, peso pesado de la curia y presidente del Consejo Pontificio de Textos Legislativos, juzga que parte de la razón de ello es el alto costo de una boda por la Iglesia, pero reconoce el más profundo factor de "la pérdida de sentido religioso en la sociedad”. La Iglesia católica en Italia sufrió una demostración nacional de esa pérdida en 1984, cuando la fe católica romana fue relegada y dejó de ser la religión oficial de Italia.
A Juan Pablo II se le ha descrito correctamente como el "papa más mariano de la historia", pero su obsesivo amor por la madre bíblica de Cristo y su deseo de despertar una genuina espiritualidadmariana lo hicieron alarmantemente vulnerable a toda explotación de la leyenda de María. Esa era una vulnerabilidad que se formó muy pronto en la vida de Karol Wojtyla. Al volver a casa de la escuela el 13 de abril de 1929, el niño de ocho años fue enfrentado por uno de sus vecinos en el patio, quien le dijo bruscamente: "Tu madre ha muerto". Emilia tenía apenas 45 años de edad, y había sufrido frecuentes y terribles dolores, causados por una miocarditis y nefritis (aguda inflamación del corazón y los riñones) durante 15 años.
Cuando Wojtyla era joven hablaba de su madre con amoroso afecto al recordar su invaluable, irreemplazable papel en esos primeros años de su vida. Más tarde hubo un cambio de tono, y la amargura reemplazó al amor mientras él recordaba lo preocupada que había estado su madre por su enfermedad y el poco tiempo que había tenido para dedicarle a él. El chico perdió a la persona más importante de su vida a una edad dolorosamente temprana. Esto fue crucial, sin duda, en la formación de su paradójica personalidad y la obsesión mariana que dominó su visión de las mujeres.
Wojtyla hablaba y escribía regularmente como si el único papel de las mujeres seculares fuera la maternidad, Su incesante hostilidad contra el aborto aun en el caso de una mujer violada, su veneración por las mujeres que habían muerto dando a luz en vez de abortar y salvar su vida, son un eco de la tradicional enseñanza católica que prevalecía al momento de la prematura muerte de su madre.
Privado de afecto maternal en una etapa desesperadamente temprana de su desarrollo, Wojtyla estaba rodeado asimismo por una cultura que veneraba profundamente a María, la madre de Cristo. El héroe de la infancia de Wojtyla, Pío IX, había declarado la doctrina de la Inmaculada Concepción de María, "la virgen madre de Cristo". En Polonia, María tiene muchos nombres, muchos títulos. Aparte de la universal Virgen María, Wojtyla también podía rezar a la Madre Santísima, Reina del Cielo y la Tierra, Esposa Virgen, Madre Dolorosa, Refugio de los Pecadores, Consoladora de afligidos, la Virgen Negra de Czestochowa y el título que sobre todos los demás, aseguraba que ella fuera inexorablemente identificada con el nacionalismo y la patria polacos, Reina de Polonia, María, Madre de Dios.
Una amiga de toda la vida de Wojtyla, Halina Kró1ikiewicz-kwiatkowska, recuerda: "Siempre corríamos a la iglesia. Y en la iglesia rezábamos, por lo general a la Virgen María". Eugeniusz Mroz, otro amigo de la infancia, recuerda la muerte de Emilia.
El nos impresionó con su paz interior. Creía que esa pérdida era voluntad de Dios. El departamento de Wojtyla estaba en el segundo piso. La habitación de su madre nunca se usó después de su muerte. A veces, cuando Karol estaba estudiando, tomaba un descanso, entraba a la habitación de su madre y rezaba. El Santo Padre conservaba una fotografía especial que siempre llevaba consigo, dondequiera que fuera. Nunca se separaba de esa fotografía, ni siquiera en largas peregrinaciones. En ella aparece de niño en brazos de su madre.
Tres días después del funeral de su madre, el padre llevó a sus dos hijos a una peregrinación al santuario mariano de Kalwaria Zbrzydowska. Señalando un famoso cuadro de la Virgen María, le decía a Karol: "Ésta es tu madre ahora". A todo lo largo de su vida, Karol Wojtyla regreso a ese lugar, donde, en la víspera de la festividad de la Asunción, los polacos creen que la Santísima Virgen muere cada año y subirá al cielo. Luego de una vigilia de toda la noche, himnos y oraciones, celebran el triunfo de María sobre la muerte y su ascensión al cielo. El niño de ocho años quizá no haya recibido todo el consuelo que necesitaba en ese tiempo, porque 10 años después escribió estos versos:
Sobre tu blanca tumba brotan las flores blancas de la vida. ¡0h! ¿cuántos años han pasado sin ti? ¿Cuántos años? Sobre tu blanca tumba, cerrada hace años, algo parece elevarse, inexplicable como la muerte. Sobre tu blanca tumba, madre, mi amor sin vida...
Hasta fines del siglo IV la devoción a María se mantuvo en segundo plano, pero en realidad ya se le había visto aparecer tiempo atrás. En el siglo III, mientras Gregorio Taumaturgo lidiaba con, doctrinas teológicas poco antes de incorporarse al sacerdocio, se le apareció la Santísima Virgen, acompañada por San Juan. Ella instruyó a San Juan revelar a Gregorio el "misterio de la piedad". Juan obedeció cumplidamente, "enunció una fórmula perfecta y desapareció". A finales del siglo IV, Agustín se sintió compelido a protestar contra "el extravagante e infundado elogio de María. Esta especie de idolatría (…) está muy lejos del grave carácter de la teología, es decir, de la sabiduría celestial'. Uno se pregunta qué haría Agustín, quien junto con Pablo fue el que más hizo por dar forma al cristianismo, ante la "idolatría" de toda la vida por María de Karol Wojtyla.
A lo largo de los siglos ha habido repetidos reclamos de visiones de María, conversaciones con ella, milagros de ella y estatuas suyas que, derraman lágrimas de sangre, muchos de los cuales han sido oficialmente reconocidos por la Iglesia católica romana. Esas manifestaciones particularmente en Lourdes y Fátima, han obrado drásticos cambios en los lugares implicados y áreas circundantes. Sea o no que hayan ocurrido milagros es materia de constante debate, pero sin duda el perfil de la Iglesia ha crecido, la fe de muchos se ha fortalecido y grandes cantidades de dinero se han generado por ello.
A principios de junio de 1981, Medjugorje era una pobre aldea rural en Bosnia-Herzegovina, en la entonces Yugoslavia. El 24 de junio, seis adolescentes croatas hicieron variables afirmaciones de haber visto a "Gospa", la Santísima Virgen María. Al menos tres de los niños también afirmaron, haber visto al niño Jesús en brazos de su madre. Al día siguiente volvieron a ver la imagen de María, quien esta vez conversó con ellos. Las apariciones y conversaciones continuarían todos los días, y supuestamente continúan hasta el presente. No todos los seis niños siguen siendo privilegiados; para fines de 2003, sólo tres de ellos continuaban recibiendo mensajes diarios.
Diez años después de las primeras supuestas apariciones en Medjugorje, el Departamento de Estado de Estados Unidos solicitó a su embajada en Belgrado que "actualizaciones sobre Medjugorje se incluyan en los diarios informes de situación de la embajada". Sucesivos gobiernos estadounidenses se habían interesado crecientemente en Medjugorje. Un cable particular enviado en octubre de 1991 alertó a la embajada en Belgrado del hecho de que "justo en ese momento hay 30 peregrinos estadounidenses en Medjugorje, con una tal Hermana Mary de Filadelfia. Otro grupo de 50 peregrinos, encabezados por la Hermana Margaret planea viajar allá desde Nueva York. Ann está tratando de atajar a este grupo. Disculpa por favor si escribo mal el nombre de ese maldito lugar. Y digo maldito en serio. Ann se ha enterado también de que los niños de Mediugorge han abandonado la ciudad, aparentemente por instrucciones de la Virgen María".
Diez años antes de ese tráfico de cables desde las embajadas estadounidenses tanto en Roma como en Belgrado ya se transmitían inquietudes por las supuestas apariciones en Medjugorje. En septiembre de 1981, el embajador Wilson envió al secretario de Estado, el general Alexander Haig, un detallado informe sobre una conversación entre un visitante estadounidense y el cardenal Franjo Seper, entonces prefecto de la Sagrada Congregación de la Fe y principal consejero del papa sobre Yugoslavia. El cardenal Seper había expresado honda preocupación de que el renacimiento religioso desatado en la mayormente croata población de Medjugorje y el área circundante provocara mayores tensiones entre la Iglesia y el Estado y el resurgimiento del nacionalismo croata. Los hechos demostrarían que los temores de Seper eran fundados. El cardenal Seper dijo también a su visitante estadounidense:
El Vaticano no comentará ni investigará la reportada aparición (...de la Virgen María, ya que eso está bajo la jurisdicción de los obispos locales. Creo que ellos temerán la punitiva reacción del gobierno yugoslavo, y por lo tanto no harán nada.
En eso, al menos, el cardenal estaba equivocado. El obispo Zanic, de Mostar, habiéndose formado inicialmente la opinión de que aquellos niños eran sinceros, realizó una investigación y rápidamente cambió de parecer, condenando todo el asunto por considerarlo un engaño y "alucinaciones histéricas". La inequívoca condena del obispo, con plena autoridad del Vaticano, debería haber puesto fin a la cuestión. Pero como en el caso de algunas de las supuestas visiones previas de la madre de Cristo, personas con diferentes agendas habían empezado a ver un gran potencial.
La orden franciscana se había visto envuelta durante muchos años en una serie de desacuerdos cada vez más enconados en la diócesis de Mostar, juzgaba a muchas parroquias de su exclusivo dominio, mientras que el obispo y Roma disentían, así que la orden había sido forzada a su pesar a someterse a la autoridad del Vaticano. Entonces, electrizado el campo con las historias de María y sus diarios mensajes a los seis niños, la orden franciscana tomó rápidamente el control del fenómeno.
La aparición les dijo a los niños que debía ser conocida como Reina de la Paz. Sus mensajes diarios, que sólo los seis niños podían oír, tenían temas recurrentes: "Hagan la paz. Oren. Hagan ayuno. Confiésense". Se recibieron además varias instrucciones y mensajes muy específicos, pero desde el principio los franciscanos los excluyeron de la divulgación general y los transcribieron para apuntalar su intento de impedir una mayor reducción de su influencia en la religión. Esta agenda se vio sumamente favorecida por la explotación espiritual y comercial de los fieles, los necesitados y las personas sencillas y curiosas que se dirigieron en tropel a Medjugorje. Los mensajes secretos" también fueron usados por los franciscanos en sus intentos por poner fin a las guerras tribales étnicas y religiosas de clanes que durante siglos habían formado parte de la vida cotidiana.
El sitio de las apariciones originales se ubicaba en el pedregoso que conduce a la cima del monte Podbrdo. En beneficio de los turistas, éste fue rápidamente rebautizado como Colina de las Apariciones.
Pese a que esa montaña fue declarada área vedada por las autoridades comunistas, las visiones continuaron, aunque esta vez antes la misa nocturna en una de las salas laterales de la iglesia local. Por una feliz coincidencia, ese lugar estaba cerca del estacionamiento, y el terreno era mucho menos hostil para los ancianos, enfermos y débiles que pronto llegaban de todas partes.
En dos años las autoridades habían adoptado una opinión mucho más ilustrada de la Virgen María de Medjugorje. La montaña fue reabierta, y los terrenos de la iglesia y un área circundante quedaron disponibles para la confesión y la oración. Las confesiones eran continuas, así que se llevaron confesores extra para satisfacer la demanda pico. ¿Qué había alterado la posición del régimen comunista? Belgrado había terminado por darse cuenta de que había "oro de turistas" por obtener de la Reina de la Paz. Los franciscanos negociaron con el régimen y 500,000 dólares al año empezaron a llegar las arcas del gobierno central. Ésa era apenas una fracción del dinero que se recibía a manos llenas. El "oro de los turistas" se convirtió en una fiebre del oro en los Balcanes.
Para 1990, los franciscanos aseguraban que más de 18 millones de visitantes habían ido a Medjugorje desde aquella noche de principios de junio de 1981. El hecho de que al menos algunos de los seis niños se hubiera escabullido en la ladera de la montaña para fumar un ilícito cigarro se había reescrito como "búsqueda de ovejas perdidas". Esto se hacía deliberadamente eco de los niños Pastores de Fátima, que, a diferencia de Medjugorje, ha sido reconocida por el Vaticano como caso genuino.
Hay en la cercana Mostar un banco muy pequeño. A principios de la década de 1980 era insignificante en términos, bancarios internacionales, pues ocupaba el lugar mundial número 2,689, pero Hrvatska Banka DD Mostar poseía características muy inusuales. La posición política y comercial de un banco puede determinarse por la calidad de sus corresponsales,los bancos hermanos que actúan nombre en varios países alrededor del mundo. El diminuto Mostar, que albergaba las cuentas de la orden franciscana y también era en parte propiedad de ella, tenía a la crema y nata del mundo bancario entre sus corresponsales: Citibank, Deutsche, ABN-Armo C Brussels, Lambert, Nat West, BCI Skand, Enskilda, CSFB, Tokyo, Cassa di Risparmio,Bayerische y Bank of America eran unos cuantos de esos jugadores de grandes ligas, entre los que Citibank actuaba como corresponsal en Nueva York y Londres. A un consultor bancario eso le pareció "muy extraño. Un banco tan pequeño con una lista de corresponsales de alta categoría.
La propiedad de ese banco era compartida entonces por varios bancos con nombres ilustres, entre ellos Unicredíto Italiano Génova. Uno de los miembros del consejo de administración grupo de compañías que controlaba a Unicredito, Franzo Stevens, era considerado en los círculos bancarios como uno, de los "hombres de confianza" del Vaticino. Su presencia en un consejo de administración suele entenderse como un indicio de que el Banco del Vaticano tiene un interés financiero ahí. Evidentemente, el pequeño banco de Mostar estaba haciendo, algo muy bien. Desde mediados de 1981 hasta el día de hoy, ha actuado como el centro neurálgico financiero de la multimillonaria empresa erigida sobre las supuestas apariciones de Medjugorje. Este banco fue absorbido hace unos años por el rápidamente creciente grupo bancario Zagrebacka. Los franciscanos controlan la operación de Medjugorje desde su universidad en Steubertiville, Ohio. Hay grandes centros promotores de Medjugorje en varias localidades de Indiana, Ohio y Alabama.
No obstante, el Vaticano ha evitado repetidamente enfrentar de manera abierta el tema de Medjugorje. Ninguna declaración pública sobre las supuestas visiones diarias ha sido hecha jamás por ningún funcionario del Vaticano, pese a que varios cardenales, obispos y otras luminarias han citado formalmente la completa aprobación papal. Entre ellos está monseñor Maurillo Kreiger.
Le dije al papa: "Voy a ir a Medjugorje por cuarta vez". Él concentro sus ideas y dijo: "Medjugorje. Medjugorje. Es el corazón espiritual del mundo". El mismo día hablé con otros obispos brasileños y el papa a la hora del almuerzo, y pregunté a este último: "Su Santidad, ¿puedo decirles a los visionarios [los seis niños que aseguran ver a la Virgen María] que usted les envía su bendición?" Él contestó: "Sí. Sí", y me abrazó.
De acuerdo con el padre Gianni Sgreva, el Santo Padre me escuchó, se acercó a mí y me dijo al oído, instándome a no olvidarlo: "No se preocupe por Medjugorje, porque yo pienso en Medjugorje y rezo por su éxito todos los días".
En conversación privada con uno de los videntes, Mirjan Soldo, se supone que el propio papa dijo: "Si no fuera papa, ya estaría en Medjugorje confesando". Se asegura que el papa respaldó esas "apariciones” en al menos otras 12 ocasiones. Por otro lado, está la inequívoca declaración de monseñor Renato Boccardo, jefe de protocolo del papa. Durante el viaje de éste a Croacia en 2003, monseñor Boccardo fue interrogado insistentemente sobre los rumores de que el papa podía hacer algún comentario de las supuestas apariciones y, asimismo, de que quizá iría a Medjugorje. Respondió: "En ningún momento se ha planteado el asunto de que el papa vaya a ir a Medjugorje, ni se ha hecho la menor alusión a ello".
Es curioso que en el inicial torrente de palabras y mensajes que aparentemente fluyeron de la aparición no haya habido una sola palabra sobre el intento de asesinato del papa o la "intervención" mariana en la plaza de San Pedro el 13 de mayo de 1981. Aún más inexplicable es que la Virgen María no haya hecho ningún comentario sobre la consagración de Rusia a ella por el papa y sus obispos del mundo entero el 25 de marzo de 1984. Éste fue un acto que supuestamente la Virgen María había solicitado en forma específica al aparecer ante uno de los visionarios de Fátima en junio de 1929. También había prometido que ese acto sería seguido por la paz mundial y el fin del ateísmo. El papa optó por interpretar el tercer mensaje de Fátima como directamente relacionado con el ataque contra él.
El análisis de ese tercer mensaje indica que es mucho más probable que se haya referido al inmediato predecesor de Wojtyla, Albino Luciani, a causa al menos de que presumiblemente predice el asesinato de un papa, no el intento de asesinato de un papa. De la misma forma, las palabras del "tercer secreto" podrían interpretarse como una predicción del asesinato del arzobispo Óscar Romero en El Salvador.
La obsesión mariana de toda la vida de Karol Wojtyla quizá haya empañado su juicio sobre los sucesos de Medjugorje. Desde 1981 el Vaticano ha defendido su inacción acerca de esas presuntas apariciones diciendo que espera el pronunciamiento del obispo local. La opinión del obispo Pavao Zanic, de Mostar, de que las apariciones, eran "alucinaciones histéricas" fue confirmada en 1982, cuando él mismo estableció una comisión diocesana para investigar más. En 1984, la Conferencia de Obispos de la antigua Yugoslavia declaró que los líderes católicos, incluidos sacerdotes y monjas, no podían organizar peregrinaciones oficiales a ese santuario hasta que su autenticidad fuera establecida. En 1985 el Vaticano coincidió con esa posición. Los turistas, mientras tanto, seguían llegando a montones a Medjugorje. En 1981, el obispo Zanic se dirigió a una abultada comunidad de parroquianos y peregrinos en la iglesia local de Santiago Medjugorje. Afirmó que las visiones eran falsas, y continuó:
Mediante todas mis oraciones, mi trabajo e investigación, he perseguido una sola meta: el descubrimiento de la verdad.
Se dice que Nuestra Señora empezó a aparecerse en Podbrdo, en el monte Crnica; pero cuando la policía prohibió ir ahí, ella entró a las casas, sobre las cercas, a los campos, a los viñedos y tabacales, apareció en la iglesia, en el altar, en la sacristía, en el coro, en la azotea, en el campanario, en los caminos, en el camino a Cemo, en un automóvil en un autobús, en un carruaje, en algunos lugares de Mostar, en más lugares de Sarajevo, en los conventos de Zagreb, en Varazdin, en Suiza, en Italia, otra vez en Podbrdo, en el monte Krízevac en la parroquia, en la rectoría de la parroquia, etc. Y seguramente ni siquiera he mencionado aún la mitad de los lugares de las supuestas apariciones, así que una persona sensata que venera a Nuestra Señora naturalmente se preguntaría: "Amada Madre de Dios, ¿qué están haciendo contigo?"
El 10 de abril de 1991, la Conferencia de Obispos de Yugoslavia (con un solo voto en contra) apoyó a Zanic, declarando: "Con base en la investigación realizada hasta ahora, no puede establecerse que se esté frente a apariciones o revelaciones sobrenaturales". El obispo, Zanic se retiró en 1993. Su reemplazo, el obispo Ratko Peric, inició su propia investigación sobre las apariciones. También él las declaró un engaño y llamó mentirosos a los visionarios. Aun así, el Vaticano se niega a hacer un pronunciamiento. Aun así, la explotación espiritual, financiera y física continúa. Y el dinero sigue llegando a manos llenas a las cuentas bancarias tanto franciscanas como vaticanas. Como explicó un miembro de la Secretaría de Estado del Vaticano: ¿un fraude? Claro que es un fraude, pero el dinero es genuino".
Hubo dos guerras que implicaron a Gran Bretaña y Argentina libradas durante 1982. Una de ellas está bien documentada, y fue detonada después de que la dictadura militar argentina invadió las islas Malvinas y las reclamó como parte recuperada de su nación. Tras el fracaso de varias iniciativas diplomáticas, los británicos que había ocupado las islas durante unos 200 años, pronto estaban en guerra.
Cuando el papa visitó el Reino Unido entre el 28 de mayo y 2 de junio, el combate estaba en su apogeo, pero para entonces, otra guerra, sostenida, en forma muy privada, había sido librada y ganada. Los ganadores fueron el papa; el cardenal primado de Inglaterra, Basil Hume, y los obispos británicos. Los perdedores fueron una camarilla de cardenales españoles, argentinos y brasileños y el integrante de extrema derecha de la curia romana. El papa sabía mucho antes de esa crisis que la curia estaba repleta de hombres de filosofía francamente fascista. Estos individuos no son un fenómeno nuevo, ni éste se limita a algunos de los residentes, españoles y argentinos. Aún se les puede encontrar entre una amplia muestra representativa de sacerdotes, obispos y cardenales de una extensa gama de países latinoamericanos y de varios Estados europeos. Tales sujetos aspiraban, y aún aspiran, a recuperar para la Iglesia católica el grado de control que Roma ejercía en el más distante pasado, un control sobre cada aspecto de la vida nacional, en feroz reacción contra el socialismo y el igualitarismo democrático. Sus predecesores crearon la Jarcia Vaticana, por medio de la cual miles de nazis, fascistas y sus colaboradores, que debían haber sido sometidos a juicio por todos los crímenes concebibles que perpetraron durante la Segunda Guerra Mundial, escaparon de la justicia y encontraron una nueva vida en América Latina y Estados Unidos.
Los fascistas dentro de la Iglesia no murieron ni desaparecieron tras la muerte de Mussolini. Estaban ahí antes de él; ahí siguen: Salieron a la luz en 1982; y pese a su gran desventaja, el papa los desbordó por el flanco y predominó sobre ellos.
El viaje papal al Reino Unido llevaba planeándose unos dos años. La dictadura militar argentina emprendió deliberadamente su aventura en las Malvinas para coincidir con ello un hecho pasado por alto o ignorado por sus fervientes partidarios en el Vaticano. El obispo Marcello Carvalheira, de Brasil, fue uno de los que criticaron abiertamente la planeada visita a Gran Bretaña.
Mientras continúe las hostilidades en el Atlántico del Sur, la visita del papa no sería un gesto amistoso para el pueblo latinoamericano. Un pecado original se cometió cuando los británicos invadieron las islas Malvinas.
El embajador de Argentina ante la Santa Sede cabildeó intensamente para garantizar que esa visitase se cancelara. El secretario de Estado del Vaticano, Agostino Casaroli, y su asistente, el cardenal español Martínez Somalo, aprovecharon todas las oportunidades para instar al papa a retractarse de ese viaje. El nuncio papal en Argentina, el arzobispo Ubaldo Calabresi, invitado regular a la mesa de la junta militar, preguntó al papa cómo era posible que viajara a Gran Bretaña mientras los británicos derramaban sangre argentina.
A todo lo largo de los años del régimen militar, ninguno de esos miembros de la jerarquía católica mostró preocupación por el derramamiento de sangre argentina por la junta militar, jamás levantó un, ledo cuando hombres y mujeres católicos eran torturados hasta el borde mismo de la muerte y llevados después en helicópteros, acompañados por curas que les administraban los últimos sacramentos cuando las víctimas eran arrojadas al Atlántico. El cardenal Basil Hume, con una sugerencia digna del rey Salomón, neutralizó por sí solo gran parte de la oposición cuando sugirió al papa anunciar planes para una visita a Argentina. La curia, mayoritariamente hostil al viaje al Reino Unido, argumentó que llevaría años planear esa visita. El papa ignoró las protestas y aceptó la sugerencia de Basil Hume. Anunció que eso era exactamente lo que haría.
El regocijo de los fieles católicos del Reino Unido no fue nada comparado con la reacción de los ejecutivos de Papal Visit Ltd., la compañía creada por la Iglesia católica para administrar los viajes papales. Igualmente aliviados se sintieron los hombres del International Marketing Group (IMG) de Mark McCormack, quienes habían sido contratados para prestar asesoría financiera. Más acostumbrados a comercializar el potencial de estrellas deportivas corno Bjorn Borg y Jack Nicklaus, los hombres de McCormack fueron rápidamente notificados de que todo debía hacerse "con el mejor gusto posible”. Anuncios que decían “Bienvenido a Coventry" en el misal oficial con un tiraje inicial de 1.3 millones, ejemplares, se juzgaron "inconsistentes con la razón pastoral (la visita). En cambio, catálogos de pedidos por correo pasaron la prueba y se enviaron a cada parroquia, escuela y organización social católica del país. Había más de 200 artículos para escoger, cada una de ellos con la imagen del papa, incluidas velas, platos de latón, cucharitas, caramelos, relojes, bancos plegables, cubiertos, libros, adornos, medallas y cristalería. Todos los artículos vendidos generaban 10 por ciento de regalías para ayudar a sufragar el costo del viaje. Sólo mucho después se reveló que 20 por ciento de esas regalías fueron a dar a los bolsillos de IMG. Nada se pasó por alto. Trusthouse Forte obtuvo el contrato para suministrar a los fieles tazas de té y alimentos durante las diversas escalas. También en este caso la Iglesia obtenía regalías sobre cada taza de té vendida, como lo hizo en todas las demás comodidades oficiales que implicaron un cobro.
Al igual que en la mayoría de los viajes de Wojtyla, los medios, fueron abrumadoramente amigables y el viaje fue saludado como un gran éxito pastoral. El impacto pastoral se redujo enormemente en Escocia, donde la asistencia y el entusiasmo llegaron al máximo, cuando los asistentes a la misa al aire libre en Glasgow fueron sometidos a registros físicos y mantenidos a más de 800 metros de distancia del papa.
Excluyendo Escocia, las cifras de asistencia contaron una historia diferente. Las autoridades eclesiásticas habían sobrestimado seriamente el número de personas que querrían escuchar al papa condenar continuamente el conflicto de las Malvinas con oblicuas referencias a la guerra en general. En ese entonces, cerca de 90 por ciento del Reino Unido apoyaba la acción del gobierno de Thatcher. La mayoría tampoco deseaba oír condenas del aborto y de la “mentalidad anticonceptiva”. A la misa papal en Heaton Park, Manchester, asistieron 200,000 personas, en tanto que la Iglesia había previsto un millón. Ésta había dicho que se atendería a 750,000 en Coventry, pero menos de la mitad de esa cantidad efectivamente se presentó. Este escaso entusiasmo se reflejó en el desastre económico que la visita produjo para muchos comerciantes en Inglaterra y Gales. Quedaron sin venderse retratos enmarcados del papa, 20,000 latas de Coca-Cola y 1,000 almuerzos envasados. Las bajas ventas resultaron en grandes pérdidas para la Iglesia católica romana en Inglaterra y Gales. Años después, ésta aún intentaba recuperar parte del costo de 6 millones de libras esterlinas de ese viaje.
El "gran éxito pastoral" fue confirmado como una fantasía de medios cuando, dos décadas más tarde, el principal clérigo católico, de Gran Bretaña describió a esta nación como "país pagano". El propio papa externó su opinión sin palabras: nunca volvió a Gran Bretaña, a diferencia de Argentina, que visitó de nuevo en 1987.
Ni los británicos ni los argentinos hicieron el menor caso a los a menudo conmovedores ruegos del papa de detener los combates. Estos solo terminaron cuando Gran Bretaña ganó la guerra. En unos cuantos meses fue como si el papa nunca hubiera estado ahí, las comunidades en las iglesias de todo el país siguieron reduciéndose, y en Argentina la derrota bélica logró lo que las súplicas del papa de detener la contienda no habían conseguido. El jefe de la junta militar, el general Galtieri, fue prontamente destituido, y se dieron los primeros, pasos para elecciones libres. Con la elección de Raúl Alfonsín en diciembre de 1983, la democracia fue finalmente restaurada.
Aunque a muchos laicos y clérigos católicos les pasmaba cada vez más la comercialización del papado de Wojtyla, la opinión del arzobispo Marcinkus de que "la Iglesia no puede administrarse con Ave Marías" prevaleció.
Como me dijo un importante miembro estadounidense de la curia "Estamos hablando de un producto. La fe católica es el mejor producto del mundo. Claro que hay que comercializarlo. Para poder vender cualquier producto, hay que comercializarlo".
Con Juan Pablo II, el Vaticano se convirtió en una corporación moderna en busca de dólares, y lanzó historietas que contaban la infancia y juventud de Karol Wojtyla, CD y vídeos de música aprobada, "oraciones, homilías y cantos, especiales en video como el Padre Nuestro. El Vaticano ha abrazado sinceramente la internet, lo que detonó un feroz debate para determinar quién debía ser su santo patrono. Boletos para misas papales se venden en línea o por medio de agencias, o uno puede seguir el rezo de la misa en el tradicional latín desde la comodidad de su hogar a través de la red. Confesarse vía la red está prohibido en la actualidad, pero ésta es una cuestión que indudablemente volverá a plantearse en el futuro. Ya no es necesario viajar a Roma para oír al papa recitar el ángelus: esta oración, más la regular audiencia general del papa de los miércoles, están disponibles ahora en el ciberespacio. (El debate concerniente al santo patrono de la red se resolvió finalmente a favor de San Isidoro de Sevilla, cura del siglo VI. Su principal derecho a la fama fue la creación de un diccionario en 20 volúmenes con un concepto de árbol similar una primitiva base de datos. Un fuerte rival fue San Pedro Regalado, cura del siglo y del que se decía que aparecía en dos lugares al mismo tiempo, en los monasterios de La Aguilera y El Abrojo Un atributo excelente cuando se navega en la red.
Inevitablemente, el libro más vendido del papa, Crossing thres bold to Hope (Cruzando el umbral de la esperanza), se produjo en multimedia, y podía conseguirse en CD-ROM; en forma asimismo inevitable, la Iglesia católica romana se pronunció acerca de los pecados que podían perpetrarse en la red. En febrero de 2001 se anunció: "Los mensajes de correo electrónico de naturaleza carnal y las relaciones ilícitas en línea son pecado". Había nacido el pecado virtual.
Mientras la década de 1990 se acercaba a su fin, la Iglesia católica seguía mostrando su determinación de requerir un máximo de patrocinio. En México, en enero de 1999 el mensaje ya no fue el Evangelio. Fue el patrocinador. Muchas semanas antes de que el papa llegara para una visita de cinco días, carteles y anuncios espectaculares transmitían el claro mensaje de que el Santo Padre había aceptado el reto Pepsi: rechazando "la neta", se había revelado como un miembro totalmente liberado de la Generation Next. "Pepsi siempre fiel", se leía en los gigantescos anuncios junto a amplificadas fotografías del papa.
Para ayudar a pagar su cuarto viaje a México, la Iglesia hizo incontables tratos de patrocinio, centrados todos ellos en la imagen del papa. Éste contribuyó a vender de todo, desde refrescos y computadoras hasta papas fritas. La cadena de pastelerías El Globo presumiblemente no pagó suficiente para una "colocación exclusiva de producto porque cerca de 100 inmensos espectaculares patrocinados por el pan Bimbo demandaban a los ciudadanos "alimentar el espíritu” y las cajas de efectivo de la panadería rival. Mercedes-Benz proporcionó dos papamóviles, Hewlett-Packard aportó las computadoras y Electropura obsequió casi dos millones de litros de bebidas.
Veinticinco compañías que patrocinaron ese viaje de cinco días como "colaboradores oficiales" asumieron 75 por ciento de los gastos del viaje. El papa, a semejanza de San Pedro Regalado, podía hallarse simultáneamente en varios lugares. Estaba en la botella que uno llevaba en la mano, en su bolsa de papas fritas, en la estampilla que se adhería a la tarjeta postal para decirles a quienes se habían quedado en casa que ojalá estuviesen ahí. Los comediantes locales se dieron vuelo. Uno rebautizó al refresco como "Papsicola", otro preguntó públicamente si el apretado programa de apoyo comercial del papa le dejaba tiempo para rezar y, con toda seriedad, un vocero de la Iglesia a sabiendas de que en español también se llama papa a la papa frita, creyó necesario confirmar a los 86.3 millones de católicos romanos de México que el Santo Padre "no celebraría la misa vestido de papa frita".
Pese a tal confirmación, a muchos devotos católicos mexicanos les entristeció profundamente tan craso comercialismo, y desdeñaron todo el asunto como un viaje de patrocinio corporativo.
Un activista político que durante años había atacado repetida y enconadamente al gobierno mexicano por usar la tortura, el secuestro y la violencia organizada para reprimir a una población cada vez más desesperada, observó acerca de la visita papal: "Los romanos siguen igual. Cuando no hay pan, tienen circo".
En el séquito papal y el cuerpo de prensa acompañante, los defensores de los viajes del papa solían detenerse en momentos específicos. Recordaban a la mujer ucraniana arrodillada sola en el lodo consolada visita del papa a su patria; al obrero polaco que dijo a su amigo que había interrumpido un discurso papal en el viaje de 1979: “Cállate, que el papa me está hablando”. Recordaba a la mujer que agonizaba de sida en una casucha en la India y que hallaba consuelo en su recuerdo del momento en que el papa la había estrechado, o al hombre desempleado que caminó toda la noche para oír al papa durante su visita al Reino Unido. Estas personas y muchas más innegablemente obtuvieron fuerza y alivio de esos momentos.
A otros en el séquito papal y el grupo del Vaticano les repugnaban las trazas de triunfalismo y la superficialidad de estrella pop que rodeaban a los viajes papales. Las concentraciones del Día Mundial de la juventud fueron comparadas con los mítines nazis en Núremberg, con la misma "intensa devoción fanática por un gran líder". Otros más creen que los constantes viajes centralizaron la autoridad en la Iglesia católica en forma espectacular y sin precedente". Tras el inquietante espectáculo de la visita del papa a Eslovaquia en septiembre de 2003, comenté las implicaciones con varios residentes del Vaticano. Un príncipe de la Iglesia me aseguró que el espectáculo había continuado y continuaría porque el papa desea que siga. El actor dentro del Santo Padre se resiste a morir. Simplemente se rehúsa a dejar el escenario. Es un hombre terminalmente drogado por la adulación del público.
En varios países ese público ha disminuido drásticamente a lo largo de los años; en otros, dice el director administrativo de una organización encuestadora, se "está reduciendo a una tasa alarmante". La Iglesia puede recibir poco alivio del hecho de que, aparte de los evangélicos carismáticos, también otras secciones de la fe cristiana han exhibido un decremento tanto en comunidades como en número de sacerdotes. Los católicos romanos han sufrido la mayor tasa de disminución entre todos los grupos religiosos en muchos países. El número de sacerdotes practicantes en el Reino Unido ha caído de un máximo de la posguerra de 7,714 en 1964 a 5,040 en 2003. En contraste, actualmente hay 30,000 psicoterapeutas practicantes en el Reino Unido. En Irlanda, sólo un seminario católico sigue abierto. En 2004 produjo apenas ocho nuevos sacerdotes.
En abril de 2003, una encuesta entre cerca de la mitad de los sacerdotes que aún quedaban en Inglaterra y Gales reveló que 60 por ciento de ellos creían que la relación sexual con una mujer casada no debía impedir a los sacerdotes el ministerio activo, 21 por ciento, que la homosexualidad no debía ser un impedimento, y 43 por ciento "se oponían activamente" a la enseñanza de la Iglesia sobre la anticoncepción. Inevitablemente, un vocero de la Conferencia Nacional de Sacerdotes cuestionó la metodología de ese estudio, pero un año después la jerarquía católica romana no había producido ninguna evidencia que refutara esos hallazgos.
La actual situación de los sacerdotes católicos romanos en el Reino Unido es verdaderamente terrible. Grupo continuamente decreciente que enfrenta cada vez más cinismo e incredulidad, los curas luchan por sobrevivir en condiciones tercermundistas, sin fondos de pensiones, salario nacional, decreciente asistencia que resulta i restringidas contribuciones de quienes aún acuden a la iglesia y 5 diócesis encabezadas en cada caso por un obispo autónomo nombrado por Wojtyla.
Paradójicamente, en teoría el número de católicos romanos en el mismo periodo aumentó de 4 millones en 1963 a cerca de 5 millones en 2000, pero, como en otros países, muchos de ellos sólo son católicos nominales que rara vez, si alguna, entran a una iglesia. Durante el mismo período, el número de católicos romanos en Gran Bretaña que asistían a misa disminuyó de 2.63 millones en 1963 a menos de 1 millón en 2000. Una encuesta sobre los valores europeos efectuada a mediados de 2003 muestra lo profundo y amplio de ese curioso doble criterio en toda Europa. Frente a dos simples preguntas: “1 ¿Pertenece usted a alguna denominación religiosa?", y 2: "¿Asiste usted a celebraciones religiosas una vez al mes o más?", ningún país europeo produjo nada semejante a un juego de cifras coincidente. En Italia las cifras fueron 82.2-53.7 por ciento. En la patria del papa, Polonia, 95.7-78.3 por ciento. En Gran Bretaña la disparidad entre personas religiosas nominales y practicantes fue de un enorme 83.4- 18.9 por ciento. El cristianismo puede seguir reclamando que es la principal religión en Europa aun si esas cifras ocultan un muy grande porcentaje de supuestos cristianos. Pero desde 1978, cuando Karol Wojtyla fue nombrado papa, y sin importar cómo se barajen y corten las cifras, el número de católicos romanos practicantes en Eu-ropa ha caído en más de un tercio.
En Estados Unidos, la revista Time llevó a cabo una encuesta en 1994 en coincidencia con su otorgamiento al papa del título de "Hombre del Año". La encuesta reveló que 89 por ciento de los católicos estadounidenses creían posible discrepar del papa en cuestiones doctrinales y aun así ser buenos católicos (posición que él habría rebatido vigorosamente). También indicó que tres cuartas partes de los católicos romanos estadounidenses querían tomar sus propias decisiones sobre el asunto del control natal. Respecto a la asistencia a misa, los fieles estadounidenses mostraron la misma elasticidad que los autosuficientes europeos. Sólo 41 por ciento de quienes se consideraban católicos romanos en Estados Unidos dijeron asistir a la misa semanal. En Canadá, estudios recientes sugieren que menos de 20 por ciento de los católicos romanos nominales realmente van a la iglesia cada semana, y la cifra cae a 12 por ciento de quienes tienen entre 15 y 24 años de edad. Para hallar buenas noticias para la Santa Sede es preciso mirar al Tercer Mundo.
El Vaticano había anticipado durante varios años que el Año santo del Milenio sería una posible mina de oro, pese a la declaración del papa al dar por formalmente concluido el Año Santo cerrando la Puerta Santa de San Pedro: "Es importante que tan insigne acto religioso sea completamente disociado de cualquier semejanza de ganancia económica".
De hecho, la "ganancia económica" obtenida ese año fue tan grande que el papa anunció que, una vez solventados todos los gastos, el saldo se donaría a la caridad. La máquina de comercialización del Vaticano había andado un largo camino desde que el rostro del papa adornó las bolsas de papas fritas mexicanas. Reproducciones de mapas celestes de Tolomeo pintados a mano con chapa de oro de 22 quilates podían adquirirse a 1,400 dólares de la Colección de la Biblioteca del Vaticano (y aún pueden conseguirse en línea); o, para ese esperado y feliz acontecimiento, un traje de gala para bebé desde 105 dólares por un minúsculo esmoquin de satén mate de poliéster, color blanco.
Los patrocinadores del Jubileo también estuvieron muy lejos de la total tacañería de años anteriores. Telecom Italia, a cambio de derechos exclusivos y un logotipo del Jubileo, aportó más de 80 millones de dólares de servicios telefónicos y de internet, incluida la instalación de una conexión segura de internet entre la Santa Sede y sus 120 embajadas en todo el mundo.
Los peregrinos podían elegir entre muchísimas cosas, desde relojes de platino de 17,500 dólares hasta las bendiciones papales en pergamino por una bicoca de 48 dólares o los servicios de Ferragom por 125 dólares. La suprema propaganda comercial para el Jubileo fue inevitablemente hecha por el papa. Para estimular a los turistas o peregrinos, anunció que Dios honraría indulgencias obtenidas mediante "peregrinaciones pías" a "Roma, Jerusalén y otros lugares designados". Con esta oferta, el papa hizo retroceder el reloj casi 500 años, hasta Martín Lutero y la pre reforma. Terminado el Año Santo, el Vaticano, habiendo donado debidamente una ganancia a una obra de caridad que se rehusó a revelar y que por lo tanto permaneció en el anonimato, tuvo la oportunidad de reflexionar en el futuro.
Con sus más de 400 millones de católicos, América Latina es, sin duda, el "continente católico" en los primeros años del nuevo milenio. Más de un miembro de la curia me lo ha descrito como "el continente de la esperanza". Representando alrededor de 42 por ciento de la totalidad de los católicos, tanto nominales como practicantes, en el mundo suele vérsele como la nueva base de poder de la fe, al tiempo que Europa se desliza cada vez más hacia el "ateísmo". Siendo así, uno esperaría que el papa y quienes lo rodean prodigaran gran cuidado y atención a la región. Pero lo cierto es que, en términos católicos, América Latina está por detrás del resto del mundo. En América del Norte, con 68 millones de católicos, hay un sacerdote por cada 1,072 católicos. En América del Sur, con sus 400 millones de fieles, hay uno por cada 7,200 católicos. Aun África se halla en mejor situación, con un sacerdote por cada 4,393 católicos.
Semanas después de su nombramiento como papa, Wojtyla había identificado la teología de la liberación como una de las mayores amenazas para la Iglesia católica romana. El hecho de que gran parte de esa teología sea notoriamente similar al cristianismo primitivo habla con elocuencia del estado de cosas que imperaba en esos días en la Iglesia. En 1987, el entonces secretario de Estado, Agostino Casaroli, en el curso de una reunión confidencial con los miembros del segundo gobierno de Reagan, detalló la posición de la Iglesia sobre América Latina:
El Vaticano desea ver una verdadera democracia en cada país latinoamericano. Pero esto significa democracia en el más pleno sentimiento de la palabra, el cual incluye sociedades social y económicamente justas.
Casaroli compartió después sus preocupaciones sobre el futuro de la religión en los países más pobres, donde la pobreza y la injusticia pueden llevar a los fieles, e incluso algunos clérigos, al socialismo. Ciertamente, al Vaticano le preocupan los propugnadores de la teología de la liberación. Pero más nos preocupan las condiciones concretas de injusticia económica y social. Estamos particularmente inquietos por México, donde creemos que es posible una revolución radical y antirreligiosa.
Para fines de la década de 1990, la amenaza identificada, y muy real, era el correspondiente ascenso de las sectas religiosas y el capitalismo mientras los católicos de América Latina empezaban a adoptar religiones alternas y, simultáneamente, el mensaje de los centro comerciales. En octubre de 2002, los obispos brasileños realizaron sus visitas ad limina a Roma. El hecho de que representaban, a un país en el que, al menos nominalmente, más de 80 por ciento eran católicos romanos debería haber asegurado que su audiencia con el papa fuera una experiencia mucho más satisfactoria que la sufrida por sus colegas europeos. Desafortunadamente para los brasileños, el papa, si no es que su curia, era perfectamente que su curia, era perfectamente capaz de distinguir entre nominales y practicantes. "Brasil debe redescubrir su herencia cristiana (…) " Tras demandar liderazgo en el país católico más populoso del mundo, el papa instó a sus obispos a "combatir las dificultades que amenazan con oscurecer el mensaje de la Iglesia".
Pese a las severidades del papa y su secretario de Estado contra la teología de la liberación, los misioneros en activo, enfrentados a las realidades cotidianas, ya sea en América Latina, los remotos confines de África o las vastas tierras altas del sudeste asiático, suelen operar con una mezcla de socialismo y teología de la liberación entre los oprimidos, los dominados y las sociedades menospreciadas. A menudo pagan el más alto precio por ello. En 2001 fueron asesinados 33 misioneros católicos. Otros católicos perdieron la vida en disturbios en Nigeria, una masacre en Paquistán y durante ataques de extremistas islámicos en las islas Molucas de Indonesia. Los misioneros enfrentan crecientemente la hostilidad institucionalizada y leyes prohíben la conversión religiosa, siendo la India el país en imponer más recientemente estas restricciones. En septiembre de 2003 la Suprema Corte federal de esa nación resolvió que no hay “ningún derecho fundamental a convertir". En China, cualquiera sorprendido introduciendo una Biblia al país enfrenta cárcel. Conforme a la ley de la sharia, la fe islámica exige la pena de muerte para quienes se convierten a otro credo. Aunque esa ley no se aplica de amplio en la mayoría de los países dominados por musulmanes, ciertamente mantiene bajas las cifras de conversión. Las líneas de batalla entre los dos credos abrahámicos se delinean más claramente con cada año que pasa, y difícilmente el judaísmo es más tolerante con la competencia en el mercado. Hacer proselitismo entre niños en Israel es un delito penal. En diciembre de 2001, cuando un estudiante israelí de sexto grado llevó una Biblia a la escuela que un misionero le había dado, uno de los maestros la quemó públicamente frente a todo el grupo.
Ante tan amplias muestras de hostilidad, el papa y su gobierno central en Roma parecían mucho más interesados en refugiarse más aun en el pasado creando cada vez más santos y exigiendo que el cristianismo y su contribución a Europa fueran plenamente reconocidos en la Constitución de la Unión Europea. El papa nunca dejaba de cabildear sobre este asunto cuando se se le daba la oportunidad de hacerlo. Se quejaba amargamente de "la marginación de la religión" en la Unión Europea.
Cuando 2003 llegaba a su fin, el asunto del reconocimiento del cristianismo en esa Constitución había empezado a obsesionar al papa. Constantemente se quejaba de aquella omisión y formaba a sus fuerzas. La revista jesuita Civiltá Cattolica intervino con un ataque en el que declaraba que esa omisión era "una clara deformación ideológica". Los jesuitas estaban sumamente insatisfechos con un preámbulo que hacía una "alusión genérica a la herencia religiosa sin ningún reconocimiento claro del hecho histórico de que la herencia judeocristiana fue uno de los principales factores en el desarrollo de una cultura europea común". Tal omisión es "un silencio que habla en forma significativa, y siempre lo hará de esa manera".
El Vaticano redobló sus esfuerzos con un vigoroso cabildeo de las predominantemente católicas España, Portugal y Polonia. El papa declaró apasionadamente que la respuesta a los problemas de Europa reside "en un retorno a sus raíces cristianas, que son la fuente de su fuerza original. Esas raíces ofrecen una indispensable contribución al progreso y la paz". Los críticos recuerdan que esa misma Europa generó asimismo en los últimos 2,000 años no sólo el Holocausto, sino también una aparentemente interminable lista de guerras, y sugieren que el cristianismo tiene mucho que responder por ello. En junio de 2004 el papa perdió la discusión, pues el Parlamento europeo concluyó que Europa era principalmente un continente secular, parecer que ha recibido el apoyo de algunos sectores imprevistos.
La Iglesia católica cree haber sido fundada por Dios y que es guiada por Dios. La mayor ironía del pontificado del fallecido papa Juan Pablo II es que, durante su período como representante de Dios en muchas partes del planeta, tanto el comunismo como su mortal adversario, el cristianismo, se vieron en gran medida reducidos a la insignificancia. El cardenal Cormac Murphy O'Connor, actual líder de la Iglesia católica romana en Inglaterra y Gales, describió a Gran Bretaña como un país donde "prevalece el ateísmo tácito. Su opinión era compartida por el entonces jefe de la Iglesia anglicana el arzobispo George Carey.
El ex cardenal Joseph Ratzinger, cercano amigo y confidente del papa, director de la Congregación de la Doctrina de la Fe del Vaticano -versión moderna de la Inquisición- y uno de los hombres más poderosos e influyentes no sólo en el Vaticano, sino en la Iglesia católica romana entera aun antes de su elección como papa, comentó recientemente acerca de su patria: "El cristianismo debe comenzar de nuevo en Alemania". En Francia, el cardenal Jean-Marie Lustiger presidía lo que él mismo describió como una “Iglesia remanente". Uno de los más brillantes teólogos de la Iglesia Italiana, el obispo Alessandro Maggiolini, publicó en fecha reciente el libro titulado El fin de nuestro cristianismo. Maggiolini cree que las fuerzas que están debilitando a la Iglesia no proceden de fuera, sino que nacieron y florecieron dentro de la Iglesia misma. Muchos en las altas esferas del Vaticano tienen una amplia variedad de explicaciones para lo que ven como la mayor calamidad en la historia de la Iglesia. Entre ellas están "ver demasiada televisión... el consumismo, las prácticas de la New Age... la modernidad... los 'transitorios placeres del alcohol, las drogas y el sexo recreativo... los permisivos años 60... el rocanrol...".
La perniciosa y persistente saga del abuso sexual de niños, adolescentes y mujeres por sacerdotes es, en palabras del papa, culpa "de la sociedad moderna de ustedes, que está corrompiendo a mis sacerdotes". La responsabilidad de los diversos delitos financieros perpetrados por los del Banco del Vaticano "no tiene nada que ver con la Santa Sede; el banco no forma parte de la Santa Sede", de acuerdo con el cardenal Szoka. Lo cierto es que el papa es dueño del banco. El cardenal Castillo ve al Vaticano como víctima de una conspiración.
Aquí en Italia hay una gran influencia masónica en algunos bancos y en algunos periódicos, y ellos atacan a la Santa Sede y al IOR “el Banco del Vaticano en todo”.
El cardenal Martini amplió el ataque para exonerar al Estado de la Ciudad del Vaticano, la Santa Sede y la Iglesia católica romana y aseveró: "Deberíamos culpar a la sociedad en su conjunto".
La humillación colectiva de la jerarquía católica tras el rechazo por el Parlamento Europeo, en asociación con el adicional rechazo europeo de un buen amigo del papa, Rocco Butiglione, por sus opiniones sobre la homosexualidad y el aborto, ha provocado una reacción muy poco cristiana. El periodista italiano Vittorio Messori condenó, lo que considera "anti catolicismo" por tratarse de:
Un sustituto del antisemitismo... Antes, los negros, las mujeres, los judíos y los homosexuales eran objeto de sarcasmo y crítica. Hoy afortunadamente esos grupos ya no pueden ser atacados, pera no veo por qué otros tengan que ser agredidos.
El cardenal Ratzinger volvió a la carga para declarar que la acción del Parlamento Europeo "tiende a reforzar las percepciones islámicas de Europa como sociedad decadente. Lo que ofende al Islam es la falta de referencia a Dios, la arrogancia de la razón, lo cual provoca fundamentalismo".
El arzobispo Domingo Castagna, de Argentina, profirió la advertencia de que "en algunos países tradicionalmente católicos, como España y México, existe una abierta e inmisericorde campaña de descristianización".
El presidente del Consejo Pontificio para la justicia y la Paz coincidió. "La oposición a la Iglesia católica está dominada por las nuevas santas inquisiciones, llenas de dinero y arrogancia." Estas influyentes camarillas, en opinión del cardenal, "tratan de asegurar que las voces del papa y la Iglesia católica no sean escuchadas a menudo, especialmente en el marco de los países ricos y acomodados".
Miembros del Vaticano dan muchas razones del espectacular derrumbe del cristianismo, y de la fe católica romana en particular pero nunca consideran ni remotamente que eso podría tener alguna relación con el pontificado del desaparecido papa Juan Pablo II o con la particular posición de la Iglesia sobre varias cuestiones. La actual cifra global de unos 1,100 millones de católicos romanos, con base en todos los datos disponibles, sería de menos (de la mitad si se extrajeran de ella los católicos romanos meramente nominales, los cristianos "eficientes" que practican su fe, en palabras del papa Benedicto XVI, "a la manera de hágalo usted mismo".
Mientras 2004 llegaba a su fin, Karol Wojtyla seguía desafiando a los porteros que durante dos o tres años se habían estado preparando, para despachar por todo el mundo la noticia de su muerte. Su flexibilidad seguía sorprendiendo a muchos en el Vaticano. El diario funcionamiento de la Iglesia católica estaba en manos de otros, y la aportación papal a numerosas decisiones llegaba a través de su secretario el ya arzobispo Dziwisz. Esto había convencido a muchos de los cínicos de que "el otro papa" se había convertido en el poder frente al trono, pero sólo tratándose de las minucias de los asuntos de estado. Todas las grandes decisiones políticas estaban en suspenso permanentemente mientras la Iglesia católica romana continuaba a la deriva.