Herbert Mujica Rojas

Bajo el título de Xi Jinping Says He Is Preparing China for War, la muy informada revista Foreign Affairs en su número correspondiente al 29 de marzo último y con la pluma conjunta de John Pomfret y Matt Pottinger, elucubra consideraciones importantísimas sobre el accionar de la potencia asiática.

 

Xi Jinping

 

“Chinese leader Xi Jinping says he is preparing for war. At the annual meeting of China’s parliament and its top political advisory body in March, Xi wove the theme of war readiness
through four separate speeches, in one instance telling his generals to “dare to fight.” His government also announced a 7.2 percent increase in China’s defense budget, which has doubled over the last decade, as well as plans to make the country less dependent on foreign grain imports. And in recent months, Beijing has unveiled new military readiness laws, new
air-raid shelters in cities across the strait from Taiwan, and new “National Defense Mobilization” offices countrywide”.

El líder chino Xi Jinping dijo que se están preparando para la guerra. Abordó el tema en varias reuniones, una de ellas ante el parlamento y con el consejo consultivo en marzo reciente e instó en uno de sus pasajes, a que los generales se atrevan a luchar. Asimismo anunció el incremento del presupuesto de defensa, que ha sido doblado en la última década y subrayó opciones y planes para reducir la dependencia china de las importaciones de trigo. Además fueron reveladas nuevas leyes militares en torno al estrecho de Taiwán y se perfiló una Nueva Movilización de Defensa.

“It is too early to say for certain what these developments mean. Conflict is not certain or imminent. But something has changed in Beijing that policymakers and business leaders worldwide cannot afford to ignore. If Xi says he is readying for war, it would be foolish not to take him at his word”.

Es prematuro deducir con exactitud qué significan estos planes porque no hay conflicto a la vista o certidumbre del mismo. Pero algo ha cambiado en Beijing a tal grado que los estadistas y líderes en los negocios en el mundo, no pueden atreverse a ignorar estos gestos. Si Xi dice que se prepara para la guerra, sería muy tonto no tomar su palabra como una seria advertencia.

“Xi also blasted the United States directly in his speech, breaking his practice of not naming Washington as an adversary except in historical contexts. He described the United States and its allies as leading causes of China’s current problems. “Western countries headed by the United States have implemented containment from all directions, encirclement and suppression against us, which has brought unprecedented severe challenges to our
country’s development,” he said. Whereas U.S. President Joe Biden’s administration has
emphasized “guardrails” and other means of slowing the deterioration of U.S.-China relations, Beijing is clearly preparing for a new, more confrontational era”.

Xi aludió directamente a Estados Unidos, rompiendo la tradición de no enunciarle excepto en contextos de relato histórico. Describió a EE. UU. y a sus aliados como los causantes de los problemas corrientes en China. “Las naciones occidentales bajo el liderazgo de EEUU han enfilado políticas restrictivas, de confinamiento contra nosotros, produciendo muy severos retos al desarrollo del país”. Al margen de las determinaciones del presidente Biden y su administración para bajar el tono que deteriora la relación con China, es evidente que este país se prepara para una nueva era confrontacional.

Mientras tanto en Perú ¿seremos simples espectadores de una pelea entre imperialismos, el norteamericano y el chino, con escenarios múltiples en todo el globo terráqueo, sensiblemente donde Latinoamérica será uno más y no el más favorecido?

Hemos denunciado, pocos años atrás, cómo mafias de importadores (sobre todo chinos) y agrupados y bajo el padrinazgo de operadores en los ministerios, ganaron licitaciones para instrumental, ropa en el ramo médico.

Millones de mascarillas, supuestamente útiles contra la pandemia, con precios que no cubrían ni el costo, ingresaron al mercado nacional y el Estado se encargó de repartirlas.

Las empresas nacionales pagaban aún préstamos para la compra de maquinaria; pagaban sueldos a empleados formales; honraban los tributos según los calendarios.

Sin tener qué vender, porque el Estado “prefiere” la importación a precios viles, las firmas textiles paran porque no tienen dónde colocar su producción, los empleados se van a la calle y ¡nadie cobra!

¿Hay entendimiento en los políticos de este fenómeno? ¡Ninguno!

 

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15.06.2023
Señal de Alerta