Herbert Mujica Rojas

 

Coima: dádiva con que se soborna

Comisión: una comisión de ventas es una suma de dinero que se paga a un empleado al finalizar una tarea, generalmente la venta de una cierta cantidad de bienes o servicios .

Coimisión: neologismo peruano que pronto será reconocido por la Academia de la Lengua como aporte modernizante al delito y al idioma.

 

En los confines peruanos no resulta raro que altos funcionarios del Estado exhiban signos exteriores de riqueza que, a simple vista, jamás podrían haber sido comprados con sus sueldos, por buenos que fueran.

 

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Casas o departamentos espaciosos y en lugares exclusivos, residencias de playa y de campo; afiliación a clubes de élite dineraria (allí el billete blanquea a los postulantes); vehículos, viajes al exterior demasiado frecuentes, visitas a proveedores que pagan desde el pasaje hasta el hotel (y hay cobranza de viáticos del Estado), etc., delatan a sus protagonistas como parte de un masivo y sistemático saqueo del dinero de los contribuyentes.

El que paga impuestos en Perú, es un bobo. Quien no lo hace es porque tiene abogángsteres detrás suyo y porque la falta de honorabilidad es su comportamiento habitual.

De capitán a paje, todos o al menos 95% del conglomerado público administrativo, tiene arte y parte en la gran fiesta del saqueo: roban vía coimisiones o dejan hacerlo fungiendo de ciegos, sordos y mudos.

Los contratos del Estado, en su totalidad, gozan de estabilidad jurídica de los entreguistas de siempre y el silencio de la sociedad es impresionante, por ignorancia o por complicidad que se paga con puestos de favor, ingresos a planillas tramposas y porque el enjambre de abogángsteres están listos a contratar con el Estado para….. ¡litigar contra el Estado!

La amable mudez de los clubes electorales, alias partidos políticos, ayuda mucho para no mover el avispero, habida cuenta que siempre tienen sus alitas de participación.

No me explico cómo el Congreso que se pasó 18 meses buscando la vacancia del ex presidente Pedro Castillo, sin lograrlo y evidenciando retraso mental de alta factura porque aquél se mató solo con su discurso inocente del 7 de diciembre de años atrás, no ha hecho nada en favor del término coimisión.

El neologismo coimisión junta dos dinámicas, la comisión que gana como premio quien hace la venta y la presea, dádiva, soborno, dinero sucio que obtiene quien interpone sus buenos oficios delictivos para direccionar una compra del Estado.

¿Se ha hecho el pormenor de las ventas sucias, malbarateadas por el fujimorismo delictivo con el remate de las empresas del Estado? La Pampilla se vendió a US$ 182 millones, al 20% de su valor real y la compró Repsol, la misma firma española que derrama petróleo en el mar, se burla de la ciudadanía y que tiene a decenas de abogángsteres trabajando a su servicio.

En estos días y con una estridencia propia de jaurías hambrientas, se hizo pública la intención de compra de aviones militares del modelo tal o cual y por el monto enorme de US$ 3500 millones.

Un país desarmado no es una garantía de paz, sino una presa apetecible, recordaba siempre Alfonso Benavides Correa en sus notables, fogosos y muy bien documentados artículos periodísticos y libros.

Lo que nadie entiende, no hay explicación sensata, es ¿por qué tanto brinco, si el suelo está parejo? Además, un principio fundamental en esta clase de adquisiciones, lo constituye la discreción.

Sólo faltó que los muy sagaces y brillantes estrategas del Ejecutivo, publicasen que a cada país fronterizo, Perú les iba a solicitar ayuda para el entrenamiento militar de los futuros pilotos de esas naves de guerra. Sórdida ironía que grafica la mentecatada del asunto.

Las coimisiones han esquilmado al cuerpo geopolítico del Perú. Cuando la guerra del Cenepa contra Ecuador, recuerdo una visita mía a un instituto armado y encontré en la silla del general jefe de la dependencia a Moshe Rotschild, dando órdenes y disposiciones de las compras (armas y naves) que ¡él vendía! ¡Ese individuo hacía negocios con Montesinos!

La coimisión era regla perversa dentro del mismo Estado y en ¡plena guerra entonces! ¿Se ha hecho o investigado el detalle de qué se compró con dineros sucios de la coimisión de topos metidos en las fuerzas armadas?

Que la coimisión siempre haya existido no es un consuelo. ¡De ninguna manera! Debiera ser el impulso para erradicarla y liquidarla y con ella a sus operadores cínicos y antipatriotas!

¿Qué tanta prisa para la compra de aviones de guerra? O se debiera preguntar con más propiedad ¿se han afilado las uñas los coimisionistas con y sin uniforme?

 

07.10.2024

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