Lo más probable es que el desastre del batiscafo Titan haya ocurrido debido a la destrucción de la estructura a gran profundidad, y no por una emergencia a bordo, declaró este viernes a Sputnik el director del Instituto de Ingeniería Marina del Consejo Nacional de Investigación italiano (CNR), Alessandro Iafrati.
"No creo que algo haya pasado a bordo. En mi opinión, es probable una variante con la destrucción de la estructura. No puedo suponer qué haya podido pasar adentro para provocarlo. En este caso, no descarto que haya habido algún tipo de fisura que posteriormente se expandió, pero no fue la fatiga del metal ni una fuga", afirmó Iafrati.
Según el jefe del instituto italiano, a esas profundidades, "la presión por cada centímetro cuadrado equivale a 350 kilogramos, lo cual podría compararse "con un huevo que se comprime en la palma de la mano hasta que se rompe su cáscara". El batiscafo, en opinión de Iafrati, no fue diseñado para operar a unas profundidades semejantes.
"Leí que el aparato se probó a 1.300 metros, pero llegar a 3.500 metros o más significa obtener el triple de presión", concluyó el director de la institución científica especializada.
El experto también recordó que la búsqueda del batiscafo desaparecido no incluía versiones de una explosión dirigida hacia el interior. Si se hubiera producido una fuga, señaló, la estructura externa no se habría visto afectada, y la implosión habría provocado una deformación significativa e instantánea del aparato.
La Guardia Costera de EE. UU., que realizaba la operación de búsqueda y rescate, comunicó anteriormente que el batiscafo Titan quedó destruido como resultado de una implosión y que sus cinco tripulantes estaban muertos.
La entidad también declaró que, dada la profundidad en que se encuentran los fragmentos del aparato y la complejidad que supone trabajar allí, es poco probable que se puedan recuperar los cuerpos.
El submarino turístico Titan desapareció el domingo pasado, al bajar al lugar donde se encuentran los restos del Titanic, naufragado en 1912, a una profundidad de 3,8 kilómetros. La comunicación con el batiscafo se perdió pasadas menos de dos horas desde el comienzo de la inmersión.
En ese batiscafo perteneciente a la compañía estadounidense OceanGate Expeditions se encontraban su fundador Stockton Rush, el veterano francés del estudio de aguas profundas Paul-Henry Nargeolet, el multimillonario y turista espacial británico Hamish Harding y el empresario pakistaní Shahzada Dawood junto con su hijo, Suleman.
Con información de Sputnik