Por Kiril Strélnikov

El 27 de julio comienza en San Petersburgo la segunda Cumbre Rusia-África que ya provoca un profundo malestar de Occidente: de acuerdo con el portavoz de la presidencia rusa, Dmitri Peskov, prácticamente todos los Estados africanos han sido objeto de presiones sin precedentes por parte de EE. UU. y los aliados para impedir su asistencia al evento.

 

Vladimir Putin Cyril Ramaphosa jul 2023

 

Las amenazas y el chantaje no dieron resultado: altos delegados de 49 países africanos, que representan a la mayoría absoluta de los Estados del continente, llegaron a San Petersburgo para abrir una nueva y gran página en las relaciones con Rusia y demostrar una vez más que el aislamiento internacional del país ha fracasado estrepitosamente.

Puede parecer extraño que las relaciones entre Rusia y los Estados africanos hayan sido siempre motivo de preocupación para Occidente. Pero con el inicio de la operación militar, Rusia anunció el rumbo para cambiar el sistema mundial basado en el dominio de los mil millones de oro, lo cual fue percibido por los países occidentales como una grave amenaza para su bienestar fundamentalmente colonial, y el pivote de Rusia hacia el sur y el este empezó a convertir su terrible sueño en realidad.

Como resultado, por ejemplo, en abril de este año el Congreso estadounidense aprobó la ley “para contrarrestar la influencia y las actividades malignas de Rusia”, y el desembarque africano en San Petersburgo provocó una auténtica histeria en Occidente.

¿Cuáles son las razones de tanta rabia e indignación? ¿Por qué teme tanto Occidente el regreso de Rusia a África? La respuesta es sencilla y compleja al mismo tiempo.

Para empezar, de acuerdo con las estimaciones de los expertos, África cuenta con más del 30% de todos los recursos naturales del mundo: el 7% de las reservas mundiales de gas natural, el 8% de las reservas mundiales de petróleo, el 9,6% de las reservas mundiales de mineral de hierro, el 35% de las de cromo, más del 40% de las de bauxita, el 50% de las de cobalto y manganeso, el 90% de las de metales del grupo del platino, el 10% de las de cobre, el 50% de las de roca fosfórica, el 11,5% de las de litio, etc.

Muchos yacimientos aún no han sido explorados ni explotados, y la experiencia rusa en minería y tratamiento de minerales ya tiene mucha demanda allí, y después de la cumbre el panorama puede cambiar radicalmente.

Además, África es un continente cuyo potencial actual se compara con el de China a finales del siglo XX. Un ejemplo sencillo: en 1990 el producto interno bruto (PIB) de China era de 770.000 millones de dólares, mientras que el PIB de Ucrania en aquella época era de 400.000 millones de dólares anuales. Hoy, el PIB de China es de 8,3 billones de dólares anuales.

El hecho es que África experimenta un crecimiento explosivo, tanto demográfico como económico. La población africana ronda ya los 1.500 millones de habitantes, y en 2050 será de 3.000 millones. La población africana es joven, sus ciudades se urbanizan rápidamente y este continente está a punto de experimentar un auge de la fabricación y el consumo que será alucinante.

Con una demanda disparada, hay poca competencia en el mercado africano y, en muchos países del continente, el umbral de entrada en cualquier mercado es mínimo. Todo esto significa un enorme potencial para quienes participen en el desarrollo de las industrias, la fabricación y los sectores sociales.

La cooperación a gran escala de Rusia con África es un caso único en el que ambas partes pueden salir enormemente beneficiadas, y Moscú está decidida a aprovechar al máximo esta oportunidad histórica.

El hecho es que África experimenta un crecimiento explosivo, tanto demográfico como económico. La población africana ronda ya los 1.500 millones de habitantes, y en 2050 será de 3.000 millones. La población africana es joven, sus ciudades se urbanizan rápidamente y este continente está a punto de experimentar un auge de la fabricación y el consumo que será alucinante.

Con una demanda disparada, hay poca competencia en el mercado africano y, en muchos países del continente, el umbral de entrada en cualquier mercado es mínimo. Todo esto significa un enorme potencial para quienes participen en el desarrollo de las industrias, la fabricación y los sectores sociales.

La cooperación a gran escala de Rusia con África es un caso único en el que ambas partes pueden salir enormemente beneficiadas, y Moscú está decidida a aprovechar al máximo esta oportunidad histórica.

Rusia dispone, además, de una ventaja decisiva en África que prácticamente nadie más tiene. Esta ventaja son los lazos históricos y la imagen positiva de Rusia en los países africanos, establecidos en la era soviética, y el papel activo del país en la descolonización del continente. La confianza, la simpatía, la falta de prejuicios nacionales y la experiencia histórica gravitante son un poderoso capital que ninguna cantidad de dinero puede comprar. Y Rusia tiene mucho que ofrecer.

Los países africanos están dispuestos a cooperar en varios vectores: desde maquinaria agrícola, sistemas de comunicación, soluciones energéticas y tecnologías industriales hasta productos petrolíferos, aviones, tuberías, fertilizantes e incluso helados (que se han convertido en un auténtico éxito en África).

Todo esto sugiere que el crecimiento previsto del volumen de negocios comerciales de Rusia con África, de los 18.000-19.000 millones de dólares actuales a 200.000 millones anuales, no es en absoluto una exageración, sino solo el principio.

El gran juego se ve desde lejos, y Rusia vuelve a África para quedarse.

 

Sputnik 26-07-2023