El pasado 3 de agosto la República del Níger, situada en África Occidental, celebró el 63 aniversario de su independencia de Francia. Varios miles de personas se congregaron en manifestaciones en la capital del país, Niamey, y otras ciudades, no sólo para celebrar una fecha memorable, sino también para apoyar a la junta militar que se hizo con el poder, derrocando al presidente Mohamed Bazoum el 26 de julio.
Francia y otros países europeos como España, Alemania e Italia evacuaron a sus ciudadanos de Níger ante la estabilidad política actual.
La insurgencia actual se enmarca en la cadena de golpes militares que han tenido lugar en los últimos años en los países de la región del Sahel, bautizada como 'el cinturón de golpes'.
TURBULENCIAS POLÍTICAS ANTERIORES
Desde 1960, Níger, como la mayoría de las naciones africanas, ha atravesado una serie de golpes militares. El 15 de abril de 1974, el Consejo Militar Supremo, dirigido por el teniente coronel Seyni Kountché, tomó el poder al derrocar al primer presidente del país, Hamani Diori.
Este acontecimiento tuvo lugar en medio de una situación económica difícil, originada por la grave sequía que sacudió Níger entre 1968 y 1974.
Las nuevas autoridades consiguieron ayudar a la población hambrienta, tomar el control de la industria minera del país, rica en uranio, y aumentar las inversiones en economía, educación y sanidad, así como revisar los acuerdos existentes con Francia, al lograr la retirada de sus tropas.
El 27 de enero de 1996, los militares, dirigidos por el coronel Ibrahim Baré Mainassara, depusieron al presidente Mahamane Ousmane, elegido tres años antes. Sin embargo, el 9 de abril de 1999, el nuevo jefe de Estado, Mainassara, fue asesinado durante un nuevo golpe encabezado por el comandante de la guardia presidencial Daouda Malam Wanké.
El poder pasó a manos del Consejo de Reconciliación Nacional, que introdujo una nueva Constitución, celebró elecciones presidenciales y parlamentarias y, en enero de 2000, la presidencia la asumió Mamadou Tandja.
En mayo de 2009, Tandja disolvió el Parlamento y asumió poderes de emergencia, y en agosto del mismo año hizo que se introdujeran enmiendas constitucionales que ampliaban el mandato presidencial y permitían al jefe del Estado ser reelegido por tercera vez.
El 18 de febrero de 2010, Tandja fue derrocado en el transcurso de otro golpe de Estado y el poder se transfirió al Consejo Supremo para la Restauración de la Democracia, que encabezó el oficial Salou Djibo.
Además, intentonas golpistas también se produjeron en 2011 y 2015, así como en marzo de 2021, dos días antes de la investidura del último presidente Mohamed Bazoum.
EL PROBLEMÁTICO SAHEL
Níger forma parte de la región del Sahel, que atraviesa África desde el océano Atlántico hasta el mar Rojo en forma de cinturón, abarcando un territorio de hasta 5.400 kilómetros e incluyendo a más de 10 países.
Algunos de esas naciones, como Burkina Faso, Malí (ambas limítrofes con Níger), así como Guinea y Sudán también experimentaron golpes militares, mientras que en los países cercanos al Sahel, como Gambia, Guinea-Bisáu y Sierra Leona, las intentonas fracasaron.
Además, la región se ve afectada por las actividades de las organizaciones terroristas afiliadas al Estado Islámico y Al Qaeda (ambas proscritas en Rusia).
Níger, uno de los países más pobres del mundo, cuenta con bases militares de Estados Unidos, Francia y Turquía, que adiestran a los militares nigerinos, proporcionan apoyo logístico y ayudan en la lucha contra los terroristas.
En 2022, Níger se convirtió en el centro de las operaciones antiyihadistas de Francia en el Sahel, tras la expulsión del contingente francés de Malí y Burkina Faso, y el presidente Bazoum había sido descrito como uno de los pocos líderes prooccidentales que quedaban en la región.
Tras numerosos golpes de Estado y el creciente sentimiento antifrancés en el Sahel, Níger seguía siendo el último socio de Francia.
EL CAMBIO DE PODER
A última hora del pasado 26 de julio, efectivos de la guardia presidencial, encabezada por el general Omar Tchiani, bloquearon el palacio del presidente Bazoum, en Niamey, deteniéndolo con su familia, y más tarde proclamaron su destitución, alegando "el continuo deterioro de la situación de seguridad" y la "mala gobernanza económica y social".
La oficina de Bazoum, al comienzo, afirmó que las Fuerzas Armadas del país no apoyaba a los amotinados, pero más tarde el mando del Ejército declaró que se solidarizaba con ellos.
Dos días después, el general Omar Tchiani se presentó en la televisión de Níger como jefe del Consejo Nacional por la Salvaguarda de la Patria (CNSP) y asumió las funciones de "presidente de transición".
El CNSP suspendió las instituciones del poder, cerró las fronteras terrestres y aéreas de Níger e impuso un toque de queda en todo el territorio nacional. Más tarde. Níger reabrió sus fronteras con Argelia, Burkina Faso, Chad, Libia y Malí.
Las actuales autoridades nigerinas, así como Burkina Faso, Guinea y Malí, también gobernados por juntas militares, alertaron contra cualquier intento de intervención militar por parte de otros países.
En un comunicado conjunto, los Gobiernos burkinés y maliense, incluso, advirtieron que cualquier intervención armada contra Níger equivaldría a una declaración de guerra contra sus países.
REACCIONES
El golpe militar recibió una firme condena de numerosos países y organizaciones internacionales, que suspendieron sus programas de cooperación con Níger y exigieron la restitución del orden constitucional.
Por otro lado, la mayoría de la comunidad internacional coincidió en que no es necesaria una intervención externa.
El 30 de julio, la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (Cedeao) amenazó con tomar medidas a menos que el presidente Mohamed Bazoum sea reinstaurado en el poder dentro del plazo de una semana.
El propio mandatario derrocado, a su vez, pidió en una columna publicada en el periódico Washington Post la ayuda de EEUU y el resto del mundo para restablecer el orden constitucional en Níger.
Sin embargo, el llamado de Bazoum no encontró apoyo en el Kremlin, que expresó sus dudas de que la injerencia de los países de fuera de la región africana pueda cambiar la situación en Níger para mejor.
Para Francia, que suspendió todo el apoyo financiero a Níger debido a la insurgencia, el deterioro de las relaciones con ese país africano podría dar lugar a riesgos económicos.
Según medios franceses, a Níger le corresponde del 15 al 17 por ciento del uranio que Francia usa para generar energía eléctrica.
La corporación francesa de extracción de uranio, Orano, está presente en Níger a lo largo de más de 50 años y explota, en particular, el yacimiento de Imouraren, uno de los mayores del mundo, cuyas reservas se evalúan en 200 millones de toneladas.
Queda por ver cómo se desarrollará la situación en el país africano y qué consecuencias entrañará para la región y para la seguridad mundial.
Sputnik, 04.08.2023