Ana Delicado Palacios

Quedó en claro la magnitud de la crisis social y de representación que existe en Argentina con las elecciones primarias que celebró el país el domingo. El malestar existente dio al traste con los relatos políticos que dominaron estos últimos años, fueran las del peronismo gobernante o la del macrismo como principal fuerza de la oposición.

 

Javier Milei

Javier Milei

 

El país asiste estupefacto a un resultado inesperado en las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) que definieron las fórmulas a presentarse a los comicios presidenciales del 22 de octubre. Votó apenas el 69 por ciento del padrón nacional, el porcentaje más bajo de participación en unas primarias presidenciales, que fueron inauguradas en 2011, en un país que está por cumplir 40 años ininterrumpidos de democracia.

Con estos datos, el partido La Libertad Avanza, del economista de ultraderecha Javier Milei, logró el 30 por ciento de los votos y se erigió como la fuerza más votada, con el apoyo de más de siete millones de sufragios.

Fue relegada al segundo puesto, al quedar casi dos puntos porcentuales por debajo, la alianza opositora Juntos por el Cambio (centroderecha), que eligió como su candidata a presidenta a la exministra de Seguridad durante el Gobierno de Mauricio Macri (2015-2019), Patricia Bullrich, representante del ala más dura del espacio.

El oficialismo, con su coalición electoral Unión por la Patria (centroizquierda) quedó postergado al tercer lugar, a tres puntos porcentuales de Milei, con el ministro de Economía, Sergio Massa, como aspirante a la presidencia.

Este escenario de tercios, pronosticado por la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, fue “una sorpresa para todo el mundo, incluso para los votantes de Milei, que en su proyección más optimista apuntaban a tener entre el 15 y el 20 por ciento de los votos”, analiza en diálogo con la Agencia Sputnik la socióloga Melina Vázquez, investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y docente en la Universidad de Buenos Aires (UBA).

DUEÑOS DEL RELATO

Comenzó a fraguarse una idea de épica en torno al economista de ultraderecha a partir de las elecciones legislativas de 2021, cuando Milei fue el tercer candidato más votado en la ciudad de Buenos Aires. Uno de los militantes libertarios de su espacio, Santiago Oría, plasmó esa idea en un documental, “Javier Milei. La revolución liberal”, que sirvió como herramienta de campaña para estas elecciones, cuando demostró que su fuerza también se asentaba en el interior del país.

“Milei es un fenómeno en sí mismo, y aunque tuvo que agarrarse de articulaciones partidarias en las provincias, expresa un triunfo y un crecimiento desde 2021 que, como los militantes dicen, es una masificación, una epopeya, una gesta”, evaluó Vázquez, doctora en Ciencias Sociales que estudió con profundidad a los seguidores jóvenes de Milei.

En la victoria del candidato de La Libertad Avanza también tiene su cuota de responsabilidad el peronismo, que salió mal parado con el ministro de Economía, Sergio Massa, como candidato principal a las elecciones presidenciales, cuando el país se ve desbordado por su inflación más alta en las últimas tres décadas, de 115 por ciento interanual.

“El agotamiento de la grieta (polarización entre oficialismo y oposición) es otra hipótesis que surgió en estas horas, ante la capacidad que demuestran los sectores de derecha de representar a sectores que en términos sociológicos le pertenecen al peronismo”, consideró la socióloga.

Milei, quien afirma que la emergencia climática es “otra mentira del socialismo”, también supo ampliar las bases de la derecha con un discurso más popular y menos elitista que el relacionado con el macrismo, que en su momento llegó al poder con un relato supuestamente desidiologizado, al presentar a sus ministros como directores de empresas con un perfil técnico que dejaban sus puestos por altruismo para dedicarse a la política.

El economista de ultraderecha “cultiva un perfil menos elitista y más plebeyo que sabe hablarle a la persona que va al supermercado a hacer la compra, o a jóvenes precarizados que sienten que el discurso de Milei explica más su situación que el discurso contrapuesto de derechas o derechos” planteado por el peronismo, ilustró Vázquez.

Aunque la idea de que el líder de La Libertad Avanza expresa a un votante enfadado tiene su sustento, también hubo un voto entusiasmado. “Había una cuota de expectativa y de entusiasmo por un futuro incierto ante una fuerza que nunca fue Gobierno, y que por eso puede tener afirmaciones que otras fuerzas que han gestionado a nivel nacional no pueden”, aportó la experta argentina.

REVISIÓN HISTÓRICA

La consigna de “que se vayan todos”, surgido al calor del estallido social e institucional de 2001, cuando el símbolo de la protesta social contra la política fue el piquete y la asamblea, fue retomado ahora por Milei con sus soflamas contra la “casta política”. “Hay una lectura del pasado compleja, porque Milei reivindica un modelo económico, la dolarización, que generó una crisis económica”, asumió Vázquez.

En el ascenso del libertario también influye un paradigma generacional, con jóvenes que han vivido con un inflación permanente y en situación de precariedad fuera con la gestión kirchnerista o la macrista. Ahora, con orgullo, reivindican su pertenencia a la derecha.

Atento al pálpito social, Milei está embarcado en el proyecto de construir un relato histórico que ensalza al expresidente Carlos Menem (1989-1999) y su convertibilidad (un peso equivalente a un dólar) y otras figuras históricas denostadas por el kirchnerismo, como el expresidente Julio Argentino Roca (1880-1886 y 1898-1904) o Juan Bautista Alberdi, padre de la Constitución de 1853.

El economista, que defiende tanto la libertad de armas como la de venta de órganos, pero no así la de abortar, también está abocado a construir un relato sobre sí mismo con una puesta en escena entre pedagógica y religiosa, en la que no duda de afirmar que su máximo referente es Moisés.

Milei tiene seis semanas para ahondar en todos estos costados de cara a las elecciones presidenciales, mientras las fuerzas que antaño dominaban el panorama argentino presencian cómo se diluye su capital político sin apenas margen de reacción.

 

Sputnik