▪ Misil ATACMS ya no tiene secretos
▪ Rusos recuperaron también componentes del sistema de guiado y antenas
Los especialistas rusos han estudiado el diseño interno y el modo de funcionamiento de la submunición de racimo de los misiles ATACMS de fabricación estadounidense y han determinado la altitud a la que las municiones no detonan, revela a Sputnik un especialista en armamento.
La submunición de estos proyectiles es un objeto esférico verde de tamaño similar al de una pelota de tenis, cuya carcasa presenta protuberancias a lo largo de un eje circunferencial.
“Es una submunición de racimo M74. Un misil de largo alcance ATACMS tiene 275 de ellas. La apertura del casco del misil se produce a unos 200 metros sobre el suelo. Debido a las aletas de la cola que sobresalen, el flujo de adelantamiento comienza a hacerlo girar. Cuando alcanza unas 2.000 revoluciones, los topes centrífugos se separan hacia los lados, y el motor del interior gira. El detonador se coloca enfrente del percutor. La munición explota al impactar con la superficie”, explica el especialista.
Cuando el casco se abre normalmente y la munición aterriza, pero no detona, su percutor sigue amartillado y la munición no puede moverse, agrega. Los civiles deben ser lo más cuidadosos posible cuando se encuentren con una “bola” de este tipo.
“La carcasa consiste en un revestimiento estampado. El revestimiento interior es de aleación de tungsteno, que tiene muescas. Las envolturas exterior e interior están soldadas por puntos. El explosivo y la propia espoleta están en el interior. La granada de mano RGO [granada de mano de fragmentación soviética defensiva] tiene un diseño interno similar. Solo que nosotros usamos acero, ellos [EE.UU.] usan tungsteno”, añade.
El especialista en armamento aclara que el tungsteno permite que los fragmentos ganen más velocidad al volar tras la detonación.
“El radio de dispersión efectivo, según los datos, es de unos 20 metros. Pero […] algunos fragmentos pueden alcanzar una puerta metálica incluso a una distancia de 50 metros. La nube de fragmentos es más pequeña, la probabilidad de ser alcanzado es menor, pero el poder de impacto de la metralla es una amenaza mayor. La caída de 250 fragmentos cubre un cuadrado de 400 por 400 metros, las submuniciones caen a unos cinco metros de distancia unas de otras”, detalla.
Desde Rusia han advertido en repetidas ocasiones que cualquier suministro de armas a Kiev no haría sino agravar el conflicto, sin posibilidad alguna de afectar al curso definitivo de la operación militar especial.
Sputnik 05-07-2024
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