Convengamos en primer lugar que el Gobierno de Nicolás Maduro ha sido uno de los más nefastos, entreguistas e ineficientes en la historia venezolana, más allá de la guerra económica interna y externa y de los bloqueos, y es que a pesar de la cada vez menor disposición de recursos económicos para la inversión en diversos aspectos en Venezuela, la corrupción ha sido elevada y ha permeado notablemente a numerosos organismos e instituciones, por ejemplo. Ahora bien, es inconcebible que ante la crisis socioeconómica que afecta a la nación suramericana, haya quienes pidan a gritos la intervención militar foránea, específicamente la de las fuerzas armadas estadounidenses, creyendo que así se resolverá la difícil situación. Por ignorancia en su mayor parte, creen estos individuos que soldados estadounidenses y de países como Colombia y Brasil, junto a mercenarios extranjeros y venezolanos, vendrán a liberarnos de la tiranía, deteniendo a algunos funcionarios chavistas-maduristas y asesinando a otros, con un mínimo de derramamiento de sangre y daño colateral inexistente. Y una que otra persona que desea la invasión sí admite la posibilidad de que haya una gran destrucción y una alta mortandad, pero consideran que es necesario para eliminar a Maduro y muchos de sus seguidores.