El Señor que adoramos es el que lava los pies a los apóstoles en la última cena
La Carta a los Filipenses, considerada el testamento espiritual de San Pablo, fue el tema de la catequesis de la audiencia general de los miércoles, celebrada en el Aula Pablo VI.
El apóstol de las gentes dictó ese texto mientras estaba en la cárcel y sentía la muerte cercana; sin embargo, en su última parte hay una invitación a la alegría. La alegría, explicó el Santo Padre es una “característica fundamental de ser cristianos (...) Pero, ¿como se puede estar alegres ante una condena de muerte inminente? ¿De dónde, o mejor, de quien obtiene San Pablo la serenidad y el valor para afrontar el martirio?”.