También alergias, alteración del sistema cardiovascular y daño hepático. Muchos padres desconocen los peligros a los que exponen a niños y adolescentes al dejarse llevar por la publicidad y los suministran sin prescripción médica
El excesivo consumo de suplementos vitamínicos por parte de niños y adolescentes en edad escolar no mejorará su rendimiento educativo sino que, por el contrario, podría poner en riesgo su salud y provocar intoxicaciones, alergias, hemorragias, entre otros, advirtió la Dirección General de Medicamentos, Insumos y Drogas (Digemid) del Ministerio de Salud.
“Muchos padres de familia creen equivocadamente que si proporcionan dosis considerables de suplementos vitamínicos a sus hijos, ellos mejorarán su rendimiento académico y físico cuando esto en realidad no es cierto, pues en lugar de tener efectos positivos, resulta perjudicial para su salud pues podría ocasionar en los menores intoxicaciones, alergias, hemorragias, alteración del sistema cardiovascular y daño hepático”, explicaron especialistas de la Digemid.
Agregaron que esta equivocada idea de los padres de familia es reforzada por las agresivas campañas publicitarias que promocionan el uso de estos productos sin considerar los efectos nocivos y enfermedades que podrían provocar en los escolares.
“No existe evidencia científica alguna que demuestre que esos productos mejoran la memoria, el desempeño académico y el rendimiento físico, lo que sí se podría lograr proporcionando a los niños y jóvenes una alimentación balanceada que incluya por lo menos cinco frutas y verduras al día, pues ellas son la mejor fuente natural de vitaminas”, enfatizaron.
Agregaron que es por ello que los suplementos vitamínicos se suministran solo con receta médica y se prescribe únicamente la vitamina que le haga falta al organismo y no una combinación de todas las vitaminas, pues ello puede desencadenar una sobredosis peligrosa.
“El consumo de dosis altas de vitamina A puede producir cuadros de irritabilidad, disminución del apetito, fatiga, picazón y un aumento de la presión intracraneal; el de vitamina D puede generar la calcificación de los tejidos blandos, inapetencia, náuseas, fatiga, detiene el crecimiento y hasta podría afectar el sistema cardiovascular y renal; mientras que una sobredosis de vitamina E puede provocar náuseas, daño hepático y alteraciones en la coagulación sanguínea como hemorragias, entre otras molestias”, explicaron.
¿Qué hacer?
Los especialistas de la Digemid recomendaron a los padres de familia que si sus hijos presentan fatiga (cansancio y sueño en exceso) o bajo rendimiento escolar, mejor es llevarlos al establecimiento de salud para una evaluación que descarte enfermedades como la anemia, y se determine un tratamiento nutricional adecuado. Si presenta otros síntomas en su comportamiento, como aislamiento, falta de apetito, cambios bruscos de conducta y ánimo irritable, que afectan su rendimiento escolar, es recomendable que también sea sometido a una evaluación psicológica para descartar algún trastorno emocional.
“Finalmente, debemos recalcar que por ninguna razón los padres de familia deben obligar a sus hijos a consumir vitaminas —ya sea en pastillas o jarabes— sin que le hayan sido prescritas por un médico porque el remedio puede ser peor que la enfermedad”, concluyeron.