Keiko sólo consiguió adhesión de sujetos cuestionables

Mientras numerosos destacados intelectuales y organizaciones de trabajadores, de derechos humanos, de artistas, entre otros, se adhieren a la candidatura presidencial de Ollanta Humala o alertan contra el retorno de la mafia criminal fujimorista, Keiko Fujimori sólo consigue que cuestionables personajes coqueteen con ella.


Desesperada por llevar a su mafia a enquistarse en el poder, Keiko Fujimori sólo consiguió el respaldo de cuestionados sujetos:

Pedro Pablo Kuczynski, gran lobbista y de moral degenerada

 


Mercedes Araoz, la ministra de Economía que con sus mentiras atizó la matanza en Bagua (ver  Culpan al “Perro del Hortelano” y mentira de Mercedes Aráoz de masacre en Bagua), pues faltó a la verdad diciendo que si no se firmaban los decretos de urgencia que el presidente Alan García pretendía imponer a las comunidades nativas entonces se perdería el TLC con los EE. UU., hecho totalmente falso. Araoz tuvo que retirarse de la contienda electoral tras el repudio de las masas apristas que cuestionaron su designación antidemocrática.

Hernando de Soto, asesor de corruptos dictadores, probado plagiario, pero gran promotor de una falsa figura de “gran intelectual” que hace de sí mismo.


Máximo San Román, sujeto de escaso intelecto y cultura y sin el mínimo amor propio, pues el delincuente Alberto Fujimori lo pisoteó a su regalado gusto (ver San Román y Fujimori: “más me pegas más te quiero”)

Juliana Reymer, de microempresaria pasó a tentar suerte en la política, pero fracasó por su pobre preparación e inteligencia

Alfredo Ferrero, otro burócrata que gusta de promocionarse como destacado, siendo sólo un mediocre (ver Alfredo Ferrero fue ministro mediocre y se promueve como experto).

Humberto Lay, pastor evangélico anteriormente acusado de malos manejos financieros por sus seguidores y que ha convertido su religión en un comercio político.

Luis Castañeda, protagonista del sonado escándalo Comunicore y otros.

Ninguna persona de sólidos principios éticos y morales podría adherirse a la candidata que representa a más de una década de asesinatos, secuestros, torturas, latrocinios e incapacidad, sin contaminarse con un pestífero hedor a delito.

Keiko Fujimori sólo logró aglutinar unos pocos mediocres o personajes reñidos con la ética y la moral que nada o poco harían contra una nueva arremetida de corrupción y delitos que podría acarrear el fujimorismo de enquistarse en el poder.