Delfines sufrieron espantosa y dolorosísima muerte por petroleras
Vergonzoso papel del Imarpe y de Produce
Los delfines que aparecieron muertos en la costa norte peruana padecieron una cruel y dolorosa muerte causada por las exploraciones petroleras marinas, según se vislumbra del informe del especialista Carlos Yaipén de la ONG Orca, presentado en el Congreso de la República.
El informe presentado ayer explica una muerte por impacto acústico. Los detalles señalan que en los ejemplares muertos se halló que los finos órganos auditivos de los delfines quedaron destruidos. Tan fuerte fueron las ondas sónicas que fracturaron los finos huesecillos de sus órganos auditivos e incluso se halló más fracturas en sus cabezas, asociadas a la formación de gases en un síndrome de descompresión aguda.
Es escalofriante la forma en que murieron estos cetáceos pues este tipo de muerte ha tenido que ser extremadamente dolorosa en estos sensibles animales. Yaipén precisó que sus conclusiones están respaldadas por laboratorios de científicos de los Estados Unidos.
Preguntado sobre la forma en se ha visto morir en otros países a estos animales a causa de las exploradoras petroleras, confirmó que lo hallado en el Perú es típico de los observado en otros países a causa de estas exploraciones.
En el Congreso, Comisión de Pueblos Andinos, Selváticos y Afroperuanos, también se le expresó a Yaipén la posibilidad de que se trate de pesca con dinamita como la causa, lo cual fue categóricamente descartado por el científico, quien precisó que con la dinamita los cuadros son distintos, pues se observa lesiones típicas en la parte exterior del cuerpo, que están ausentes en los delfines nariz de botella encontrados muertos en el Perú.
No es morbilivirus
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| Carlos Yaipén Llanos |
A diferencia del Imarpe, que inventó un análisis, y de la Universidad Cayetano Heredia, que asume la investigación y hasta ahora calla, Yaipén fue categórico en descartar la presencia del morbilivirus, según había señalado el director “científico” del Imarpe Raúl Castillo, quien fue desmentido por la prensa.
Yaipén explicó que en las muertes por morbilivirus se produce líquido en los tejidos y no gases, como se ha hallado en los delfines del Perú. Además, el virus se inserta en las células y las hace proliferar.
No es distémper
También descartó que se trate de distémper, como algunos “especialistas” locales habían señalado, pues en el distémper se ve un deterioro progresivo de los órganos internos, lo cual no era el caso en los delfines muertos en la costa norte, cuya muerte fue violenta.
Adicionalmente, el científico descartó la presencia de bacterias como causa de las muertes.
No es el cambio de temperatura
De igual manera, rechazó las versiones que indican que la muerte podría haber sido causada por la diferencia de temperatura del mar, pues se detectó una variación de sólo dos grados, para una especie acostumbrada a cambios de 5 a 10 grados.
No murieron de hambre
Yaipén pudo comprobar que estos animales no murieron de inanición, pues en su aparato digestivo se encontró alimento consumido en las últimas 48 horas. Además, si fuese inanición todas las especies varadas habrían perecido por esta causa y habría escasez para los pescadores, los cuales siguen pescando y las aves siguen comiendo.
Petroleras
Finalmente, como la causa de la muerte de los delfines, todo apunta a las exploraciones petroleras marinas, esas que se otorgaron en medio de execrables faenones, petroaudios, Varilias, Químperes, Rómulos y Rosas Marías. Así, parece que los faenones están captando al Imarpe y al ministerio de Producción, que se niegan siquiera a mencionar a las empresas petroleras, y ayer en el Congreso jugaron un papel de mediocres, cuyas intervenciones fueron cuestionadas fundamentadamente una por una por Yaipén. ¿Por qué tenemos que mantener con nuestros recursos a esta clase de funcionarios en el Imarpe y Produce?
Sobre Orca
Orca (http://www.orca.org.pe) es una organización no gubernamental sin fines de lucro (ONG) dedicada a la conservación de los animales acuáticos que cuenta con respaldo científico nacional e internacional. La presentación de Yaipén transcurrió con toda claridad, sin contradicciones y además realizó aclaraciones sobre las deficiencias de nuestra legislación que no protegen a los animales acuáticos. En este punto sobre nuestras leyes Yaipén fue interrumpido; más pudo el amor propio (o la aceitada) de nuestros incapaces legisladores, pues se estaba notando la forma inadecuada en que se ha legislado.
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