CNDH, un dinosaurio ciego
Iglesias y ONGs restringidas en CNDH
La decisión del gobierno de restringir la participación de las iglesias católica y evangélica, además de las ONGs de derechos humanos, en las reuniones del Consejo Nacional de Derechos Humanos (CNDH) causó el disgusto de estas instituciones; por un lado, las iglesias alegan que se pone en duda su reserva, mientras que las ONGs señalan que se limita su trabajo.
Las ONGs
El gobierno tiene todo el derecho de excluir a estas organizaciones cuando las reuniones tratan sobre las estrategias del estado en defensa de instituciones y funcionarios acusados de ser violadores de derechos humanos, sobre todo, después que se ha constatado que ciertos representantes de las ONGs han participado en las recomendaciones de indulto sin importarles el conflicto de intereses al ser defensores de los acusados indultados, lo que demuestra que esos personajes carecen de calificaciones éticas.
Pero estas ONGs con todo bombo se autodenominan representantes de la “sociedad civil”. Como ya habíamos señalado antes, ¿quién los ha elegido? ¿Quién ha votado por ellos? Estos personajes no actúan por puro altruismo y convicciones, sino que lo hacen porque están pagados, por tanto, su palabra está supeditada a los dólares que reciban.
La astucia del diablo
La defensa de casos de graves violaciones de derechos humanos tiene la aprobación de cualquiera, sin embargo, eso no quiere decir que en conjunto todas las acciones de las ONGs sean santas. El diablo engaña mejor cuando mezcla lo bueno con lo malo, como sucede con ciertas ONGs de derechos humanos.
Los religiosos
En cuanto a las iglesias, la participación más calificada es la de la Iglesia Católica, no obstante, su acción en la defensa de los derechos humanos no tiene por qué limitarse a reuniones con el estado, pues, tiene una trayectoria milenaria en esta materia y nunca ha dependido de un gobierno para actuar.
La ceguera y la falta de evolución
El CNDH se ha quedado atrapado en el tiempo limitando su acción en la defensa de derechos humanos a los casos de la época de la lucha contra el terrorismo, como si esos fuesen los únicos derechos humanos que existen y que son violados. Cuanto más persisten en esta temática única tanto más anacrónicos son.
Que esta haya sido su agenda única en tiempos de Paniagua y en los inicios del gobierno de Toledo es comprensible, pues acababa de caer una dictadura donde se cometieron numerosas violaciones de derechos humanos. El concebir esa agenda única era aceptable teniendo en cuenta la cantidad de casos y las limitaciones presupuestales en muchos sectores del gobierno.
En primer lugar, este CNDH parece no haberse dado cuenta de que se ha incrementado el tráfico humano, donde se esclaviza a niños, mujeres y hombres con fines de explotación sexual y laboral, que muchas veces los conducen a una pronta muerte. Es cierto que no siempre es el estado el que perpetra estas violaciones directamente, pero sí tiene gran culpa en su negligencia en la lucha contra el crimen organizado y en la organización de una sólida política de protección de estas víctimas. el ministerio del Interior es un fracaso y no hay una institución que acoja a estas víctimas con un apoyo efectivo e integral.
En segundo lugar, tenemos la problemática de los indigentes: niños, ancianos, discapacitados, tuberculosos desahuciados que por falta de albergue contagian esta enfermedad a sus familias y enfermos mentales, abandonados por el sector Salud o el Inabif.
En cuarto lugar tenemos a los indígenas despojados de sus tierras, a quienes empresas y colonos inescrupulosos atropellan, sin que Agricultura, Pronamachs o Sierra Exportadora se ocupen de ellos.
En quinto lugar tenemos a los presos comunes injustamente encarcelados, donde el tiempo que tienen privados de la libertad ha excedido el tiempo que podría tener la condena por el presunto acto ilícito, ante la indiferencia del Ministerio Público, Justicia y la OCMA.
En sexto lugar, tenemos los graves casos de contaminación ambiental, por ejemplo, el aire contaminado o los derrames letales de mercurio impiden una vida saludable a los ciudadanos mientras que las instituciones encargadas muestran su incapacidad.
En séptimo lugar, se aprecia una gran deficiencia en el ministerio de Trabajo y la ONP, pues los derechos de los trabajadores son violados constantemente y sus protestas reprimidas con brutalidad y muerte.
La lista de derechos humanos sería muy larga, pero con la enunciación anterior nos limitamos a los casos más graves en el presente.
Ahora, nos preguntamos, ¿cuántas de estas ONGs de derechos humanos se ocupan de estos casos, pudiendo hacerlo? A decir verdad, muy pocas, con lo cual se advierte que las ONGs están poniendo la agenda al gobierno y a las iglesias en cuanto a lo que debe ser considerado derechos humanos, los están arrastrando al menú por el cual ellos reciben suculentos pagos. ¿A tanto llega la ceguera del gobierno y de las iglesias? ¿Por qué tienen que limitar los colores de los derechos humanos a los asuntos por los cuales las ONGs reciben dinero? De lo que se trata es de una mercenarización de los derechos humanos, está dominando la defensa de los puestos de trabajo de unos grupos muy bien pagados.
Representatividad
Como dijimos arriba, nadie eligió a las ONGs, ellos representan a sus sueldos. Aparte de eso, estas organizaciones se niegan a publicar detalle de sus gastos. ¿Quiénes participan de esas planillas doradas? ¿Quiénes gozan con jugosas consultorías? ¿Quiénes son los proveedores de bienes y servicios de estas ONGs? ¿Hay sobrevaloraciones? ¿Hay conflictos de interés? ¿Hay camarillas de familiares enquistados? Veamos datos publicados por Expreso esta semana:
Al 2006 estas ONG eran manejadas por Diego García Sayán, Hans Landolt, Sofía Macher, Carlos Basombrío, Enrique Bernales, Francisco Soberón, entre otros, los que –según el denunciante– percibían remuneraciones de varias ONG en forma simultánea. “Es el caso de Macher (IDL, Transparencia, CNDDHH), García Sayán (CAJ, Cepes), Bernales (CAJ, Desco, Transparencia, Proética)”, dijo.
¡Qué bonita familia!Entre los vínculos familiares de los miembros de ONGs resaltan el de los esposos Landolt (IDL) – Macher (IDL-Transparencia-CNDDHH); el de los hermanos Gonzalo Villarán (IDL) y Susana Villarán (ex secretaria ejecutiva de la CNDDHH); y el de los hermanos Francisco Soberón (Aprodeh) y Ricardo Soberón (entonces investigador del IDL).
Este escándalo vergonzante explica la rotunda negativa para actuar con la transparencia que la decencia y la ética mandan, está claro que tienen mucho que esconder, pero el Congreso acaba de claudicar en su decisión de investigar a las ONGs.
Pero tengamos en cuenta que las ONGs, no sólo actúan en materia de derechos humanos. si echamos una mirada a ONGs, fundaciones y asociaciones que tienen fines de asistencia social y educación nos daremos con muchas sorpresas, en muchos casos veremos que el dinero sirve para enriquecer a unos cuantos privilegiados, mientras que lo que se destina a los fines que dicen defender está por verse.
Así como las ONGs acusan a García de refugiarse en la prescripción para no dar cuenta de las imputaciones de enriquecimiento ilícito, ellos se amparan en la carencia de una legislación que los obligue a una transparencia financiera total para ocultar el movimiento de sus fondos. Es preciso realizar las modificaciones legales necesarias para que las ONGs estén obligadas a informar al público, en internet, sobre sus ingresos y gastos detallados, aunque esto implique una modificación constitucional, pues no son cualquier entidad privada, sino unas que se benefician con la representatividad del Perú en un campo determinado, ya sea derechos humanos, asistencia social o educación, y que obtienen beneficios tributarios.
Representatividad de las iglesias
A diferencia de las ONGs, la Iglesia Católica representa a la mayoría, mientras que la evangélica a una minoría, tienen representatividad real. No obstante, las iglesias también deberían estar obligadas a publicar sus ingresos y egresos detallados, además, reciben beneficios del estado.
El Vaticano publica anualmente su balance, ¿por qué la Iglesia Católica peruana no sigue el ejemplo y da mucho más detalle, teniendo en cuenta que la corrupción es un mal que afecta al Perú? ¿Por qué ese miedo a la transparencia?
¿Por qué el cardenal Cipriani no nos cuenta qué hace con las colectas y donaciones que recibe? ¿Qué uso tienen las propiedades con que cuenta? ¿Cuánto gasta en la caridad? ¿Por qué ni siquiera son capaces de distribuir en forma gratuita catecismos para las zonas pobres? Todos ven que hay personajes que exhiben signos exteriores de riqueza.
La iglesia evangélica y otras sectas no se quedan atrás. Lay Sun tiene acusaciones de su grupo sobre el manejo de fondos que no han sido debidamente esclarecidas, mientras que en otras sectas se aprecia un afán de ciertas personas por recaudar fondos, no se sabe para qué.
Hace falta una revisión total de las políticas del estado en materia de derechos humanos, no pueden permanecer atrapados en el tiempo ni sujetos a los vaivenes y deseos de las ONGs, se están convirtiendo en dinosaurios de los derechos humanos.
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