El “muertito”, más desfachatado que nunca
Las barbaridades cometidas por el alcalde de Lima, Luis Castañeda Lossio ya tienen mortificados a los ciudadanos: Lidercon, San Marcos, pistas rotas, desfile, etc.; no obstante, ha ido a Chile a contar el cuento de la “modernización de Lima”.
Según Castañeda, su gestión moderniza a Lima con un sentido solidario y humano, de acuerdo con el libreto que narró a los incautos chilenos en un encuentro de alcaldes y concejales que se realiza en Santiago de Chile, organizado por la Fundación Futuro, que preside el ex candidato presidencial chileno Sebastián Piñera.
Castañeda expuso la política de inclusión social con su programa del Hospital de la Solidaridad, la construcción de escaleras y losas deportivas en los asentamientos humanos.
Los chilenos no saben que esos hospitales son vehículos de transmisión de enfermedades por su insalubridad, según denunciaron los médicos. Tampoco saben que Castañeda al utilizar los fondos municipales en Salud está invadiendo los fueros del ministerio de Salud, con un afán político y de propaganda pues coloca en grandes letras la palabra Solidaridad, que nombra a su partido político. Y no saben que allí explotan a médicos que ni siquiera están en planillas, les pagan unos cuantos soles “a destajo”, por cada paciente, como si se tratase de productos industriales.
Ignoran también en Chile que las escaleras que construye las pinta con lemas y colores de su partido político. Claro está, también desconocen el atropello a la Universidad de San Marcos ni mucho menos que su regidor, Marco Parra, más conocido por golpear a mujeres, de pronto posee un costoso auto BMW, adquirido con misteriosos ingresos.
Tampoco conocen en Chile que Castañeda, que predica la inclusión, se burló de los escolares al impedirles —sólo horas antes del domingo pasado— el desfile de Fiestas Patrias, para el cual se habían preparado con meses de anticipación. Castañeda adujo problemas de congestionamiento, pero la prueba de que se trató de un acto de discriminación fue que sí permitió el desfile a los militares y policías dos días después y que además dicha avenida continuó bloqueada dos días después.
Y por supuesto, también desconocen los chilenos que Castañeda hizo un pésimo contrato con Lidercon, que ha perjudicado a los usuarios y que ha expuesto a la municipalidad a un juicio para indemnizar a esa empresa.
Por último, en Chile no saben lo mugrosas que están ciertas calles del centro, convertidas en letrinas de drogadictos y borrachos ante la falta de vigilancia, ni saben que pulula la delincuencia y la prostitución clandestina de mujeres y homosexuales, a vista y paciencia del público. ¿Será que Castañeda cree que la proliferación de prostitutas es un acto de inclusión?
Tal para cual, de su visita a Lima, habíamos observado un Piñera desubicado (ver: Piñera toma a los peruanos por estúpidos), no nos extraña que haya creído los cuentos de Castañeda Lossio, muy bien absorbidos por el incauto público chileno que cree que está recibiendo grandes lecciones.