García y el alma sacrílega
Sin duda, la perorata del Presidente de la República sobre el alma ha sido una de las partes más llamativas de su discurso de estas Fiestas Patrias.
En su primer gobierno, trataba de congraciarse con los católicos cargando en la procesión del Señor de los Milagros, ya sabemos como terminó ese período. Ahora, a ello suma su afán de pretender pasar por predicador y hasta rezador público (en su campaña). ¿De dónde le ha venido esta novedad? ¿Se trata de un consejo del cardenal Cipriani o del evangélico Lay Sun, amigos de García?
Como fuera, mal hace en ser tan impertinente. Para comenzar, en la mañana del 28 de julio empezó cometiendo una vez más sacrilegio al comulgar siendo pecador público en estado de pecado mortal, prestándose para ello el cardenal faltando a su deber, pues debía haberle negado la hostia (para entender el reiterado sacrilegio que perpetran este par de personajes, leer nuestros artículos Sacrilegio en la catedral y Alan García y Arzobispo perpetran sacrilegio en Fiestas Patrias ).
Es decir, persiste en un reiterado sacrilegio, muy agravado hace poco cuando promovió el asesinato del prójimo al ordenar a la policía “disparar antes de pensar”, sin que haya pedido disculpas públicas por ello para mostrar arrepentimiento, es decir, persiste en el pecado mortal. ¿Cómo quiere hablar del alma después de cometer sacrilegio? ¿Será por el sacrilegio que lo acompañan espíritus infernales que casi le hacen caer varias veces el 28 y 29? ¿O serán los espíritus de los muertos en las matanzas de los penales? ¿Se trata de un efecto secundario de su medicación psiquiátrica?
Tampoco edifican el alma en nada García y su partido jurando por Dios y Haya de la Torre. ¿Cómo sabemos si Haya de la Torre está condenado? No lo sabemos, pero hay que tener en cuenta que pisoteó la imagen del Sagrado Corazón de Jesús provocando cinco muertes en 1923. Por tanto, está dentro de lo posible que esté condenado y en el infierno. Si así fuese, al jurar por Haya de la Torre estarían convocando a un alma del infierno, casi una ceremonia satánica.
Lo material
Como si ya estuviésemos satisfechos todos los peruanos de mucho bienestar material, García dijo “ni lo material ni lo legal son suficientes. Nos falta todavía una reforma del alma que sólo cada peruano puede impulsar desde su hogar.”
Debe poner pies en tierra, porque el crecimiento económico no llega a la mayoría, que pese a que gasta todo lo que tiene no puede alimentarse bien como él, que por cierto, luce un prominente vientre. Recordemos lo que dijo San Martín de Porras, patrón de la justicia social:
“El cuerpo es el camino que lleva al alma, y al hambriento se le debe dar primero pan en vez de buenos consejos”.
Así que antes de dar consejos sobre el alma, García primero debe eliminar la desnutrición, la tuberculosis y el analfabetismo.
Violencia familiar
García también se refirió al alma para hablar contra la violencia familiar: “que no haya violadores o padres que abusen de sus hijos, que no haya madres que sancionen a los niños quemando sus manos”. La violencia familiar no se elimina dando consejos presidenciales, sino con una política de bienestar y educación. ¿Sabe acaso si esas madres regresan a sus casas histéricas de tanto trabajar para poder sobrevivir? ¿Y sabe cómo se están educando esos hijos que hasta caen en manos de violadores ante la ausencia de su madre? ¿Y se ha preocupado en lanzar educación por la televisión para contrarrestar la violencia familiar, en lugar de lanzar más basura, violencia e instinto? ¿Por qué da millonaria publicidad estatal a los medios que envenenan las mentes de adultos y niños con tales contenidos?
También dijo sobre el alma: “que no haya choferes irresponsables o asesinos en las calles y carreteras”. ¿Y qué hace con una ministra de Transportes que no se preocupa por controlar como debiera al transporte, que cada día cobra más muertos?
Añadió: “que la evasión de impuestos no siga significando astucia”. Entonces, ¿por qué tolera una forma de evadir de las mineras al no establecer un impuesto a las sobreganancias?
Continuó: “ni se permita el racismo primitivo que ofende y detiene a nuestra patria". ¿Y por qué ofendió a nuestros hermanos nativos selváticos llamándolos primitivos?
“El cambio nace en cada uno, por el servicio a los demás y cumpliendo su deber. Solo así podrá tener alma el crecimiento material", remató. ¿Y por qué no cumple su deber trabajando por el Perú en lugar de trabajar para unos cuantos amigos y para los chilenos? Antes de soltar ridículas peroratas, entonces que el Presidente se ocupe de traer bienestar para los más pobres, en lugar de cortarles sus beneficios laborales, como ha hecho con sus últimos infames decretos, como el DL 1086, para que el mal empresario se enriquezca con la pobreza del trabajador.
Hablando de bienestar material, que no se olvide de enmendar, pues dijo otra barbaridad: que debemos exportar gas y petróleo para comprar alimentos con ese dinero. ¿Por qué al menos no se iguala al incanato, donde el Perú se autoabastecía? ¿Por qué quiere lanzar a la población al peligroso precipicio de depender de la importación de alimentos? ¿Por qué quiere destruir nuestro futuro quemando nuestras reservas energéticas en el exterior, en lugar de generar desarrollo aquí? ¿Y por qué nada ha dicho ni nada bueno ha hecho en favor de la industria? ¿Cuáles son las cifras del crecimiento industrial?
Ciertamente García se propone poner en marcha dos planes nefastos para el Perú en lugar de ser dos soluciones: arruinar nuestro futuro exportando nuestra energía no renovable (gas y petróleo) y en lugar de desarrollar la producción agropecuaria para el autoconsumo, antes que la exportación, se propone que con los ingresos por la venta de hidrocarburos compremos alimentos y lanzarnos a una peligrosa y nefasta dependencia, de modo que cuando se acaben las reservas y no haya dinero, sólo la hambruna será lo que quede en un mundo en el que los alimentos son cada día más caros y escasos.
Si algo podría definir al discurso presidencial es su carácter mesiánico, su delirio religioso y su superficialidad, que muy lejos estuvo de lo que se esperaba de un presidente, esto es, la exposición de un estadista, con cifras y hechos concretos que analicen los asuntos medulares del país en estos dos primeros años y con una proyección objetiva de las materias más importantes para los años que le falta para culminar su mandato. Este discurso, precedido hace poco por su pedido de “disparar antes de pensar”, ¿son un signo de deterioro del estado mental del mandatario?, ¿está atravesando García una fase psiquiátrica que se caracteriza por el delirio mesiánico?