Escribe: César Vásquez Bazán

Así burló el corrupto alanista las disposiciones sobre transparencia financiera.

Con la señora García y el tío George hay que aplicar la ley de Bolívar contra la corrupción.

Curiosa declaración jurada de bienes y rentas del congresista Jorge del Castillo Gálvez, año 2000.

 

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El 11 de julio del año 2001, al iniciar un nuevo período como parlamentario, Jorge del Castillo Gálvez presentó en el Congreso de la República la anterior declaración jurada de bienes y rentas, en dos páginas.

En la Declaración Jurada consta que, a julio del año 2010, del Castillo Gálvez:

a) No poseía bienes inmuebles propios ni comunes, ni en el país, ni en el extranjero (rubro I).

b) Como bienes muebles, en el país y en el extranjero, reconoció ser propietario de un automovil Peugeot que valorizó en diez mil dólares (rubro II).

c) No poseía valores en el país ni en el extranjero (rubro III).

d) Sólo tenía dos cuentas bancarias en el Perú. La primer, en el Banco Continental, con diez mil soles; la segunda, en el Banco de Crédito, con mil quinientos soles (rubro IV).

e) No tenía cuentas bancarias en el extranjero (rubro IV).

f) Como rentas declaró el pago de veinticinco mil soles que recibía como parásito político de los peruanos en el Congreso (rubro V).

Las pendejadas del tío George

Del análisis de la declaración jurada del año 2001 y del examen de la conducta de del Castillo pueden obtenerse dos conclusiones:

1.  El tío George se presenta como cultor de la pobreza franciscana. Sin inmutarse, el cínico premier de García no declara diversos inmuebles de su propiedad, entre ellos la residencia de la calle Calatrava en la Urbanización Camacho, la oficina comprada con la intervención de Montesinos en el edificio Emilio Cavenecia y el estacionamiento vehicular en el edificio de José del Llano Zapata. Tampoco declara los ingresos provenientes de los negociados judiciales y otros que realizaba, utilizando las influencias que manipulaba en su condición de dirigente del Partido Aprista. Elude informar sobre cuentas bancarias en el extranjero, así como sobre rentas y propiedad de valores.

Al ocultar sus activos e ingresos en la citada declaración jurada, Del Castillo Gálvez se convirtió en inculpado por perjurio.

2.  La situación económica de del Castillo Gálvez en el año 2001 puede contrastarse con la multiplicidad de inmuebles que le han sido descubiertos tras las denuncias que formulara este humilde servidor, en 2003 y otras acusaciones hechas por periodistas independientes. Compare usted al del Castillo que se presenta como falso muerto de hambre en el año 2000 con el boyante politicastro actual, dueño de una multiplicidad de residencias, casas y departamentos.

Claro está, del Castillo Gálvez ha intentado encubrir la magnitud de los dineros de los que se ha apropiado aprovechando su condición de político alanista y funcionario público. El recurso al que ha acudido, sintomático de su cortedad mental, es el de aducir que las propiedades no son de él sino de la esposa (o de los hijos), para así intentar eludir su responsabilidad delictiva. Súbitamente, ¡los bienes de del Castillo son el resultado de herencias recibidas por la esposa!

Estimado lector: conozca usted la despreciable calidad moral y la manera de operar del tío George. Piense también un momento sobre cuán útil resultaría castigar a pirañas políticas como del Castillo aplicándoles todo el peso de la ley de Bolívar contra la corrupción.