Una batahola sacudió anoche a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Los alumnos habían descubierto a dos agentes de inteligencia. Al ser pillados, uno de ellos efectuó varios disparos.
Entonces se realizaba una reunión estudiantil, donde los dos sujetos se habían infiltrado para investigar la presencia del grupo prosenderista MOVADEF.
Al darse cuenta que grababan la reunión, los estudiantes se abalanzaron contra ellos para capturarlos. Aquí uno de ellos temerariamente realizó los disparos, hecho que causó espanto, con estudiántes corriendo y tirándose al suelo. Cuando el agente huía fue capturado por personal de seguridad y estudiantes, algunos de los cuales creían que era un ladrón, le quitaron el arma y esperaron al fiscal.
Los dos fracasados detectives terminaron sometidos a golpes y paseados con carteles que decían “matón del gobierno” y otras frases.
Finalmente, el rector deploró que ingrese personal armado al campus universitario, hecho que dijo desconocer. El ministerio del Interior, lejos de condenar el empleo de armas de fuego en una universidad, asegura que denunciará a los estudiantes.
La actuación de estos agentes, que más parecen elefantes entrando en una cristalería, es una de las razones que explica lo mal que anda la Policía y el ministerio del Interior en materia de seguridad ciudadana en el Perú, por lo cual cada día el hampa gana terreno.
