Víctor Alvarado
Los tres suboficiales de la Marina de Guerra, reclutados por el espionaje chileno para proporcionar información clasificada naval a las fuerzas armadas chilenas, transmitieron imágenes electrónicas sobre el estado de los buques de guerra, imágenes de cada una y sus ubicaciones secretas en el litoral peruano, según la investigación abierta por el Fuero Militar y Policial, luego de sus detenciones preventivas entre agosto y octubre del año pasado y que han sido ampliadas hasta por un año más.
En el caso de los dos primeros, los suboficiales de la Marina, Johnny Richard Pilco Borja y Alfredo Marino Domínguez Raffo, las pesquisas han precisado que hicieron entrega de este tipo de imágenes en los encuentros que sostuvieron con “empresarios pesqueros italianos” en diferentes capitales de Latinoamérica, quienes fueron identificados por la contrainteligencia naval peruana como oficiales de la marina chilena.
En el caso del tercer suboficial, identificado como el técnico de 3.ª.AP Alberto González Alejo, el último en ser detenido recién en noviembre, las pesquisas han confirmado que sostuvo reuniones con los miembros del espionaje chileno, pero aún no se ha determinado si hizo entrega de materiales clasificados, como lo han hecho los anteriores.
Según lo explicó el presidente del Fuero Militar Policial- FMP, general EP Juan Pablo Ramos Espinoza, los dos primeros procesados, por la gravedad de las imputaciones, están enjuiciados por traición a la patria, infidencia y desobediencia, mientras que el tercero, por el momento solo es investigado por el delito de desobediencia, estimándose que podrían ser condenados a mediados del 2016. Por el delito más grave, que es el de traición a la patria, recibirían una pena privativa de libertad de 20 años.
Desde hace muchos años
De acuerdo a las autoridades peruanas, entre ellos el ministro de Defensa, Pedro Cateriano, los tres espías recién fueron puestos al descubiertos en agosto del año pasado, a pesar de que venían actuando desde muchos años atrás. El propio Cateriano, precisó que el suboficial Johnny Phillco, habría actuado entre 2005 y 2012; el analista de información Alfredo Domínguez, entre 2011 y 2012, y el técnico en comunicaciones Alberto González Alejo, entre 2010 y 2012.
Aunque no se ha revelado el procedimiento que uso el espionaje chileno para reclutarlos, se sabe que luego de ser captados fueron invitados a viajar a la capitales de determinados países para entregar las imágenes supuestamente referidas a las medidas de supervisión dispuestas por la Armada Peruana para controlar la pesca de altura, lo que ahora se ha comprobado que era una fraseo de pantalla, porque lo entregado era información relativa a la flota de guerra naval.
El espía más activo era Johnny Pilco, pues se ha comprobado que del 2005 al 2012 realizó 11 viajes a las capitales de Bolivia, Brasil, Argentina y Chile para reunirse con los falsos empresarios y vender información clasificada de la Marina. Domínguez por su parte viajó entre el 2011 y 2012 cuatro veces a Río de Janeiro, con la misma finalidad; y González, entre 2010 y 2012 viajó tres veces a Canadá, Brasil y Argentina, con el mismo propósito.
La información
Las pesquisas han comprobado que a diferencia de otros casos de espionaje, como el del ex suboficial FAP Víctor Ariza Mendoza, que remitía planes operativos, los tres marinos se limitaban a entregar imágenes electrónicas sobre la flota naval, del tipo encriptadas, solo descifrables por los que la han remitido y los que la recibieron, explicándose la urgencia de que ellos tuvieran que viajar a las capitales mencionadas para hacer las decodificaciones y también para recibir sus pagos.
Por su parte, el canciller Gonzalo Gutiérrez afirmó que “lo que conocíamos en Torre Tagle es que existía una investigación en relación a una filtración de información […] No tenía detalles del proceso que se estaba efectuando”, señaló.
Adelantó que el gobierno no se pronunciará sobre el presunto espionaje de marinos a favor de Chile hasta que no concluya el proceso de investigación. También refirió que no se ha comunicado con su par chileno, Heraldo Muñoz, ni con ninguna autoridad del país sureño.
La Razón, 20.02.2015