Nadine Heredia 44Por Rocío Ferrel

 

Estos días nuevamente se llenan titulares sobre las célebres agendas de Nadine Heredia, esta vez con dimes y diretes entre la esposa del presidente y  Rosa María Palacios, quien sostuvo que Heredia admitió que las agendas con cifras millonarias sí le pertenecen.

 

Lo cierto es que una y otra vez Heredia demuestra estar desesperada, no sólo por su rostro desencajado y su voz destemplada, sino por sus declaraciones torpemente contradictorias y sus afanes extremos por asirse reiteradamente de leguleyadas para no ser investigada, ya sea mediante recursos presentados por ella o por su hermano, pieza clave en el manejo del dinero del Partido Nacionalista.

 

Todo esto recuerda a Isaías 19:14, “El Señor ha mezclado en medio de ella un espíritu de distorsión, y han hecho extraviar a Egipto en todas sus empresas, como se tambalea el ebrio en su vómito.”. Y, por supuesto, nos recuerda a su suegro, que dijo de ella que está “borrachita de poder” y así resbala en su propio vómito. Tanta confusión y contradicción no parecen provenir de una conciencia limpia y tranquila.

 

Palacios publicó en su blog que Heredia le había confesado que era su letra la de sus cuatro agendas, tras lo cual Heredia salió a desmentirlo diciendo que Palacios se apresuró al redactar en su blog, pues ella, Heredia, escribió "la verdad es mi letra", pero no quiso dar a entender que las agendas eran de su propiedad. "Lamento que RMP se haya apresurado. Cuando digo "La verdad es mi letra" me refiero a que mi escritura, mi letra, es mi defensa y mi verdad", tuiteó Heredia.

 

Siendo la profesión de Heredia la de comunicadora, sorprende que sus dichos den a entender lo contrario de lo que en verdad quiere decir. Con esta calidad esperpéntica de comunicación nadie pudo haberle pagado miles de dólares, como ella aduce en las investigaciones por sus servicios profesionales y todo apunta a que se trató de contratos simulados, como declaró Martín Belaunde Lossio.

 

Por un lado, Heredia niega que las agendas sean suyas, pero a través de su hermano lucha para que no se le investigue por ello, pues alegan dichas agendas fueron sustraídas de su domicilio. ¿En qué quedamos? Al analizar a su público objetivo Heredia está totalmente desubicada o ebria de poder, pues ni los retrasados mentales le creen.

 

Pero en esto se entrevé todavía algo más, pues Heredia escribió esa confesión a Palacios en una comunicación de mensajería privada que ambas comparten, lo cual apunta a una sospechosa participación de la Palacios en estos últimos tiempos, pues no ha hecho otra cosa que defender a Heredia.


Si recordamos que el famoso “don Bieto”, Alberto Químper, sostuvo que Palacios recibía dinero para tomar partido por ciertos casos en la prensa, entonces, ¿qué habría pasado? ¿Heredia estuvo engordando los bolsillos de Palacios y dejó de hacerlo, por lo cual Heredia ahora es expuesta de esta forma? Ante una acusación tan grave como la de Químper, cualquier profesional, en especial si su participación pública es constante, como la de la Palacios, habría interpuesto una demanda por difamación contra Químper, pero con su silencio ella admite tácitamente que dichas imputaciones son verdaderas.

 

En verdad resulta difícil creer en la Palacios como una profesional objetiva, imparcial con principios sólidos, su trayectoria la delata. Pero en este lío quien lleva la peor parte es Heredia.

 

“¿Qué más puedo decir? No se necesitan pericias ni testigos. Las agendas robadas y publicadas —cuyo contenido, a veces infantil, ni recordaba Nadine Heredia— si son de ella. Punto”, escribió en su blog.

 

“Nadine Heredia me ha mentido. Y a miles de personas que suelen dar el beneficio de la duda antes de lanzar juicios fulminantes. Su destino político estará marcado por la mentira. Dio respuestas confusas, es verdad, pero también dijo que no era de ella. Y lo tengo también en DM por Twitter”, señaló Rosa María Palacios.

 

Sin duda, el caso se torna escabroso, no sólo por las contradicciones irrisorias de Heredia, sino por la sospechosa muerte de Emerson Fasabi, personal de seguridad de la vivienda del Presidente, justo en medio de la denuncia de la sustracción de las agendas de Heredia, de lo cual ella denunció a una extrabajadora, quien presuntamente sostenía una relación sentimental con Fasabi.


Como se sabe, el ministro del Interior José Pérez Guadalupe aseguró que en el cadáver de Fasabi no había signos de violencia, lo cual fue refutado por el congresista Jorge Rimarachín, quien advierte que el cuerpo presuntamente presenta huellas de golpiza, incluso con los dientes rotos.

 

Hasta este momento, el ministro del Interior no ha desmentido la versión de Rimarachín ni ha destituido ni solicitado investigar, como correspondería, al personal que le habría proporcionado información falsa sobre el cadáver, la cual el ministro hizo pública.

 

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