Gloria Montenegro |
Por Rocío Ferrel
La ministra de la Mujer Gloria Montenegro ya nos tiene acostumbrados a sus sinsentidos. Hace poco relanzó la tonta frase “Perú país de violadores”, creada por descerebradas que buscan protagonismo. Esta vez empleó palabras que no ayudan a crear conciencia en el cuidado de los hijos menores al referirse a la madre de la pequeña Camila de cuatro años cuyo asesinato conmocionó a Lima estos días.
Como ella dice, a la madre más dedicada le puede ocurrir que en un descuido su hijo salga y ocurra una desgracia. Nadie duda de eso, pero es otra cosa exponer al peligro a los menores por indolencia o negligencia, como fue en este caso.
La madre de la víctima dejó a la niña de cuatro años y a su hermanita de dos al cuidado de otra niña de nueve, no por una emergencia, sino para irse a bailar y embriagar. Cuando asesinaban a su hija ella estaba en un hostal después de bailar cuando le avisaron que su hija había desaparecido. Después se presentó en la comisaría en serio estado de ebriedad. ¿Cómo es posible que la ministra pida que no juzguen a esta madre?
“Acá nadie es juez ni fiscal, ni tenemos por qué meternos a poner condicionantes. Es de la misma manera cuando hay un feminicidio y dicen que (la mujer) estuvo tomando o qué hacía con minifalda. Toda la vida vamos a ser culpables cuando en este momento hay una persona de 15 años que agredió y mató a una niña. Tenemos que ver qué hace la sociedad para no generar agresores, para no generar más violadores, para respetar a la mujer”, dijo, haciendo una comparación que no viene al caso.
La ciudadanía tiene todo el derecho de expresar su rechazo a conductas negligentes de padres de menores, la ministra pierde el tiempo tratando de cercenarles el derecho de opinar.
Debería proponerse medidas contra padres irresponsables
La paternidad o maternidad debe ejercerse de manera responsable y el Estado debe promoverlo, es su obligación. Por ello, como en otros países, debería quitarse la custodia a los padres de menores que viven expuestos al peligro dentro de su familia, pero no hay un servicio social robusto que ayude en esta tarea.
En otros países se castiga a los padres negligentes y tras los informes de los servicios sociales les pueden quitan la custodia de los menores, que pasan a instituciones del Estado y a una posible familia de acogida. De eso debería preocuparse la ministra, pues su ministerio tiene la facultad de promover leyes y la modificación o creación de nuevas instituciones adscritas a su sector, que podrían velar mejor por los menores.
Se necesita en el país un servicio social con rectoría central profesional para no sólo recibir pasivamente denuncias, sino ampliar su actuación activa en la promoción de la protección del menor. ¿No ve por ejemplo que hay niños que alquilan para mendicidad en las calles, los cuales están expuestos a múltiples peligros? ¿Por qué no los recogen y sancionan a los responsables?
Otro problema es la falta de espacio para albergar a los menores en abandono, semiabandono o que han estado expuestos al peligro. Sería hora de que el Estado tome la conducción de instituciones a cargo de los menores, como las que tiene la Beneficencia (Puericultorio Pérez Araníbar), pues llevan largos años de incapacidad, lucro y corruptela. Monseñor Bambarén lo denuncia casi todos los años. En lugar de ampliar las vacantes, de cerca de 1300 las han reducido a poco más de un ciento, pues en lo que Bambarén califica de robo están alquilando espacios para mayores ingresos.
La situación de dicho puericultorio ha sido la misma con los alcaldes Susana Villarán o Luis Castañeda y la Beneficencia, poseedora de numerosos inmuebles, desde la época corrupta fujimorista los destina a mucha corruptela, con alquileres de regalo, mientras los niños están desamparados. Que el Poder Ejecutivo la absorba y la administre de forma profesional y el Congreso debería aprobar las leyes pertinentes.
Simplemente no debería haber ningún niño en la calle mendigando ni niños trabajando y el Estado peruano tiene la capacidad para llegar a ese objetivo. Más obras y no palabras ni poses. La ministra debe decir al presidente Martín Vizcarra que no gaste tanto en consultorías y propaganda inútil en TV y en lugar de eso albergue a esos niños.
La ministra debe ocuparse de cosas como esta y no de reprimir la opinión ciudadana.