Los diferentes medios de comunicación informan que hoy viernes 22 el presidente Pedro Castillo sufrió un desplante cuando acudió a la ceremonia por el 25.o aniversario de la operación Chavín de Huántar, gracias a la cual se liberó a un numeroso grupo de rehenes cautivos del grupo terrorista MRTA (Movimiento Revolucionario Tupac Amaru) que eran retenidos en la residencia del embajador del Japón.
Para lograr realizar el rescate, desde una residencia vecina se excavó un túnel que terminaba justo debajo de la sala donde estaban los subversivos. En un momento oportuno, cuando los terroristas (y ningún rehén) estaban en dicho ambiente, se activó una carga explosiva que abrió el piso, y por allí emergieron los militares que procedieron a disparar a los que habían sobrevivido a la explosión.
El desaire
Hoy, al darse inicio a la ceremonia en la réplica de la residencia del embajador del Japón, en Chorrillos, el presidente Pedro Castillo se aprestaba a hacer uso de la palabra y en ese momento se notó que los miembros del comando Chavín de Huántar no se ponían de pie en señal de respeto y, además, dos militares se retiraron del lugar. Esta actitud* motivó la crítica del ministro de Defensa, José Gavidia, quien en su cuenta de Twitter expresó: “Rechazo la actitud de unos militares en retiro que asistieron a la ceremonia donde se rindió honores a los valerosos comandos que perdieron la vida en la operación militar Chavín de Huántar”.
Lo cierto es que por su ineptitud, incapacidad de gobernar y renuencia a rodearse de asesores capacitados, la imagen del presidente se ha deteriorado mucho; y así se producen lamentables expresiones de rechazo a su actuación, como ha ocurrido hoy.
Aspecto positivo
Por otro lado, dejando de lado el aspecto desagradable de este incidente, es saludable que los militares en retiro, libres de las limitaciones que tiene un militar en actividad, expresen sus opiniones políticas. La ciudadanía espera que los militares en retiro, en uso de su libertad de expresión y en defensa de la patria, se manifiesten también contra la traicionera cesión de soberanía en favor de Chile de cuatro hectáreas del triángulo terrestre en Tacna, para que así se vea que los uniformados alzan su voz para defender la soberanía del Perú denunciando la usurpación que comete el enemigo chileno con la tolerancia y complacencia de elementos cobardes y corruptos. De igual manera, deberían pronunciarse sobre la vergonzosa humillación de los militares peruanos que se ven obligados a rendir homenaje al enemigo vencedor personificado en la estatua en honor del ratero y asesino chileno Arturo Prat, que está en el Callao; y además en la parada militar, hasta hace dos años, no les quedaba más remedio que mirar en silencio y con impotencia cómo los chilenos pasean en Lima su bandera victoriosa, gracias a corruptas y serviles invitaciones —que ojalá no vuelvan a producirse— de peruanos traidores a la patria.
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* No solo ocurrió por el descontento con el presidente, sino también porque hasta la fecha, por negligencia de sucesivos gobiernos, no se otorga pensiones justas a estos sacrificados militares ni se les da casa a los deudos a quienes corresponde ese derecho.