Sergio Llerena Caballero

El lunes 4 de abril, Perú amanecía convulsionado por las protestas que originó el paro nacional de transportistas. Con desmanes y carreteras bloqueadas en todo el país, el presidente, Pedro Castillo, no dio declaración alguna frente a una situación que estaba poniendo la estabilidad del país al límite.

 

Pedro Castillo 14

 

Si dijo algo, mientras asistía a la inauguración de una escuela en Lima (centro), fue que el pueblo "le dé la oportunidad de gobernar a un maestro por cinco años", es decir que la ciudadanía permita a un maestro -Castillo era profesor de escuela en una provincia pobre de Perú- que termine su mandato.

Ciertamente, el mandatario ha manifestado en innumerables ocasiones que su condición de provinciano, su origen humilde y la supuesta resistencia de los grupos de poder del país a que un "hombre del pueblo" ocupe la presidencia son las razones que no le permiten desarrollar una buena gestión.

Con serias acusaciones fiscales por actos de corrupción en su entorno cercano que también lo comprometen, con la inoperancia de altos funcionarios con problemas con la justicia y escogidos no por méritos sino por su militancia en el partido de gobierno, Perú Libre (izquierda), o por su cercanía al mandatario, el discurso victimista de Castillo parece que empieza a perder peso y a volverse en su contra.

Los datos están allí. Un sondeo publicado el 10 de marzo por Ipsos indicaba que sólo un 26% de peruanos aprobaba la gestión del presidente. La mayoría indicaba que las razones de su rechazo se fundaban en la incapacidad del mandatario para gobernar.

¿TOQUE DE QUEDA HOY?

Volviendo a las protestas del lunes 4 de marzo, es cierto que se registraron algunos hechos violentos de parte de los transportistas de carga que reclaman por el alza del precio de los combustibles, pero en la capital, Lima, no hubo siquiera una situación crítica.

Por redes corrieron rumores de saqueos de comercios en Lima, pero al final del día ninguno probó ser cierto. La capital tuvo un día tenso, pero sin ningún incidente violento de gravedad. De hecho, a pesar de los rumores alarmantes, no se registraron más que dos saqueos en todo el territorio: uno en un minimarket en Ica (sur) y otro en un supermercado en Trujillo (norte) donde vándalos robaron cajas de cerveza. Eso fue todo.

Sin embargo, cuando el país ya consideraba terminado un día agitado y dispuesto para continuar con su vida el martes 5, a veinte minutos de la medianoche el presidente dio un mensaje a la Nación en el que anunció la declaratoria del estado de emergencia para la ciudad de Lima, así como decretó el toque de queda durante todo el día por razones de seguridad.

Decir que la población de una ciudad de 11 millones de habitantes se indignó de inmediato por una medida que no se condecía con ninguna situación de riesgo real sería falso, pues a la hora en que se emitió el mensaje la mayoría de limeños ya estaba durmiendo para realizar sus labores del día siguiente.

Este martes, la sorpresa de muchos fue al despertar. Gente yendo a sus centros de labores se dieron con la sorpresa de que la ciudad estaba en toque de queda y el malestar ahora sí fue inmediato pues con ninguna anticipación personas que trabajan para ganar para el día tuvieron que obedecer una medida que revelaba, una vez más, la ineptitud para el ejercicio del cargo que la oposición le ha achacado insistentemente al presidente.

YA ESTÁ BUENO YA

"El país amanece sorprendido de una medida tomada de forma imprevista, inoportuna e inconstitucional de un gobierno que no sabe -y que no supo nunca- qué hacer, salvo los aventureros que trepaban como piratas al barco del Estado en busca de tesoro. Hay que defender el orden constitucional a toda costa", afirmó el politólogo Fernando Tuesta Soldevilla, una persona conocida por la mesura en sus opiniones, a través de su cuenta en Facebook.

Y es que como han coincidido diversos analistas, el presidente ha tomado una medida que no sólo viola derechos inconstitucionales como el derecho al trabajo, a la salud (pacientes que tenían citas agendadas para este martes), sino que no guarda proporción con lo que supuestamente se busca evitar.

"El gobierno no solo ha traicionado las promesas de cambio por las que el pueblo lo eligió, sino que ahora repite el método de "resolución de conflictos" de la derecha: ningunear a quienes se movilizan expresando su legítimo malestar por la situación económica y política, reprimir, criminalizar y restringir derechos", indicó Verónika Mendoza, líder de Nuevo Perú (izquierda), y hasta hace poco defensora y aliada de Castillo.

Por su parte, Twitter amaneció en Perú con el hashtag #FueraCastillo como mayor tendencia, a su vez que se han realizado cacerolazos en Lima y se alistan marchas en la tarde para pedir la salida del presidente, iniciativas que antes eran exclusividad de la derecha, pero a la que ahora se suman gente de centro o de izquierda moderada.

Al parecer, el presidente de Perú agotó su crédito y la paciencia de los peruanos luego de una concatenación de decisiones desacertadas que podrían marcar un nuevo rumbo en el destino político del país.

 

Con información de Sputnik