Una vez más diversos medios (excepto algunos) censuran la nacionalidad venezolana de homicidas o delincuentes que han llegado al Perú a perpetrar sus crímenes, lo cual se está haciendo costumbre. Esta vez se trata de venezolanos y colombianos que asesinaron a cuchillazos y golpes a un padre de familia y dejaron grave a su hijastro y a su amigo en San Martín de Porres.
Con esta ridícula censura nos parecemos a los estúpidos periodistas de países europeos que omiten informar que son musulmanes de procedencia árabe, asiática y africana los autores del creciente número de violaciones, asesinatos y otro tipo de crímenes. Esta autocensura la practican por dos razones: una, para no parecer xenófobos, y otra para no enfrentarse a los lobbies islámicos que pagan millones a diversas ONG y periodistas para atacar a todo el que se exprese de los musulmanes de la forma en que a ellos no les agrada, con lo cual se produce una situación de sometimiento musulmana sobre la opinión pública europea. Acá tenemos a diversos defensores públicos de los venezolanos en los medios, las ONG y la política, ¿les están pagando?
En la prensa se difunden sólo los casos más notorios, pero a diario ocurren delitos perpetrados por venezolanos en distintas modalidades: atracos, pepeo y robo de casas, en especial contando con mujeres que buscan como pareja (y hasta hacen de pareja por un tiempo haciéndoles gastar sus ahorros) a hombres mayores para ganar su confianza, latrocinio tras hacerse pasar como trabajadores del hogar y de negocios, a quienes no se puede rastrear después que huyen porque se presentan con documentación falsa.
El asesinato en San Martín de Porres ocurrió cuando Alan Neyra Tello se encontraba en la avenida Tomás Valle cerca de una discoteca y se resistió al robo de sus pertenencias. Los agresores emprendieron a patadas contra él mientras uno de ellos hundió 20 veces un cuchillo en su cuerpo, con la determinación firme de quitarle la vida.
Johan Roque, hijastro de la víctima y su amigo Jonhy Huamaní, quedaron malheridos. Éste último narró los pormenores del crimen y precisó que salían de la discoteca, a donde habían celebrado el cumpleaños del hijo del occiso, cuando el grupo de delincuentes, que estaba en la salida simulando ser vigilantes y jaladores para no despertar sospechas, arremetieron contra ellos, dijo a Latina.
Entre los homicidas había dos colombianas, indican los vecinos, testigos de los hechos, quienes para protestar por el hecho realizaron un plantón, que fue repelido por uno de los vigilantes de la discoteca con un disparo, por lo cual exigen la clausura definitva del antro.
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