Una tesis de la UOC ha analizado la percepción y el uso de vídeos educativos de física en un entorno 100% en línea y en otro presencial. El rendimiento académico aumentó un promedio del 20% en los cursos en los que el estudiantado dispuso de vídeos, con respecto a las formaciones sin audiovisuales.
Los vídeos educativos son uno de los recursos más utilizados en el mundo de la educación, tanto en entornos virtuales como presenciales. La tesis de Víctor Jesús García Hernández, del programa de doctorado de Educación y TIC (E-learning) de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), ha analizado la percepción de los estudiantes sobre la utilidad de estos recursos audiovisuales y su uso en asignaturas de física del primer curso de ingeniería de la UOC y también de un centro presencial, la Escuela Universitaria Salesiana de Sarrià (EUSS). El principal resultado de la investigación, en ambos entornos de aprendizaje, es que los vídeos son el recurso mejor valorado por los estudiantes, pero lo consideran un complemento a los materiales textuales. Además, el estudio también revela que se visualizan más los vídeos de problemas que los de teoría y que este uso se incrementa cuando se acerca un examen o la entrega de un trabajo.
"En esta era digital, los estudiantes perciben los vídeos como útiles y necesarios, pero para ellos no sustituyen a la información en textos escritos. Es más, según esta investigación, consideran la documentación escrita como el recurso principal y los vídeos como un recurso imprescindible, pero complementario. El vídeo serviría para entender, pero es el texto el que ayuda a profundizar y comprender", explica Víctor García.
Además, los estudiantes también declararon que los vídeos permiten "ahorrar tiempo y focalizarse en lo importante", y que son especialmente adecuados para una asignatura como la física, ya que ayudan a asimilar aspectos difíciles de entender.
La tesis ha sido codirigida por Antoni Pérez Navarro, investigador del Internet Interdisciplinary Institute (IN3), y profesor de física en la EUSS, y por Jordi Conesa, investigador del grupo SmartLearn, ambos profesores de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación de la UOC.
Contrastar la percepción con los datos reales
La investigación constó de tres etapas, cada una de ellas con una metodología diferente. En primer lugar, se realizó una encuesta a 126 estudiantes, que se llevó a cabo a lo largo de tres semestres. En una segunda fase, se hicieron entrevistas en profundidad a 14 de ellos. Finalmente, se llevó a cabo un análisis de cómo 1.031 estudiantes interactuaban durante cinco semestres con los vídeos educativos. Es decir, se analizó en qué momentos utilizaban los botones de inicio, pausa y búsqueda durante el visionado. "El objetivo de este análisis holístico era obtener información sobre las expectativas que tienen los estudiantes con respecto a los vídeos, qué elementos los hacen atractivos y útiles, qué uso hacen de ellos, con qué objetivo y cómo cambia este uso en función de la etapa del proceso de aprendizaje en que se encuentren", detalla Jordi Conesa.
Para Antoni Pérez, se trata de una investigación "relevante porque pone el foco en la persona y en lo que le aportan estos vídeos, pero no se queda aquí, ya que el análisis del uso de estos recursos permite comprobar si la percepción del estudiantado coincide con la realidad".
En este sentido, los resultados revelaron discrepancias entre las respuestas de los estudiantes y la forma en la que usaban estos recursos audiovisuales a lo largo del curso. "En las entrevistas describían que el uso de los vídeos era el mismo independientemente de si el contenido desarrollaba un tema teórico o si se trataba de resolución de problemas. Sin embargo, los datos posteriores revelaron que se hacía un uso más intensivo de los vídeos de problemas", explica Víctor García.
El análisis de estos registros también reveló que interactuaban de forma diferente dependiendo del contenido: "la manera de ver los vídeos sobre temas de electrostática y teoría de circuitos difería de la de los que trataban de magnetostática y mecánica", detalla Víctor García.
Vídeos con manos y sin la cara del profesor
El estudio también ha servido para discernir cuál es la tipología de vídeos preferida por los estudiantes, que vieron diferentes formatos. Se trataba de vídeos con una duración de entre dos y quince minutos creados o bien con aplicaciones que capturan lo que se escribe en una tableta digital o bien mostrando las manos del profesor mientras escribe y explica la lección. "Los resultados dejan claro que los estudiantes no necesitan ver el rostro del profesor, pero sí que prefieren que aparezcan elementos humanos en los vídeos y, en particular, las manos, porque proporcionan información no verbal y ayudan a dirigir la atención hacia lo importante", explica Víctor García.
Para el nuevo doctor, el hecho de que sea "efectivo e incluso recomendable" que solo aparezcan las manos "quita mucha presión a los profesores, que no tienen por qué convertirse en actores profesionales ni saber cómo actuar delante de una cámara". Estas preferencias también muestran que no es necesario hacer un producto complicado y costoso para transmitir y captar la atención del estudiantado. "La sencillez puede ser muy efectiva y puede ayudar tanto a los estudiantes como al profesor. Por un lado, una pizarra en la que solo se vean las manos del profesor ayuda a los estudiantes a focalizarse en el contenido y disminuye su carga cognitiva. Por otro lado, es un formato fácil de crear, ya que solo se necesita una cámara de vídeo normal, incluso la de un móvil, y una pizarra pequeña", argumenta Víctor García.
Aumento del rendimiento académico
Aunque no fue el objetivo de la tesis, el estudio también recogió datos sobre el rendimiento en asignaturas de física antes y después de introducir los vídeos. "Los resultados indicaron que se produjo un aumento promedio del 20 % del rendimiento del estudiantado en los cursos en los que estuvieron disponibles los vídeos con respecto a los cursos en los que no se disponía de este recurso. Sin embargo, no se vio un descenso significativo en el abandono de la asignatura, apenas un 1% menos", subraya Víctor García.
Incorporar técnicas cualitativas en la investigación
Esta tesis también pone de manifiesto la importancia de utilizar técnicas cualitativas, como las entrevistas síncronas con el estudiantado, para poder analizar aspectos relacionados con la docencia y detectar potenciales mejoras. "Normalmente, se envían cuestionarios a final de semestre, que son útiles, pero que no dan el detalle ni la profundidad que puede obtenerse en una entrevista semiestructurada. Creo que, si las instituciones educativas hicieran entrevistas a algunos estudiantes elegidos aleatoriamente como complemento a los cuestionarios que ya hacen, podrían entender mejor su experiencia docente e identificar buenas prácticas y puntos de mejora", concluye Jordi Conesa.