Jirón Áncash desbordó en homenajes al Señor de los Milagros
Tras años de recorrido por las calles de La Victoria, la procesión del Señor de los Milagros del 18 de octubre se desplazó por los Barrios Altos, donde provocó júbilo memorable.
Este año, la Orden Carmelita solicitó que la imagen pernocte en la iglesia de la Virgen del Carmen, de Barrios Altos, por cumplirse sus 100 años.
Una vez que las andas ingresaron al jirón Áncash, pudo apreciarse que no hubo casa o quinta que no haya adornado sus ventanas y fachadas de forma vistosa, con los colores morado y blanco.
Conforme la procesión continuaba, los vecinos además habían preparado homenajes con cantantes criollos, organizados por emercados, el hospital Santo Toribio de Mogrovejo, hoy Instituto Nacional de Ciencias Neurológicas, así como particulares agrupados en cuadras de vecinos, quienes lanzaron abundantes fuegos artificiales.
Incluso el jardín de la infancia de dicha vía, habiendo caído ya la noche, dejó ver y escuchar en el segundo piso a un refrescante coro de niños que lucían guantes blancos para la ocasión.
El mar humano avanzó por todas las largas cuadras del jirón Ancash, jirón que podría haberse coronado campeón de la devoción, pues siendo una zona de escasos recursos derrochó decoración y júbilo, con gente celebrando el paso de las andas desde abarrotadas ventanas y azoteas, muy emocionados de ver por primera vez al Señor de los Milagros de cerca.
Terminando el jirón Áncash, a la altura de la iglesia de Santo Cristo de las Maravillas, el Señor de los Milagros avanzó por Sebastián Lorente, larga calle, donde se sumó al homenaje la Municipalidad de La Molina con un largo estrado. No obstante lucir engalanada, esta calle fue superada ampliamente por el jirón Ancash.
Estas calles de los Barrios Altos son señaladas por ser lugares donde pululan los amigos de lo ajeno y los pandilleros, sin embargo, todos fueron dóciles ovejas al paso del Cristo de Pachacamilla. Sin duda, un 18 de octubre memorable.
Una vez que las andas ingresaron al jirón Áncash, pudo apreciarse que no hubo casa o quinta que no haya adornado sus ventanas y fachadas de forma vistosa, con los colores morado y blanco.
Conforme la procesión continuaba, los vecinos además habían preparado homenajes con cantantes criollos, organizados por emercados, el hospital Santo Toribio de Mogrovejo, hoy Instituto Nacional de Ciencias Neurológicas, así como particulares agrupados en cuadras de vecinos, quienes lanzaron abundantes fuegos artificiales.
Incluso el jardín de la infancia de dicha vía, habiendo caído ya la noche, dejó ver y escuchar en el segundo piso a un refrescante coro de niños que lucían guantes blancos para la ocasión.
El mar humano avanzó por todas las largas cuadras del jirón Ancash, jirón que podría haberse coronado campeón de la devoción, pues siendo una zona de escasos recursos derrochó decoración y júbilo, con gente celebrando el paso de las andas desde abarrotadas ventanas y azoteas, muy emocionados de ver por primera vez al Señor de los Milagros de cerca.
Terminando el jirón Áncash, a la altura de la iglesia de Santo Cristo de las Maravillas, el Señor de los Milagros avanzó por Sebastián Lorente, larga calle, donde se sumó al homenaje la Municipalidad de La Molina con un largo estrado. No obstante lucir engalanada, esta calle fue superada ampliamente por el jirón Ancash.
Estas calles de los Barrios Altos son señaladas por ser lugares donde pululan los amigos de lo ajeno y los pandilleros, sin embargo, todos fueron dóciles ovejas al paso del Cristo de Pachacamilla. Sin duda, un 18 de octubre memorable.