Herbert Mujica Rojas

 “Comprender a los estudiantes con altas capacidades y alta sensibilidad, la relación entre ambas condiciones, para apoyar el desarrollo personal y fomentar entornos inclusivos y comprensivos es importante porque al reconocer y valorar estas diferencias, podemos ayudar a los individuos a aprovechar al máximo sus talentos y sensibilidades, contribuyendo a una sociedad más rica y empática”, afirmó el psicólogo social José Manuel Delgado.

 

nino estudioso

Refiriéndose a la complejidad humana, Delgado Taboada afirmó que ésta “se manifiesta en la diversidad de habilidades y características individuales que, en conjunto, conforman un vasto espectro de capacidades y sensibilidades. Las personas con altas capacidades, usualmente (alrededor de un 80% de ellos), presentan además alta sensibilidad, que influye de manera significativa y moldea el desarrollo personal y social de los individuos con altas capacidades”.

El especialista Delgado sugiere explorar cómo se da esa influencia y cómo se puede abordar desde la praxis psicopedagógica, para lo cual recuerda que las altas capacidades implican un potencial intelectual significativamente superior al promedio. Estas personas muestran una habilidad excepcional en uno o más dominios, tales como el académico, creativo, artístico o de liderazgo.

Este potencial no se limita a una mera acumulación de conocimientos, sino que también implica una capacidad para el pensamiento crítico y la resolución de problemas complejos.

Tener altas capacidades no garantiza el éxito. La falta de retos adecuados o un entorno poco estimulante puede llevar a la frustración y al desinterés. Además, estos individuos pueden enfrentarse a incomprensiones sociales y emocionales, ya que su modo de pensar y percibir el mundo puede diferir notablemente del de sus pares. Muchos de ellos presentan también alta sensibilidad”.

Refiriéndose a la alta sensibilidad, Delgado subraya “es un rasgo de personalidad identificado por la psicóloga Elaine Aron, caracterizado por una profunda percepción y respuesta emocional a los estímulos del entorno. Las personas altamente sensibles (PAS), tienen un sistema nervioso más receptivo, lo que les permite procesar la información de manera más detallada y matizada.

Este rasgo se manifiesta en una mayor empatía, intuición y una profunda apreciación estética. No obstante, la alta sensibilidad también puede representar un desafío. La sobreestimulación y el estrés son comunes entre las PAS, quienes pueden sentirse abrumadas por ambientes ruidosos, situaciones de alta presión o conflictos interpersonales.

Por esta razón, es esencial que desarrollen estrategias de autorregulación emocional para gestionar eficazmente sus reacciones y mantener su bienestar”.

Explicando ésta, Delgado afirma que es “la capacidad de gestionar y responder a las emociones de manera adaptativa y constructiva. Este proceso incluye la identificación y comprensión de las emociones, así como el control de las respuestas emocionales en diferentes contextos. La autorregulación es crucial para el desarrollo personal y social, permitiendo a los individuos mantener el equilibrio emocional y tomar decisiones conscientes en lugar de reacciones impulsivas”.

“¿Cómo abordamos —cuestiona Delgado— a los estudiantes con alta capacidad y alta sensibilidad?

Para personas con altas capacidades y alta sensibilidad, la autorregulación emocional adquiere una importancia aún mayor. La complejidad de sus experiencias emocionales y cognitivas requiere habilidades sofisticadas para mantener el equilibrio y evitar el agotamiento emocional.

Para poder abordar a estudiantes con altas capacidades y alta sensibilidad, debemos emplear estrategias efectivas de autorregulación como el mindfulness, las técnicas de respiración, el establecimiento de límites saludables y la búsqueda de apoyo social”.

Delgado ilustra “las personas con altas capacidades y alta sensibilidad pueden experimentar una profundidad emocional y cognitiva que, si bien es enriquecedora, también puede ser abrumadora. Así, la autorregulación emocional se convierte en una herramienta vital para navegar esta complejidad.

Por ejemplo, un niño puede sentir una presión intensa por cumplir con sus propios estándares elevados y las expectativas externas. Si además es altamente sensible, puede verse afectado profundamente por las críticas o el fracaso percibido.

Sin una adecuada autorregulación emocional, estas experiencias pueden llevar al estrés crónico o al agotamiento. Sin embargo, con una autorregulación emocional bien desarrollada, este individuo puede aprender a manejar sus emociones, reconocer sus límites y encontrar un equilibrio que le permita prosperar. Es decir, la autorregulación puede permitirle al niño aprovechar tanto sus características de alta capacidad como las de alta sensibilidad”.

19.06.2024

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