Omar Quesada |
No es un acto de decencia la renuncia de Omar Quesada cuando ya se han desatado los hechos que lo involucran con la venta de un terreno en el sur de Lima a 5,000 soles cuando cuesta 40 millones de soles tal y como informara un buen reportaje de IDL Reporteros.
El señor Omar Quesada, muy cercano a Hernán Garrido Lecca, tiene gran responsabilidad en este asunto. Y es una pena decirlo pues consideraba que la opción "cuarentona" era una digna forma de renovar al viejo partido de Alfonso Ugarte. Ahora se ve que no es así. El creer que los asuntos públicos deben ser usados para el beneficio personal es un atributo nefasto para muchos funcionarios provenientes del Partido Aprista.
¿Qué le está pasando al APRA?
Considero que todo esto es consecuencia de la sumisión partidaria al doctor Alan García. La destrucción del ideario aprista para convertirlo en un manual de servicio al interés económico es una consecuencia del desempeño y liderazgo absoluto de Alan García. Me parece increíble que en el APRA no exista una voz que diga basta a la epidemia de indicios de corrupción que se ha desatado y más bien se haga un espíritu de cuerpo con individuos que, a todas luces, se benefician y utilizan a aus contactos en el Parlamento para hacer leyes a la medida. Y no me refiero exclusivamente a los congresistas, me refiero también a los lobbistas que han convertido al Congreso en una simple mesa de partes.
Ya antes el APRA no había hecho nada con los negocios de la esposa del congresista César Zumaeta. Se sabe también de grandes negocios inmobiliarios en la zona de Santa María del Mar. Ahora sale a la luz este grosero negociado con los bienes que pertenecen a todos los peruanos.
Nos preguntamos ¿Cuál es el límite? a este ritmo ¿se dará cuenta el viejo partido de Haya del daño que le hace a la imagen del Perú? No estamos hablando de corrupción de bajo impacto y nivel, sino estamos hablando de megacorrupción, con complicidad de funcionarios de otros poderes del Estado, es decir una vez más el país está sufriendo un saqueo inmisericorde.
Que los dos secretarios del partido teóricamente más importante estén involucrados en graves indicios de corrupción es un signo del segundo alanismo.