La realidad “oculta” en torno a una maravilla mundial

A propósito del aniversario de Machu Picchu.


Se cumplen por estos días 100 años del “descubrimiento” del importante complejo habitacional-religioso de Machu Picchu por el profesor estadounidense Hiram Bingham, siendo una de las zonas arqueológicas y destinos turísticos que ha despertado mayor interés en el mundo entero. Sin duda alguna la rica historia preincaica e incaica contenida en cada uno de sus restos ha sido una de las principales atracciones para curiosos e investigadores, y también constituyó la excusa perfecta para el surgimiento de una próspera industria turística manejada por distintos operadores. Tal ha sido el auge del turismo en torno a Machu Picchu y por extensión al Departamento de Cuzco, entidad peruana donde se localiza el famoso complejo arqueológico, que la afluencia de visitantes constituye hoy día una de las principales fuentes de ingresos locales.


Desafortunadamente una parte de dichos ingresos es obtenida de manera inescrupulosa y/o mediante la estafa que algunos operadores realizan contra turistas incautos, y por tanto distan de ser ganancias honestas. Para colmo solamente se beneficia una minoría relacionada directa o indirectamente con el negocio turístico, tal como ya indicaremos.

Se trata de una triste realidad que muy pocos cuzqueños o foráneos se atreven a denunciar de forma pública, seguramente por el temor de perjudicar la economía departamental, por ingenuidad o simplemente por conformismo o cobardía. Apreciamos en este sentido que para ciertos mercaderes del turismo el pasado no ofrece más que la oportunidad de enriquecerse.

En este orden de ideas podemos hacer mención en primer lugar de los elevados costos que caracterizan a algunos tours y entradas a distintas edificaciones antiguas. ¿Cómo se explica, por ejemplo, que el simple ingreso a la catedral de la ciudad de Cuzco estaba en 25 soles (unos nueve dólares) para mediados del año 2010? ¿Por qué se explota a los turistas extranjeros mediante un cobro mucho mayor del que se hace a los visitantes peruanos? ¿Acaso todos los extranjeros tienen las mismas posibilidades de costear el oneroso recorrido por un lugar como Machu Picchu? Por cierto que las tarifas aplicadas a los ciudadanos peruanos no son tan accesibles como pudiera pensarse, considerando que muchos hermanos del país andino no han tenido la fortuna de conocer a Machu Picchu, por ejemplo.

Por otra parte es necesario señalar que algunos operadores turísticos de Cuzco no son más que unos ladrones disfrazados de comerciantes; estafadores que siguen haciendo de las suyas a pesar de las denuncias que contra ellos han hecho algunos visitantes, y de que las autoridades han actuado en algunos casos, si bien de forma blandengue. Entre las estafas más comunes de los operadores se encuentra la de ofrecer ciertos paquetes al momento de contactar con el cliente, para luego incumplir con lo pautado, obteniendo así un ingreso adicional. A continuación un comentario que ilustra parcialmente el modus operandi turismo en Cuzco: “Los diarios de Cusco han coincidido hoy en alertar sobre una situación grave. Malos operadores vienen estafando a turistas luego de la reapertura de Machu Picchu. El diario El Sol tiene hoy en su primera plana la denuncia de agencias de viajes que dejan varados a turistas en Santa Teresa. El diario pide la intervención de la Fiscalía e Indecopi para que el hecho no quede impune. Al respecto, el comandante PNP, Nilo Chávez Luna, confirmó para dicho diario que hay 20 denuncias contra agencias de viajes que incumplieron en el servicio de traslado. El diario revela que jaladores les ofrecen a los turistas un viaje por US$ 135.00 para dejarlos varados a la primera noche. Por su parte, el Diario del Cusco dice que las agencias y guías denunciados suman 35. El titular dice: “Nuevamente los aprovechamientos” y señala que no sólo hay operadores turísticos que parecen no haber aprendido nada, sino que hay transportistas que cobran lo que quieren a visitantes extranjeros” (http://www.tnews.com.pe/not_am/nm060410.htm).

Luego es pertinente advertir que de los ingresos obtenidos por concepto de turismo en el Departamento de Cuzco, prácticamente nada se distribuye entre el grueso de la población. Como todo negocio manejado en gran medida por particulares, la actividad turística en dicho territorio, incluida la que se genera en torno a Machu Picchu, beneficia desproporcionadamente a unos cuantos empresarios, mientras que buena parte de los cuzqueños vive en situación de miseria, viéndose algunos obligados a mendigar en las calles de la capital departamental, ante las miradas indiferentes o burlonas de numerosos visitantes. En este caso ni toda la promoción global de esplendorosos monumentos como Machu Picchu, puede ocultar una realidad social típica del capitalismo: opulencia para unos cuantos y pobreza para la mayoría.

Rubén A. Hernández A.