Los gurús de imperios decadentes esparcen terrorismo financiero

Por César Aching Guzmán

Los últimos días, diversos medios nacionales y extranjeros, fundamentalmente las cajas de resonancia de los jefes de mafia que gobiernan el mundo,  propalan un supuesto terrorismo financiero. Ahora nos dice el señor Robert Shapiro asesor del Fondo Monetario Internacional – FMI, (quien realizó también labores de asesoría económica en la campaña electoral de Bill Clinton, Al Gore, John Kerry y Barack Obama), con precisión casi matemática que el hundimiento del sistema financiero global se producirá en “no más de dos o tres semanas”.

Es decir los responsables de la más grande estafa en la historia de la humanidad, los que han montado verdaderos casinos financieros: bolsas, bancos de inversión, Hedge Funds y productos financieros como subprime, securites, derivados; los creadores de los paraísos financieros, los especuladores globales, lanzan sus “expertos” para decirnos que se cae el planeta por que los estafadores dentro de dos semanas colapsan.

¿Qué buscan con esta campaña mediática?, ¿Sensibilizar a los ciudadanos?

Se diría que parece una estrategia de ablandamiento, para que los pueblos acepten con resignación, cuando los lacayos del imperio, ubicados en los ministerios de economía y finanzas y bancos centrales de reserva, aprieten el gatillo –como dicen los funcionarios del MEF en el Perú-  y acepten con resignación socializar las deudas de los especuladores, trasladando la crisis a los sectores más empobrecidos; todo ello, mientras funcionarios serviles como los del BCRP  -que ganan súper sueldos-  festinan nuestros ahorros (RIN) manteniéndolos contra toda lógica, en una moneda que hace tiempo está en caída libre y siguen dilapidando el patrimonio nacional.

Nos dice el “gurú” Robert Shapiro: “…la quiebra del pequeño banco belga Dexia actuaría como efecto dominó y provocaría “una crisis peor que la del 2008” cuando quebró Lehman Brothers, uno de los bancos de inversión más importantes de EEUU.” Sigue Shapiro: “Si los gobiernos no la encauzan (la crisis financiera) de una forma creíble, creo que quizás tendremos en dos o tres semanas una crisis de la deuda soberana que producirá una ‘fusión nuclear’ a lo largo del sistema bancario europeo”, afirmó en una entrevista a la cadena británica BBC, donde hace poco fue el trader Alessio Rastani quien pronosticó que el fondo del rescate “no va a funcionar y el euro se va a estrellar”.

Es decir, las víctimas de estos raptores, están obligadas a encauzar la crisis para salvar a los estafadores.

Habrá que señalar bien fuerte a los jefes de mafia que gobiernan el mundo y a Las 10 trasnacionales "gigantes y secretas" que controlan las materias primas: ¡de una vez que se derrumbe todo el sistema capitalista! El imperialismo norteamericano y europeo está colapsando; son imperios decadentes. Lo mejor que le puede pasar a la humanidad, a los niños de África, de Irak, de Siria, de Somalia, de Sudan, de Libia, de Afganistán, de Cuba, de América Latina, es que se derrumbe de una vez y para siempre la expresión superior de un sistema inhumano, que ha sembrado el planeta de miseria, muerte y desolación; han alterado el ecosistema global al punto tal de poner en riesgo la existencia de la vida. Ver artículos: “Preparando la Tercera Guerra Mundial I, II y III”.  

Los pueblos hace siglos soportan estoicamente la injusta distribución de las riquezas; hoy día jóvenes, hombres y mujeres de todas las edades remecen el planeta indignados, desde Egipto, Túnez, Chile, España, Grecia, México hasta EE. UU.; todos al unísono en contra de un modelo viejo  y caduco, reclaman indignados un mundo nuevo, que anteponga la vida al dinero, es decir, un  mundo de veras de humanos.

El antídoto para esta crisis es la integración de los pueblos y recuperar soberanía sobre sus recursos naturales; es decir, sustituir el sistema capitalista por una cultura de sostenibilidad, que hoy sólo puede ser una cultura de resistencia. Bajo esta perspectiva se sustenta la glosa del ALBA-TCP: “Lejos de promover la privatización de los bienes y servicios provenientes de la naturaleza, es esencial reconocer que estos son de carácter colectivo y que, como tales, deben ser conservados como un bien público, respetando la soberanía de los estados sobre los mismos”.