Región Cajamarca: Entre la codicia, la indiferencia y la ignorancia
Por: Mesías Guevara Amasifuen*
Son las cinco de la mañana. El sol se va abriendo paso, poco a poco, en el cielo cajamarquino. La histórica ciudad aún duerme. Uno a uno vamos llegando al punto de encuentro, para luego partir a nuestro destino, que es recorrer el santuario de las lagunas cajamarquinas, lugar donde además se realizará el proyecto Minas Conga, cuyos socios son: Compañía de Minas Buenaventura (CMB), Newmont Mining Corporation (Newmont) y la Corporación Financiera Internacional (IFC).
Partimos de Cajamarca, pasamos por Otuzco, allí divisamos las ventanillas del antiguo cementerio pre inca. Al pasar por Combayo nos detenemos para ver otro complejo sepulcral marcado en el cerro. La vieja muerte quedó en el camino.
Llegamos a la laguna San Nicolás, donde se ha establecido el asiento del campamento minero. En el lugar hay una garita que controla el paso de los ciudadanos, allí nos piden nuestros DNIs. Después de hacer consultas con su superior, el vigilante nos deja pasar. Una camioneta nos escolta, un letrero nos advierte que estamos en “propiedad privada”. Luego se suman otras camionetas para convertirnos en un convoy. Nos avisan que un gerente de operaciones nos quiere acompañar, les decimos que está bien pero que nos de alcance porque nuestra travesía es larga, es que también queremos estar en Sorochuco.
En efecto, seguimos nuestro camino. La belleza es sin igual, la laguna Chailhuagón es la que nos da la bienvenida, curiosamente de ella sale un vapor que misteriosamente se eleva y juguetea, para luego desaparecer. Mientras sus aguas cristalinas juguetean dando un pequeño murmullo. A lo lejos divisamos los bofedales, son los colchones acuíferos importantísimos e indispensables para cosechar el agua.
Cruzamos un pequeño puente y llegamos a la laguna El Perol. Me inclino ante ella y le expreso mi saludo, toco sus aguas cristalinas que son fuente de vida. Una pequeña brisa me golpea la cara y sacude mi cabello, el viejo Perol está molesto, preocupado y pide ayuda para detener su triste destino ¡va a desaparecer!.
A pocos minutos nos encontramos con la Laguna Azul, me acerco a su manantial y bebo su agua cristalina, es dulce. Mis ojos se quedan hechizados ante su hermosura, sus aguas son movidas por el viento, un ave la sobrevuela.
Nos preguntaron si nos retirábamos de la “propiedad privada”, les dijimos que antes de marcharnos nos íbamos a la laguna Mamacocha, y así fue. En el trayecto vimos de cerca los bofedales, en ellos se nota las huellas de la maquinaria pesada que transita indolente, abriendo heridas y siendo el principio del fin. Una roca trabajada por el tiempo y el viento atrae a mi atención, tiene la forma de un cocodrilo descansando, al bajar la mirada me encuentro con la laguna, converso con algunos comuneros que están en plena faena, algunos están arreglando sus viviendas y otros revisando y alimentando sus truchas. Una vez más mi corazón y mi mente se quedan impresionados por la obra de la divina naturaleza. Repito mi rito, me inclino y saludo a la hermosa laguna.
El tiempo nos quedó corto para ir a Alforjacocha, Laguna Mala y Laguna Chica, hermosas lagunas que espero verlas y saludarlas por siempre.
El proyecto trasvasará las aguas de las lagunas Mala, Chica, Azul y Perol. En reemplazo de las lagunas ofrecen la construcción de cuatro reservorios. También se dispondrá de la laguna Chailhuagón. Estas lagunas contienen aproximadamente 2'600,000 m3 de agua. Existe oro, cobre y plata. El consumo de agua y energía de este proyecto es descomunal.
Empezamos nuestro retorno por el caserío Agua Blanca. Un amigo nos invita a visitar su piscigranja, pesca algunas truchas, las cuales degustamos con arroz y arvejas celendinas. Llegamos a Sorochuco, hermoso distrito de gente noble. Pisamos su plaza de armas, preguntamos por el alcalde, no tenemos la suerte de encontrarlo. Curiosamente una persona con actitud provocadora nos toma fotografías, se acerca a nuestras camionetas y hace lo mismo, nosotros lo ignoramos, no caemos en la provocación.
Después de nuestra corta estadía, continuamos nuestro viaje. El paisaje es hermoso bello y espectacular. El suelo de la Región Cajamarca, es uno de las más bellos y ricos del Perú, su riqueza está en su historia, su gente y sus recursos naturales.
Se pretende desaparecer, en pocos años, parte de esa riqueza natural que son sus lagunas, construidas por la naturaleza en miles de años. La codicia por el oro hace perder la perspectiva y la noción del tiempo, la codicia por el oro procura comprar conciencias, patrocina la corrupción. La codicia antepone el interés personal o de grupo, al interés de la nación y a la vida misma. El señor. García, a pocos días de dejar el gobierno, a través del ANA autorizó el uso de las aguas. Aprobó el Estudio de Impacto Ambiental con sospechas técnicas y éticas, el estudio carece de un estudio hidrogeológico. La codicia trae soberbia y prepotencia. Se cree que soltar unas cuantas monedas es suficiente para consolidar estos proyectos. Al gobierno del señor García no le importó que el proyecto esté ubicado en cabecera de cuenca de las provincias de Cajamarca-Celendín y Hualgayoc. A él no le interesó el futuro de los ríos Jadibamba, Chirimayo, Chugurmayo, Punre y Rejo, afluentes del Sendamal (Celendín), Chaullagón, afluente del Chonta (Cajamarca) y el Quengorío, afluente del Llaucano (Bambamarca). No le pareció importante que en el lugar se ubiquen más de 20 lagunas y que exista un complejo de humedales circundantes inmediatos a dichas lagunas. Sí le apasionó que el proyecto tenga una inversión de 4800 millones de dólares, los mismos que serán recuperados en 30 meses, mientras que la operación durará 19 años.
Por otro lado está la indiferencia de las autoridades municipales, regionales y nacionales. Además, está la indiferencia de los líderes de opinión que saben lo que está pasando pero no dicen nada al respecto. Se le ha notificado al Ministro del ambiente y al Ministro de energía y Minas, se les ha solicitado que nos expliquen el Estudio de Impacto Ambiental. En su momento, la autoridad nacional desconoció la Zonificación ecológica, la ordenanza municipal y regional. La ley general del ambiente le pareció insignificante.
El pueblo ignora la belleza del santuario de lagunas y del impacto negativo que tendría su explotación. El agua escasea y escaseará cada vez más. Seguramente muchos ojos de agua y algunas cataratas se perderán. Eso lo ignora el pueblo, por eso no actúa, por eso no dice nada.
La codicia, la indiferencia y la ignorancia campean en el Perú y en especial en mi Región Cajamarca. Esta triple alianza ensombrecerá nuestro futuro, generará violencia, atraerá a la nueva muerte. Es urgente el imperio de la transparencia, de los tratos claros, del respeto mutuo y de la verdad. Es indispensable que tomemos conciencia sobre el futuro de nuestra gente, que tengamos en cuenta el medio ambiente como una filosofía de vida y no como gesto político y mediático. Es necesario que recordemos que los hombres y mujeres somos parte de la naturaleza, por lo que no debemos actuar en contra de ella. Hay que entender la inversión como un medio y no asumirla como un fin. Evitemos que la voracidad del capital nos oriente por el camino de la destrucción y de la muerte. Seamos sensibles y sensatos, defendamos la vida, defendiendo nuestras lagunas.
(*) Congresista de la República