De cuestionados por sus actos a implacables fiscalizadores

por Ignacio Moreno Reyes

Mírenlos que eficientes, para eso si, nada que hacer, no hay lugar para un ápice de errores. La derrota los va a tener rascándose por lo menos 5 años, ya no solo se trata de Aída García, Ollanta, o de Gana Perú; son solo excusas para ir golpeando de a pocos  “nos han robado nuestro programa” “hay que volvernos populistas en la propuesta hasta ganar y liberales en la ejecución”    “así hicieron Fujimori, Toledo y Ollanta...ya en el Gobierno hicieron contrario a lo que ofrecieron”; ahí los tenemos de cuerpo entero perfilándose con todo para “acabar” con los que se han atrevido a quitarles su “democracia” .

 

La corrupción tiene raíces muy extendidas  la arrogancia y las estruendosas movidas de sus adalides, sabemos tienen un claro propósito, ir desmoronando de a pocos al gobierno patriótico de Inclusión Social. Para los que ahora fungen de implacables fiscalizadores, sus antecedentes no cuenta; autores intelectuales o cómplices de asesinatos, asociación ilícita, colusión, estafa, evasión de impuestos, testaferro y otras formas mas que los identifica, son cualidades que solo cobija  la santa libre empresa.

Todo aquello de que “nos conviene el éxito del gobierno, para el bien de todos los peruanos” repetido como grabadora,  sabiendo de quienes viene, es solo una de las tantas poses para cazar incautos, en su subconsciente ya quisieran ver al gobierno arrodillarse para lanzarse encima y  desmontar todo lo avanzado. Que podemos hacer,  si ese es el reto que Ollanta les ha planteado a los medios adversos “me ganaré su confianza” lo cual significa en demostrar que el gobierno es superior a sus adversarios; entonces, el gobierno, no puede darse el lujo de otorgarle al enemigo, un mínimo tramo de su cancha, aunque las denuncias sigan por “quítame esta paja”.

El asunto está en porque se las recibe y como se las contesta, si hemos hecho algo que nos desluce, pues, actuemos de inmediato con las maneras y las formas que la mayoría del pueblo las recibe y las acepta; no para complacer a los fiscalizadores de dudosa reputación. Lo siempre era actuar con las  corruptas formas del “toma y daca” costumbre hecha en los gobiernos pasados, cuando la llamada “oposición democrática” detectaba un acto doloso, empezaban los chantajes no para solucionar el problema sino para conseguir prebendas; así el gobierno  se allanaba a complacer con un favor para acallar al “contrario”; esa era la convivencia para “salvar el sistema democrático”. Para un gobierno de nuevo tipo como el actual esa vieja forma de actuar sería un suicidio.

Ahora estamos con un gobierno popular que representa a la mayoría del pueblo, su fortaleza radica precisamente en el respaldo de las organizaciones sociales de esas mayorías no por lo ofrecimientos sino por los hechos tangibles que se están implementando y será invencible en la medida que baya consolidando hechos mas trascendentes; por eso hay que hacer uso eficiente, también porque no, de lo que el  libre mercado a creado: la publicidad y el marketing político.