USA 2012: Un padrino y una tigresa
Por Eduardo González Viaña
Hace unos años cuando era catedrático en Berkeley solía llamar desde mi casa a algún taxi de la compañía “Brahma”. Sus choferes eran hindúes y llevaban barba y turbante.
Dejaba mi carro en casa y me instalaba en uno de esos taxis. Hundido en el sillón de atrás mientras pasábamos los puentes de San Francisco, tan sólo veía el turbante del conductor, la neblina de la ciudad y las aguas calmas del océano pacífico. Me sentía a bordo de una alfombra mágica.
Un día, sin embargo, llegó a buscarme un chofer pelirrojo y pecoso a bordo del taxi “Brahma”. Era de Nueva York, y por supuesto no usaba turbante. Al confiarle mi desilusión, me respondió que la compañía estaba obligada a dar trabajo a por lo menos un hombre de la etnia minoritaria en este caso era la blanca.
-“Equal Opportunity” (Iguales oportunidades)- me respondió haciendo referencia a la ley que obliga a las empresas a emplear cuotas de los sectores raciales o sexuales minoritarios.
La historia viene al caso porque las políticas de preferencia a las mujeres, a la gente de color y a los homosexuales pertenecen generalmente a los sectores considerados progresistas en este país.
El padrino
Lo curioso es que la Equal Opportunity parece estar alcanzando hoy a los republicanos, sus tradicionales enemigos. Un precandidato de raza negra, Herman Cain y una mujer, Michele Bachman, tigresa del “Tea Party”, son hasta ahora quienes más posibilidades tienen para representar a su partido en la lucha por la presidencia de los Estados Unidos.
Herman Cain, un multimillonario que debe su fortuna a la industria de las pizzas Godfather (Padrino), se ha hecho famoso por un plan económico llamado 9-9-9 que, en última instancia, traslada la carga impositiva a los ciudadanos de medianos o bajos ingresos mientras que libera de impuestos a los que perciben ingresos millonarios.
Cain y Bachman compiten en perversidad contra los inmigrantes ilegales. El candidato afroamericano dijo alguna vez que se debe electrificar el muro de la frontera. En vez de quemar vivos a los inmigrantes, la señora Bachman prefiere construir una sofisticada muralla que también sería subterránea y que podría terminar sepultando a los invasores. Hay que recordar que tanto Cain como Bachman y todos los precandidatos republicanos se consideran fervientes cristianos.
La tigresa y la “familia ejemplar”
Como de costumbre, los republicanos suelen darnos excelentes motivos para sonreír. La señora Bachman ha hablado de Libia, pero no sabe que está en África, tal vez en Europa o en América del Sur. En otra ocasión, acudió a un homenaje del desaparecido cantante Elvis Presley, pero olvidó que se conmemoraba su fallecimiento y gritó sonriente: ¡Feliz cumpleaños!. Por fin, confundió la localidad natal del actor John Wayne con la de un asesino en serie llamado John Wayne Gacy.
Bachman ha revelado que fue Dios quien le aconsejó buscar la presidencia de los Estados Unidos. Además, el Creador hizo de correveidile para presentarle a un hombre y exhortarla a que se casara con él. Marido y mujer forman ahora una familia ejemplar y dirigen una clínica cristiana para curar homosexuales.
Con menos sentido del humor pero con más ferocidad, Herman Cain ha reiterado que los desempleados no tienen trabajo porque no quieren y los ha conminado a que no sigan culpando de ello a los ricos.
La Biblia en su equipaje no es la única coincidencia de todos los precandidatos republicanos. También lo es la idea, inicialmente difundida por el presidente Bush, de deshacer la seguridad social. Predican ellos que los trabajadores podrían obtener un mejor retorno de la inversión en valores que cotizan en bolsa.
Si la idea del Sr. Bush se hubiera convertido en ley, la mayoría de los ciudadanos habría jugado al casino con su futuro. Millones se habrían convertido en mendigos en 2008 cuando colapsó el mercado de valores. Sería otro de los cataclismos de aquel apocalíptico gobierno. Ahora, el posible futuro presidente republicano nos vuelve a amenazar con eso.
A propósito, ¿qué pasó con el taxista de Berkeley?... Eso fue en los años 90. Después de pedirme disculpas por no ser hindú ni llevar turbante, me preguntó de qué país era yo.
-Ah, peruano. Ustedes son los que han elegido presidente a un japonés.
--“Equal Opportunity”- le contesté.